No puede fallar. El Tesoro Público vuelve a salir esta semana al mercado para vender deuda con la financiar el déficit del Estado, repagar deudas anteriores o las nuevas políticas de gasto del Gobierno de Pedro Sánchez. España sale a partir de este martes al mercado a la búsqueda de inversores y fiará el éxito de las operaciones a sus dos principales compradores: el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos privados. Sin embargo, a diferencia de las subastas anteriores, lo hará en plena agitación de los mercados y con la prima de riesgo -diferencial de la deuda española con la alemana- ‘in crescendo’. Además, las previsiones económicas de firmas como Goldman Sachs sitúan a España en una desaceleración más acusada por los efectos del coronavirus.
El índice de riesgo financiero del país ha comenzado la semana con un incremento de cuatro puntos, hasta 93, motivado por la fuerte caída de la rentabilidad de la deuda alemana a diez años (-0,62%) y el ligero aumento de la española hasta el 0,3%. Esto significa que el precio de los bonos, que se mueven de manera inversa al rendimiento, está cayendo por las ventas de los inversores. Desde que comenzó la crisis europea del coronavirus con el descubrimiento del foco italiano, la prima española ha pasado de 69 a 93 puntos, su nivel más alto en más de nueve meses y cerca de los 100 puntos básicos. Incluso el riesgo de Reino Unido está a punto de caer de ese nivel tras la resolución a corto plazo del Brexit.
El Estado espera traer a las arcas públicas entre 8.250 y 10.750 millones de euros en deuda de corto plazo (Letras a 6 y 12 meses) y de largo plazo (bonos y obligaciones a 3, 5, 10 y 15 años). El Tesoro volverá a contar con la ayuda del BCE, que mantiene activo su programa de compra de activos por valor de 20.000 millones de euros mensuales. También con los planes de pensiones, en su búsqueda permanente de seguridad, pero comenzará a tener algún problema más con los bancos privados. Se enfrentan a tiempos de incertidumbre por el previsible incremento de las tasas de morosidad que provocará la crisis del coronavirus entre las empresas y la ola de refinanciaciones que tendrá que afrontar.
El jefe de estabilidad financiera y ‘número dos’ del BCE, Luis de Guindos, recordó este lunes que el banco está “listo para actuar” ante el ‘shock’ del coronavirus, pero alertó de que "las vulnerabilidades de estabilidad financiera han aumentado en los últimos meses", en gran medida, porque "los mercados financieros mundiales se han visto afectados por la intensificación de las preocupaciones sobre la propagación del virus". Además, De Guindos hizo hincapié en las altas valoraciones de algunos activos, entre los que se incluye, según los expertos, la deuda pública.
El Tesoro que dirige Pablo de Ramón-Laca Clausen comenzará su ronda en los mercados este mismo martes con letras a 6 y 12 meses, con un objetivo de emisión de entre 4.000 y 5.000 millones de euros, la mitad de lo que prevé conseguir esta semana. El pasado 11 de de febrero ambas emisiones registraron un tipo de interés del -0,469% y -0,452%, según informa Europa Press. El jueves 5 de marzo, el Estado volverá a testar los mercados con una emisión de deuda a largo plazo en la que ofrecerá bonos a 3 años, con cupón del 0%; bonos a 5 años, con cupón del 0%, obligaciones a 10 años, con cupón del 0,50% y obligaciones a 15 años indexadas a la inflación, con cupón del 0,70%.
La referencia en los bonos a 3 años es el marginal del -0,290% registrado en la emisión del 11 de febrero, y en los bonos a 5 años el tipo del -0,205% de la puja del 25 de febrero. En el caso de las obligaciones, en las obligaciones el tipo de interés marginal de referencia es el 0,241% de la emisión del 20 de febrero, y en las obligaciones a 15 años indexadas el tipo del -0,434%, anotado en la emisión del pasado 9 de enero.
Según la estrategia de financiación de 2020, el Tesoro tenía previsto emitir 196.504 millones de euros en términos brutos durante este año -la menor cuantía desde el año 2011-, lo que supone una emisión neta -restando las amortizaciones de deuda- de 32.500 millones. No obstante, la necesidad de amplios programas fiscales de los gobiernos europeos para contrarrestar la amenaza de recesión puede hacer cambiar los objetivos de emisión del Estado en apenas mes y medio.
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