Se despejan las dudas

El índice S&P 500 está cerca de activar una señal de compra, ¿se ha acabado lo peor?

La estabilización del sector bancario en EEUU, el final de la crisis por el riesgo de default con la deuda pública, la desinflación y el posible final de las subidas de tipos de interés mantienen el tono positivo en la bolsa.

Goldman Sachs
Goldman Sachs
EFE

Cuando comenzó la crisis de la banca regional en Estados Unidos nadie se esperaba que el nerviosismo inicial iba a terminar, inicialmente, con una caída del 7% en el S&P 500, índice de referencia de la bolsa norteamericana. Desde aquel 14 marzo en el que marcó el nivel más bajo de 2023, el mercado ha conseguido recuperarse 14% hasta marcar máximos anuales. El selectivo de Wall Street cotiza ahora sobre los 4.300 puntos y se abre la ventana a dar por finalizada la tendencia bajista que se inició allá por el 31 de diciembre del año 2021.

Los argumentos favorables y contrarios siguen sucediéndose. Hay análisis de peso en las dos direcciones. Están los que indican que la macro no está justificando estas valoraciones de fondo, con las repercusiones del incremento de los tipos de interés como punta de lanza; y los que creen que todo lo peor ya está en precio y que ahora solo queda el camino de las subidas estructurales de largo plazo.

Todavía nadie se fía de nadie, pero en lo que va de ejercicio las alcistas están ganando la partida. Sin embargo, entidades como Bank of America comentan, según su 'indicador contrarian' (SSI –siglas de Sell Side Indicator, algo así como Indicador del Lado Vendedor, en español–), que la bolsa está muy cerca de activar la señal de compra, después de abarcar durante muchos meses

Ese Indicador del Lado Vendedor (SSI) se basa en la encuesta que hace el banco a los estrategas de Wall Street, que les envían sus recomendaciones de asignación de activos. A lo largo de la historia se ha erigido como un indicador bastante fiable. Aunque el SSI no capta todas las subidas o bajadas del mercado, ha tenido históricamente cierta capacidad predictiva con respecto a las rentabilidades totales del S&P 500 a 12 meses.

Así, el pasado mes de mayo el indicador descendió 22 puntos básicos, hasta el 52,5%, lo cual está “muy cerca” de activar una señal muy alcista para el S&P 500. “Está a sólo 1,1 puntos de desencadenar una señal de ‘compra’ muy importante en la bolsa de Estados Unidos… Sería el indicio más fuerte de los últimos seis años”, apunta el departamento de análisis del banco en un informe reciente.

La crisis financiera del 2008 situó el indicador por debajo de ese nivel por primera vez desde 2000. Y aunque el sentimiento ha mejorado significativamente desde el fondo del 2012 (el indicador alcanzó un mínimo histórico del 43,9%), en 2021 estuvo muy cerca de tocar el 60%. “Los niveles de sentimiento actuales siguen estando por debajo de este punto de referencia… Observamos que Wall Street recomendó infraponderar la renta variable durante todo el mercado alcista de los años ochenta y noventa, así como durante el mercado alcista de 2009 a 2020”, dicen estos expertos.

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Los peligros siguen para el segundo semestre

Los mercados se sienten envalentonados por la resistencia de la actividad de los servicios, respaldada por unos mercados de trabajo en forma y una demanda reprimida tras la crisis. Sin embargo, el sector manufacturero está enviando señales pesimistas, que puede ser el preludio de una recesión económica que termine afectando sobre la renta variable norteamericana. A pesar de la reapertura de las restricciones por la Covid en China, el PMI manufacturero indica estancamiento.

Una tendencia que también se refleja en Estados Unidos y Europa. A escala mundial, la diferencia con el índice de servicios es la mayor desde la crisis financiera mundial, y en la Eurozona es incluso la más alta jamás registrada. “Es posible que el sector servicios resista durante un tiempo, pero prevemos vientos en contra mucho más fuertes en el segundo semestre”, apunta Thomas Hempell, responsable de análisis macro y de mercados en Generali Investments.

Mismamente Michael Hartnett, estratega de bolsa de Bank of America, mantiene la cautela con un telón de fondo que, para la economía, no es especialmente optimista. “Aún seguimos siendo bajistas y creemos que el dolor vendría dado por lo que el mercado no espera: tipos al 6%, inflación que no cae del 3% y beneficios por acción menores de lo que se espera”, dice.

“La crisis del verano endurecerá las condiciones financieras y estamos convencidos de que los cálculos de un beneficio por acción para las cotizadas de Wall Street de 220 dólares y un PER de 20 veces junto con recortes de tipos de 150 puntos básicos no tendrán sentido”, agrega. Según Hempell a este respecto, no hay que dejarse seducir por la todavía robusta actividad estadounidense. “La recesión se avecina para los próximos trimestres… Los bancos están endureciendo severamente sus normas crediticias, un indicador adelantado fiable del ciclo”, profundiza en su análisis.

El experto considera que las sorpresas económicas se agravarán, sumergiéndose en lecturas negativas por primera vez desde el otoño del año pasado. “La inflación general retrocederá por los efectos de base y la bajada de los precios de la energía, pero la persistente presión subyacente sobre los precios hará que los principales bancos centrales mantengan sus políticas restrictivas durante más tiempo”, explica.

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