En plena crisis por el cambio climático, auge de las energías renovables en todo el mundo y hasta un ministerio enfocado en la transición energética, España nunca ha gastado tanto en energía fósil como en los dos últimos años bajo el Gobierno de Pedro Sánchez. El coste de la factura de comprar a otros países gas natural, petróleo y derivados se está reduciendo en 2023 (enero-octubre) en un tercio (-29,3% interanual, hasta 50.126 millones de euros) respecto a 2022, pero su importe todavía duplica al desembolso de 2019, antes de la pandemia.
De este modo, el déficit comercial de la balanza energética se ha reducido en un 35% interanual en los 10 primeros meses de 2023, hasta -28.183 millones de euros, según datos de enero a octubre en aduanas del Ministerio de Economía y Comercio que dirige Nadia Calviño. El agujero el año pasado por estas fechas era de -43.907 millones y marcó un récord en el conjunto de 2022 que superó los -50.000 millones.
La balanza energética también incluye el saldo importación-exportación de 'carbón y electricidad' donde se está produce un superávit acumulado de 800 millones este año, pero no llega a compensar el desequilibrio que genera comprar hidrocarburos al exterior. Pese al desplome del 90% en los precios del gas natural desde los máximos de 2022, la factura gasista solo ha bajado un 46% en el periodo comparable, hasta 11.662 millones, casi el doble que en 2021 y 2019, o hasta tres veces más que en 2020.
Argelia, Estados Unidos, Rusia y Nigeria como las principales fuentes de aprovisionamiento del gas que entra en la red española para su uso convencional para calefacción o para la industria de generación eléctrica. Los cuatro países representan alrededor del 80% del suministro que llega en su mayor parte en forma de gas licuado (GNL) en barco. Tres cuartas partes lo hacen por la vía marítima y el resto llega por el gasoducto Medgaz que une Almería con Argelia.
Además del descenso de precios este año, el sector ha asistido a una caída del consumo que ayudará a reducir a la mitad en 2023 el coste de un hidrocarburo al que España destinó la friolera de 26.315 millones de euros solo en 2022, ocho de cada diez euros para argelinos, estadounidenses, rusos y nigerianos.
Para el petróleo y sus derivados (diésel, queroseno, gasolinas...), el cheque fue todavía mayor (58.161 millones) aunque también la exportación desde la potente industria española del refino permitió generar más de 29.000 millones en exportaciones en esos doce meses. En cambio, las exportaciones de gas -principalmente a Marruecos, Portugal y Francia- apenas superaron los 2.000 millones.
La crisis energética y la dependencia española de la energía fósil que proviene de otros países ha dejado una economía en desequilibrio en los dos últimos años. El saldo no energético arrojó un déficit de-6.549,4 millones de euros en los diez primeros meses de 2023, frente a los -16.382 millones de euros del mismo periodo de 2022, según los datos del Ministerio de Economía.
Pese a todo, España mantenía hasta octubre un superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente del 3% del PIB, la mejor cifra desde 2018, gracias a la bonanza del turismo. De hecho, las exportaciones españolas de servicios alcanzaron los 94.915,9 millones de euros en 2023, lo que supone un incremento del 26,4% respecto al año anterior. El superávit comercial del comercio de servicios se situó en 30.898,4 millones de euros, destacando los servicios empresariales y transportes
Según el informe mensual de la secretaría de Comercio Exterior, las exportaciones españolas de mercancías en el periodo enero-octubre de 2023 alcanzaron los 319.862 millones de euros, estables respecto a 2022. Por su parte, las importaciones bajaron un 6,7%, hasta 354.595 millones de euros, ayudando a reducir el agujero que también registra tradicionalmente esta sub-balanza.
