Nuevo escenario en los mercados

El riesgo de desaceleración de la economía devuelve protagonismo a la cartera 60/40

El esquema clásico invertir 60% en bolsa y 40% en bonos ha registrado un peor comportamiento en los dos últimos años debido a la escalada de los tipos de interés pero resurge ante su estancamiento y futuros recortes.

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El riesgo de desaceleración de la economía devuelve protagonismo a la cartera 60/40
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2023 fue un año sobresaliente para los índices de renta variable de los mercados desarrollados, ya que la mayoría de ellos registraron rentabilidades de doble dígito. El S&P 500 sumó un año en términos de rentabilidad que no se vio desde el 2020, con una subida de más del 23%. Pero más allá de eso, el debate vuelve a estar dentro de las gestoras sobre qué modelo de inversión se puede rentabilizar y si es interesante diversificar entre clases de activos.

El telón de fondo siempre importa. Al menos para el consenso de mercado. Los principales bancos centrales están en modo dependiente de los datos, y con las lecturas de inflación superando las estimaciones, los inversores apuestan por que el ciclo de subidas ha terminado, lo que supone un poderoso viento de cola para la renta variable sobre el papel.

La atención se centra ahora en el número de recortes de tipos de la Fed que se producirán el próximo año. La media del mercado prevé cinco, lo que implica un aterrizaje suave en el que el crecimiento caiga, pero siga siendo positivo y la inflación se mueva hacia el objetivo; algunos incluso lo describen como un escenario de “ricitos de oro”.

El argumento a favor de un aterrizaje suave alude a unos balances saneados de los hogares y las empresas, que no están excesivamente apalancados, y a un mercado de trabajo todavía sólido. La tasa de paro se encuentra en el 3,7%, mientras que los subsidios iniciales de desempleo en el país norteamericano han caído a su menor nivel desde septiembre del 2022, con 187.000 nuevas peticiones. Por tanto, desinflación que, en términos de tendencia, sigue su curso, y mercado laboral sólido.

Esta situación sigue planteando dudas a los expertos sobre cuál es la mejor dinámica de inversión. Sobre todo, porque aún no hay plena confianza en que la economía estadounidense vaya a evitar algún tipo de aterrizaje que afecte de alguna manera a las compañías cotizadas.

“Existe el argumento de que los efectos de la restricción monetaria se han retrasado debido al exceso de ahorro de los consumidores y a la deuda a más largo plazo emitida por las empresas cuando los tipos aún eran bajos… Ambas tendencias están desapareciendo, el exceso de ahorro se ha agotado y las empresas tendrán que refinanciarse cada vez más en los próximos años”, avisan los expertos de Fidelity.

En este entorno de ciclo tardío, con una tasa de desempleo baja y una inflación por encima de los objetivos, y con una previsión de un aterrizaje suave por parte del mercado, incluso un resultado favorable, según estos analistas, podría no proporcionar una ventaja significativa, mientras que existe la posibilidad de decepción si algo desafía la narrativa de que la economía de Estados Unidos evitará la recesión. “Las empresas defensivas y de calidad a precios razonables deberían proporcionar un mejor rendimiento relativo en esta fase y también son mejores para aislar a los inversores en una recesión”, concreta.

El regreso de la cartera 60/40

No obstante, una de las principales narrativas por parte de las casas de análisis está en focalizarse de nuevo en un esquema de cartera 60/40 –esto quiere decir: 60% de exposición a renta variable y 40% a renta fija–, para equilibrar la balanza y, también, evitar posibles sorpresas en el espacio macroeconómico.

Cabe recordar que hace un año, los titulares afirmaban que la cartera 60/40 de renta variable y renta fija estaba obsoleta y que ya no servía. En el pasado mes de diciembre, la estrategia registró su mayor rentabilidad en más de 30 años. En términos anualizados este esquema de inversión cosechó el pasado ejercicio una rentabilidad del 18%, según datos de Morningstar.

“El éxito de la asignación depende de la correlación entre renta variable y renta fija, que no siempre es negativa, como demostraron los malos resultados de los últimos años… Es importante tener en cuenta el ciclo del mercado en el que nos encontramos, así como el foco temporal de las inversiones”, comentan desde la gestora norteamericana.

Históricamente, la cartera 60/40 ha tenido un rendimiento promedio desde 1985 del 7,28% anual. En los últimos 40 años, solo en nueve ocasiones ha registrado retornos negativos, por lo que es una estrategia que se puede tener en cuenta a la hora de plantearse invertir en el largo plazo.

La cartera 60/40 es más probable que tenga mejores rentabilidades cuando la inflación está por debajo del 3%, como se ha demostrado en las últimas décadas y únicamente sufre un mayor impacto en procesos pre recesivos o ya cuando la sombra de la crisis económica ha llegado.

“Las condiciones actuales y, sobre todo, después del descenso de las rentabilidades del 2022 y tras un 2023 de recuperación, ponen de nuevo a la cartera 60/40 en el foco para el 2024”, dice JP Morgan en un reciente informe. “Con la renta fija como activo que puede ser estrella este año, puede tener el equilibrio perfecto”, termina.

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