Perspectivas divergentes

La inflación sobrevuela el mercado de crédito pero el inversor no reacciona

En los primeros cinco meses del año, la inflación se ha convertido en una preocupación creciente para los mercados debido a que su evolución puede marcar un endurecimiento de la política monetaria

El Nikkei cierra en su máximo en 2 meses optimista ante la reunión de la Fed
Los bonos todavía no han descontado los riesgos de la inflación.

La reapertura de las economías es la tendencia dominante en el mundo en la actualidad generando una mayor demanda y consumo. En especial, en Estados Unidos, donde ya se empiezan a sentir temores sobre la inflación. ¿Supone este escenario de crecimiento económico y, quizá, una mayor presión inflacionaria sobre el mercado del crédito? ¿Hay aún atractivos? Son preguntas que algunos inversores se hacen y que desde las gestoras ya empiezan a analizar a la hora de construir carteras.

En los primeros cinco meses del año, la inflación se ha convertido en una preocupación creciente para los mercados. En los mercados de crédito ha habido una mayor volatilidad en los rendimientos, y los mercados de renta variable también están experimentando un aumento de la volatilidad.

“Parece poco probable que el apoyo de los bancos centrales sea la única razón por la que el mercado de crédito se mantiene en calma, ya que sabemos que este apoyo terminará, pero no sabemos cuándo”, concreta Luke Hickmore, Director de Inversiones de Renta Fija de Aberdeen Standard Investments.

Eso sí, la combinación de un crecimiento más rápido y un aumento de la inflación seguramente podría conducir a ajustes de la política monetaria, incluido el temido tapering, la reducción del apoyo monetario que llevó a un aumento de los rendimientos, especialmente en 2013.

El vínculo entre el aumento de la volatilidad de la renta variable y el aumento de los diferenciales está bien definido. Pero esto tampoco puede ayudar a llegar a una respuesta, ya que el coste de asegurar una cartera de crédito ha aumentado, la rentabilidad del crédito no se ha desviado de los rendimientos de los títulos de deuda gubernamental.

“De este modo, la respuesta probablemente sea que el mercado de crédito aún no se ha convencido de los riesgos de un nuevo régimen de mayor inflación: el rendimiento del crédito y el de los bonos del Estado están en su nivel más cercano desde la gran crisis financiera de 2009, una situación que podría continuar durante algún tiempo”, analiza Hickmore.

¿Hay motivos para que se produzca un cambio en esta tendencia? Parece ser que sí. En los meses de verano se producirá una mayor salida de los confinamientos, se producirán cuellos de botella en las cadenas de suministro, se reducirán los márgenes a medida que los precios de los productores sigan subiendo, y es probable que la inflación siga sorprendiendo al alza. “El riesgo es que las expectativas de inflación empiecen a alejarse de los objetivos del banco central”, comenta Hickmore.

La encuesta de la Universidad de Michigan sobre las expectativas de inflación a un año vista ha subido al 4,6%. Así, para que la inflación se consolide, es necesario que haya un cambio sostenido en las expectativas; si los precios suben un mes, pero no el siguiente, eso no es inflación.

No obstante, si se espera que la inflación siga subiendo, entonces los salarios también tendrán que subir para ponerse al día, especialmente a medida que el mercado laboral siga recuperándose. Entonces podríamos ver un crecimiento sostenido de la inflación. Todo ello podría llevar al mercado a esperar una subida de tipos por parte de la Fed más pronto que tarde.

En lugar de tipos del 2,5%, ¿podemos ver ahora que el mercado empieza a valorar el 4% o incluso el 5%? “Si esto resulta ser así, creo que será el momento en que finalmente veamos reaccionar al crédito”, analiza el experto de Aberdeen SI. Ya no serán los grandes saldos de tesorería y la disminución del apalancamiento los pilares de apoyo de los diferenciales de crédito.

Además, el crédito también tendrá que enfrentarse a que los bonos del Tesoro empiecen a ofrecer una rentabilidad real a los inversores. Este pesimismo para los mercados crediticios puede, por supuesto, ser contraproducente, ya que a medida que los mercados prevean unos tipos máximos más altos y una mayor inflación, más subirán los rendimientos, lo que endurecerá las condiciones financieras y hará el trabajo de la Reserva Federal, con lo que la autoridad monetaria no se vea obligada a reaccionar.

Aunque hay más variables que seguir dentro del entorno actual para el crédito. Para Bruno Cavalier, economista jefe de ODDO BHF, aunque hay que vigilar la creación de dinero, es preferible centrar la atención en los préstamos bancarios (activos de los bancos), que son una de las contrapartidas del dinero (pasivos de los bancos).

La activación del radar en el crédito

Ante una conmoción tan atípica, los gobiernos se han asegurado de que los flujos financieros no se agoten, aunque ello suponga inundar a los agentes con un exceso de liquidez. “Este exceso desaparecerá con el tiempo (y también podría favorecer la valoración de los activos financieros)”, cuenta Cavalier. Las empresas han contratado por precaución préstamos de emergencia, pero en muchos casos, esto no ha hecho más que reforzar su cuenta de depósitos (aumento de la oferta monetaria). “Una vez superada la crisis, una parte de este aumento desaparecerá de forma natural”, dice el experto de ODDO BHF.

Con este contexto, Hickson opina que parece sensato situarse en el lado defensivo de los mercados de crédito: “Reducir los sectores de mayor beta, reconocer que las facilidades de crédito del confinamiento han funcionado casi como se esperaba, y moverse hacia áreas más defensivas como los servicios públicos y las asociaciones de viviendas, además de áreas como el alojamiento”.

Según, Thomas Hempell, Jefe de Análisis Macro y de Mercado, y de Vincent Chaigneau, Jefe de análisis, de Generali Insurance AM, en el crédito ve un valor especial en los papeles financieros y en los bonos de alto rendimiento, ya que la recuperación económica mejorará las métricas de apalancamiento, mientras que las tasas de impago ya están tocando techo: “Mantenemos una infraponderación en bonos de los gobiernos europeos, debido al escaso carry y al aumento de los rendimientos (con los riesgos que se inclinan hacia un rebasamiento de nuestras previsiones de rendimiento)”.

Nos gustan los bonos europeos ligados a la inflación, que aún parecen baratos en la recuperación”, agrega Hempell. “El dólar ya ha recortado la mayor parte de su rebote inicial en el segundo trimestre, y se encamina hacia nuevos vientos en contra en mitad de la recuperación de la economía mundial”, agrega.

Por tanto, los mercados de crédito deberían tener cuidado de ser complacientes cuando el rendimiento del crédito no ha reaccionado ante el riesgo de que la inflación comience a afianzarse. “Cambiar a un sesgo más defensivo ahora, en lo que parece ser el punto del ciclo en el que el crédito parece más caro, parece ser una opción sensata”, concluye Hickson.

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