Los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y el sentimiento de los votantes dependen de muchos factores, pero la historia demuestra que las condiciones económicas ocupan un lugar preponderante entre las cuestiones clave. La combinación de sólo dos variables, como son la inflación y el desempleo, tiene un impresionante historial de aciertos en la predicción de los comicios en el país norteamericano. Incluso, mucho más de lo que dicen las encuestas.
En la actualidad, los sondeos apuestan por una batalla entre el presidente actual, Joe Biden, y el ex presidente republicano, Donald Trump, con ventaja para este último. La encuesta más reciente publicada en CBS, sin ir más lejos, otorga al magnate neoyorkino una ventaja de dos puntos sobre el líder demócrata. Un ánimo que ya se palpa, tal y como se observó en el resultado de los caucus en Iowa –primarias republicanas en dicho estado–, ya que ganó a sus rivales con el 50,9% de los votos.
La dinámica en la que un expresidente se presenta de nuevo contra un candidato en el cargo es muy poco habitual, algo que ya se vio en la aparición del tercer partido de Theodore Roosevelt en 1912 y en la exitosa carrera de Grover Cleveland contra Benjamin Harrison en 1892.
No obstante, más allá de los sondeos, el devenir económico, en términos históricos, tiene mucha importancia para anticipar el resultado que puede salir de las urnas. Un último estudio realizado por BNP Paribas concreta que, si se mantiene la relación de la importancia del desempleo y la inflación como así ha sucedido en promedio en las últimas décadas, los demócratas podrían aguantar el control de la Casa Blanca.
“Por el contrario, con el consenso que sitúa las probabilidades de recesión cerca del 50%, las condiciones económicas podrían cambiar fácilmente hacia un escenario de cambio de régimen (es decir, favorable a los republicanos)”, aseguran los expertos de la entidad bancaria francesa.
Las recesiones cercanas a unas elecciones presidenciales son un acontecimiento negativo para el partido en el poder, como se demostró en 2020, 2008, 1992, 1980 y 1960. En todos esos años, el poder ejecutivo cambió de partido. Así, este análisis sugiere que la suerte de los partidos en el poder está ligada al “índice de Miseria” (Misery index), que mide ese impacto en el mercado laboral y en los movimientos de los precios de consumo.
“Nuestro estudio de las principales variables económicas desde finales de los años 50 hasta la actualidad revela un impresionante historial del electorado estadounidense premiando (o castigando) a los presidentes en el cargo y a sus posibles partidos en función del bienestar económico (...) A efectos de este análisis, utilizamos el ‘misery index’, que es la suma del desempleo y la inflación”, comienzan describiendo los expertos del banco.
La idea es que en un entorno de aumento del desempleo o de la inflación, o de ambos, los hogares experimentan un aumento de la 'miseria económica' o de sus condiciones de vida cotidiana. “De forma similar, los votantes recompensan a los gobernantes durante los periodos de buenos resultados económicos, es decir, con un índice de miseria decreciente”, explican.
A su vez, se inclinan por derrotar al partido en el poder en momentos en los que ese indicador da malas señales, como ocurrió en 1960, 2000, 2008 y 2016, según recuerda BNP en su informe: “Pero, está claro que normativamente los votantes recompensan a los gobernantes en periodos de buenos resultados económicos, es decir, con un índice de miseria decreciente”.
¿Más favorable a los demócratas?
Según la mayoría de las previsiones económicas actuales, las tendencias económicas son favorables al partido demócrata en el poder, tal y como opina BNP Paribas en su análisis. “La inflación desciende rápidamente y el desempleo se mantiene en niveles bajos, lo que hace que el índice de miseria actual sea del 6,8%, es decir, unos 3,2 puntos por debajo del nivel de hace un año”, concreta.
Para los demócratas, la señal del 'Misery index' se vendrá abajo a lo largo del 2024, a medida que disminuya el impulso inflacionista y aumente la escasez de mano de obra en una economía en recesión. “En octubre, el índice se acercará a 0,4, no muy lejos del umbral máximo que indicaría que las condiciones están a punto de inclinarse a favor de la candidatura republicana”, matiza el banco francés.
La media de seis meses del índice era de 7,2 en octubre de 2023, por lo que una combinación de desempleo e inflación en torno al 4% y al 3%, respectivamente, pondría las condiciones al borde del abismo, tal y como ahonda la entidad. “Si se cumple nuestra previsión de inflación del 2,2%, un desempleo en torno al 4,9% (de nuevo, sobre el escenario medio de seis meses) significaría un problema para los demócratas”, aseveran los galos en su informe.
“En resumen, aunque los vientos de cola económicos pueden ser suficientes para que los demócratas conserven la presidencia, no haría falta una previsión inusual para que esas fuerzas se decanten a favor del ganador”, concluye BNP.
