En las semanas posteriores a la declaración del estado de alarma a raíz del coronavirus, en diversos lugares del mundo se hicieron virales vídeos de todo tipo de animales ocupando las calles vaciadas de coches y peatones. Aunque algo hiperbólicas, aquellas escenas evidenciaron que, ante la ausencia de presencia humana, el reino animal tiende a ocupar esos espacios. De hecho, incluso es capaz de llenar edificios de oficinas, como sucedía en películas como '12 monos' (1995). Y, si no, que se lo pregunten a Invoca, una startup ubicada en Santa Bárbara (California, EEUU): tras pasar casi un año teletrabajando, la plantilla ha vuelto a la oficina este mes y, para su sorpresa, ha descubierto que las instalaciones ya estaban ocupadas por nada menos que 20.000 abejas.
Tal y como relata este artículo de 'Inc', mientras los 210 empleados de Invoca trabajaban desde casa durante la pandemia, una colonia de abejas estaba ocupada construyendo una enorme colmena dentro de las paredes del edificio de tres pisos que la empresa tiene alquilado en Santa Bárbara. Pasaron los meses y, para cuando los empleados volvieron a la oficina, la colonia había crecido hasta las 20.000 abejas. "Hemos hablado mucho sobre los desafíos que suponía volver a la oficina... Pero no habíamos pensado en este en concreto", explica con humor Gregg Johnson, director ejecutivo de la empresa. "Nunca, en un millón de años, ni en mis sueños más locos, hubiera imaginado que este sería un problema con el que nos encontraríamos en las instalaciones".
Sin embargo, también pudo deberse a algo de falta de previsión por parte de Invoca, ya que una empleada ya había advertido la presencia de las abejas a finales de abril de 2020, cuando fue a revisar la oficina después de un temporal. Vio abejas muertas en un pasillo cerca de la entrada trasera y supuso que, de alguna manera, el viento las había llevado al interior. Craso error: cuando regresó aproximadamente una semana después, había aún más abejas. Parecía extraño, pero sin abejas vivas a la vista y con todos los empleados trabajando de forma remota, la empleada no se preocupó demasiado. Luego pasaron los meses y ella siguió viendo más y más abejas muertas cerca de la entrada.
Incapaz de encontrar la fuente de las abejas en el edificio, la empleada decidió llamar a una empresa especializada en plagas. Usando imágenes térmicas, un técnico rastreó la colmena de las abejas fuera del edificio en cinco minutos. Los insectos habían encontrado una forma de entrar a través de un agujero en la pared exterior de ladrillo del edificio y se establecieron en un espacio entre el segundo y tercer piso. El técnico calculó que habían estado allí al menos seis meses. También había un panal más antiguo, lo que indica que un número menor de abejas había vivido anteriormente en ese espacio durante varios años. Las abejas aparentemente estaban muriendo porque, después de ser atraídas por las luces de la entrada, quedaron atrapadas en el pasillo.
La semana siguiente, el técnico hizo un agujero en el techo de un baño del segundo piso y se pasó todo el día atrayendo a las abejas hasta un recipiente. El nido y las abejas, incluida la reina, se extrajeron de forma segura y se trasladaron a un entorno natural. Un final feliz para todos, incluido el CEO de la compañía, que es alérgico a las picaduras de abejas y explica que estaba "atónito" al enterarse del incidente, pero aliviado de que sucediera mientras la oficina estaba vacía. Por suerte, la compañía no tenía una necesidad urgente de volver a la oficina y probablemente lo retrasará hasta finales de la primavera o el verano. Y, por supuesto, entre medias todos los empleados podrán disfrutar de litros de miel totalmente gratis.
