Melodías para la concentración

La música que nos pone la piel de gallina aumenta nuestra productividad

A través de las últimas técnicas en neuroimagen, un estudio analiza los efectos en el cerebro de escuchar las canciones que nos producen una respuesta emocional.

Led Zeppelin es uno de los grupos de rock más influyentes en la historia de la música. /L.I.
La música que nos pone la piel de gallina aumenta nuestra productividad. En la imagen, la banda Led Zeppelin.

¿Se te eriza el vello de la espalda cada vez que empieza el solo de guitarra de tu canción favorita? No le pasa a todo el mundo, pero escuchar una canción puede producir respuestas emocionales tan profundas que incluso pueden llegar al escalofrío (u 'orgasmos de piel', como los definió hace unos años un estudio que los comparaba en intensidad con la sexualidad). Ahora, una nueva investigación llevada a cabo en Francia ha analizado los efectos en el cerebro de escuchar ese tipo de canciones, a través de las últimas técnicas en neuroimagen. ¿El resultado? Una canción tarda de media 8,75 segundos en provocar una respuesta emocional en el cerebro.

Tal y como explican en 'Psychology Today', desde la perspectiva de la neurociencia, cuando un participante del estudio experimentaba placenteros escalofríos musicales, se observó un aumento de la actividad en las ondas Theta de la corteza prefrontal, así como índices más altos de excitación y respuesta emocional. Este tipo de ondas también están asociadas con las primeras etapas de sueño (fases 1 y 2), en las que promueven la relajación y el sueño, tanto despierto como dormido. Pero, al mismo tiempo, la sincronización o la propia emisión theta hace que nuestro cuerpo adquiera mayor receptividad, lo que condiciona la velocidad de concentración.

Se trata de unas conclusiones que refrendan un estudio de 2016 llevado a cabo por el investigador Matthew Sachs, que pasó todo un año investigando las reacciones de distintos sujetos al escuchar sus canciones favoritas: conectando electrodos en la cabeza de los sujeto de estudio, se dedicó a analizar sus reacciones al escuchar esa selección musical y cómo funcionaba su cerebro en el momento se producía ese fenómeno. El nuevo estudio no solo identifica el momento exacto en el que nuestro cerebro reacciona poniéndonos la piel de gallina, sino que además apunta que altera las ondas Theta y, por tanto, mejora nuestra productividad.

En este sentido, quienes sienten la música a flor de piel (repetimos, no le ocurre a todo el mundo) tienen más conexiones neuronales en la zona que une la corteza responsable de la escucha y las áreas responsables de los procesos emocionales. Un rasgo que permite, entre otras cosas, mejorar nuestra concentración en el trabajo. Por eso, cada vez está más extendido el uso de auriculares en las oficinas: aunque pueda parecer contraproducente -hay quien necesita silencio absoluto para mantener la concentración-, la música puede ayudar a mantener la atención e, incluso, a asimilar conceptos cuando estamos estudiando

Además, según otro reciente estudio realizado por el programa de musicoterapia de la Universidad de Miami, los sonidos melódicos ayudan al cerebro a segregar dopamina, conocida también como la hormona de la felicidad. Su presencia en el organismo provoca una mejora en el estado de ánimo, el aumento de la creatividad, la reducción del estrés hasta un 65% o la predisposición a ser más activos, entre otras ventajas. No es de extrañar que sea un método eficaz para abstraernos mientras trabajamos. Y, por supuesto, la mejor opción según los expertos es siempre la música clásica, o cualquier canción melódica.

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