De botones del Marriot a levantar un imperio hotelero de 3.000 millones

Alan Fuerstman
Alan Fuerstman

Antes de ir a la universidad, Alan Fuerstman logró un puesto de portero en el hotel Marriot de su ciudad natal... no se imaginaba que, con ello, estaba poniendo el primer ladrillo del multimillonario imperio hotelero que acabó creando de la nada. A sus 62 años, este visionario ha acumulado una cartera de hoteles, complejos turísticos y residencias privadas con la que que, solo en 2018, obtuvo unos ingresos de 400 millones de euros: ¿cuáles son las claves de su éxito?

Lo que empezó como una ocupación adolescente a a tiempo parcial para ganar un 'extra' ante su futura vida universitaria, abrió ante Fuerstman un nuevo horizonte: la renovación del mundo de los resorts de lujo. Su estilo fresco y espontáneo fue una de las claves del éxito de la compañía que fundó en 2002, Montage International, que hoy cuenta con una cartera de instalaciones hosteleras por valor de 3.000 millones de dólares. 

El directivo cuenta a la revista Inc. que comenzó ocupándose del turno de noche de la portería del Marriott de Saddle Brook, Nueva Jersey. Su disposición para realizar horas extra llevó a sus responsables a encomendarle tareas cada vez más importantes: se encargaba del servicio de taxis para los inquilinos, cargaba sus equipajes y limpiaba sus automóviles... Aunque asegura que no fue fácil compaginar el trabajo en el hotel con sus estudios de secundaria y sus entrenamientos en el tenis de competición,  su tenacidad le aseguró un ascenso en poco tiempo. 

"Fui amable con un cliente... resultó ser el CEO de Fairmont Hotels"

Fuerstman asegura que fue su seriedad frente a sus ocupaciones lo que más le ayudó a ampliar su círculo: "Un tal Bob Small se registró un sábado por la noche en el hotel, empezó a incordiarme con numerosas preguntas y yo le respondí con amabilidad... en unas semanas me enteré de que se trataba del nuevo CEO de Fairmont Hotels". Así, gracias a su profesionalidad en las 'pequeñas' tareas, pudo hacer de Small su nuevo mentor.

Fue este quien le introdujo en la gestión hotelera, cuando invitó a un Fuerstman recién graduado a la apertura de su nuevo resort, Rancho Las Palmas, en California. Allí entró en contacto con el día a día de la dirección, conoció todo lo necesario para 'empezar a rodar', pero también las claves del éxito: desde cómo motivar a la plantilla hasta cómo mantener frescos los alimentos.

Las desviaciones del camino hacia el triunfo

El empresario se graduó en Ciencias Políticas en Pensilvania pero, tras un verano haciendo prácticas con un joven senador, se dio cuenta de que este no iba a ser su camino. Una vez más, fue Bob Small quien le hizo cuestionarse su futuro, justo antes de ofrecerle su primer trabajo a jornada completa: "Me preguntó si de verdad quería ser abogado, después me ofreció el puesto... y yo acepté".

Con 22 años se convirtió en gerente del Newport Beach Marriott. Desde allí fue pasando por diferentes recepciones, involucrándose cada vez más en las labores de mayor responsabilidad en cada resort. Fuerstman recuerda que en 1994, el hotel de Arizona en el que trabajaba, adquirió el Phoenician Resort en Scottsdale por 240 millones. Este fue su primer proyecto personal como director gerente y elevó el valor del hotel a más del doble en solo cuatro años: en 1998 ya alcanzaba los 500 millones.

Apuntarse este primer 'tanto' le insufló el coraje suficiente para lanzarse por su cuenta. No solo por los resultados económicos, tanto los clientes como los trabajadores reconocieron estar más felices bajo su mando. Este fue el punto de inflexión del que partió para fundar una compañía de un valor multimillonario: "Me dije que tal vez eso podría ser lo mío". 

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