Deuda, en el punto de mira

El ahorro conservador se tambalea este enero por la incertidumbre de los tipos

El retraso en las bajadas de tipos golpea los precios de los bonos y, aunque eleva las rentabilidades de la deuda, está castigando otra vez a los productos de inversión de corte más conservador.

Varias personas hacen cola para contratar Letras del Tesoro, en el Banco de España.
Varias personas hacen cola para contratar Letras del Tesoro, en el Banco de España.
Carlos Lujan

La renta fija es la gran apuesta de 2024. Una apuesta que pinta bien, pero que de momento está saliendo mal. La peor pesadilla de los inversores en renta fija es que las expectativas sobre las bajadas de tipos no se cumplan y es lo que está sucediendo. Los mercados y muchos inversores llegaron a descontar a principios de año hasta siete bajadas de tipos en Estados Unidos en 2024 y seis en Europa, y ahora parece que no serán tantas ni tan pronto.

El resultado ha sido una caída generalizada del precio de estos activos en enero que va desde el 0,7% de los bonos 'high yield' al 3% de los bonos ligados a la inflación, y un duro golpe para el bolsillo de los inversores conservadores. El reto sigue siendo enorme. Los inversores más conservadores tendrán que jugar con las nuevas cartas que vayan repartiendo los bancos centrales, las idas y venidas en las expectativas de tipos de interés, batir a una inflación que seguirá rondando el 3% y encajar además el frenazo económico y el riesgo geopolítico

¿Tipos al 4,5% hasta verano?

Aunque las expectativas sobre los tipos estén desorientando a muchos inversores, sobre el papel el guión de la economía ya ha empezado a cambiar y eso significa que el interés que pagan los depósitos y los bonos no subirá más. "Cuando el mercado empiece a valorar el primer recorte de tipos, proporcionará un apoyo adicional a los mercados de bonos soberanos porque los depósitos a corto plazo dejarán de ser atractivos"., apuntan desde Schroders.

En este sentido, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha anunciado que el momento más probable para empezar a bajar el precio del dinero desde el 4,5% actual será el verano, sin embargo, el matiz reside precisamente en la longitud del estío. Por otro lado, el repunte de la inflación en diciembre hasta el 2,9% podría ser un indicador que confirmaría que habrá tipos de interés altos para rato, al menos durante todo el primer semestre del año.

Un punto a favor de la renta fija es que la eurozona, China y Reino Unido han experimentado una combinación de debilitamiento de la inflación, bajo crecimiento y malos indicadores prospectivos en la última mitad del año. Factores que favorecen a los bonos, según señalan desde UBS Iberia.

¿Cuál es el plazo más conveniente para invertir?

La mejor noticia para los inversores que invierten en renta fija, en especial, a corto plazo es que los plazos cortos seguirán ofreciendo rendimientos más atractivos que a medio y largo plazo. La menos buena es que los rendimientos de corta duración también serán menos seguros que los que ofrecen los tramos más largos de la curva.

Con una Letra española de corta duración a seis meses, se puede obtener en la actualidad una rentabilidad del 3,63%. Pero, más rentabilidad, supone también mayor riesgo. El riesgo de que las rentabilidades bajen durante ese periodo y cuando toque reinvertir ese dinero las ofertas disponibles sean menores.

La pregunta del millón sería entonces, cuál es la mejor estrategia para exprimir todo el ahorro: ¿Ganancias inmediatas o protección futura? Adquirir ahora Letras a tres, seis y nueve meses que rentan en el entorno del 3,5% parece la opción más atractiva en estos momentos. Ningún depósito a plazo de una entidad española es capaz de ofrecer una rentabilidad tan alta en tan poco tiempo.

Pero, considerando una apuesta equilibrada, que el BCE baje tres veces 25 puntos básicos los tipos de interés en 2024, las opciones para un inversor en letras del Tesoro serán, al menos, 75 puntos básicos inferiores al 3,5%% actual. Una rentabilidad aceptable del 2,75%, pero que irá a menos en 2025 y que seguirá muy pegada a una inflación prevista en el entorno del 3%.

Por el contrario, con la deuda a medio y largo plazo, la plusvalía por la subida de los precios y la caída de las rentabilidades puede llegar a ser mayor que el cupón de los bonos en los que invierte. Mauro Valle, responsable de Renta Fija en Generali Asset Management, considera que los vencimientos de 1 a 5 años ofrecen la mejor relación riesgo-rentabilidad, pero a lo largo del año puede ser prudente alargar la duración de los diferenciales, para “permanecer en territorio seguro”.

En todo caso, no es nada descartable que estas estrategias tengan que revisarse si la desaceleración de la economía y de la inflación cogen más velocidad de lo previsto. Desde abrdn, aseguran que es probable que los tipos de interés bajen mucho más rápido de lo que pronostican los bancos centrales y “a un ritmo mayor del que descuenta el mercado”. Según sus cálculos, Europa ya se encuentra en una situación de estancamiento y recesión técnica. China no actuará como motor del crecimiento mundial y Estados Unidos está dando señales de que empiezan a aparecer grietas tanto en el mercado laboral como en la economía en general.

¿Qué se puede esperar ahora de la renta fija?

Pese a estas primeras decepciones, la gran mayoría de las firmas de inversión siguen viendo un gran potencial en la renta fija. “Esperamos que los tipos terminen 2024 a la baja. Si consideramos el bono del Tesoro de Estados Unidos a 5 años, esperamos cerrar el año en el 3,6%, mientras que el Bund se situará en el1,8%”, señala Jaime Raga, de UBS AM Iberia, en declaraciones a La Información.

“Con la ralentización del crecimiento y de la inflación, y con la mayoría de los bancos centrales desarrollados acercándose al final de sus ciclos de subidas de tipos, la historia demuestra que, a menudo, es en este momento cuando las inversiones en bonos proporcionan los mayores beneficios”, explican desde Schroders.

En esa misma línea, Álvaro Antón, Country Head Iberia de abrdn, asegura que “el mejor momento para comprar deuda pública es cuando los tipos de interés han tocado techo y, en nuestra opinión, ese momento ha llegado por fin”.

Enero ha sido un tropiezo importante para el ahorro más conservador, y eso demuestra que con gran parte del año aún por delante, lo más prudente es estar preparado para una variedad de escenarios que a menudo pueden ser difíciles de interpretar. El juego de las letras, los bonos, los fondos monetarios, los de renta fija o los ligados a la inflación sólo acaba de empezar.

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