Tras la subida de tipos

Lagarde se prepara para lo peor con un 'escudo' para poder rescatar a países

El Banco Central Europeo (BCE) acelera la subida de tipos de interés con un movimiento histórico, pero despliega un mecanismo no convencional que le permitirá comprar deuda pública de forma ilimitada

Christine Lagarde, directora gerente del FMI / EFE
Christine Lagarde, ex directora del FMI y presidenta del BCE.
Efe

Soplar y sorber a la vez. Es lo que pretende hacer el Banco Central Europeo (BCE) en el inicio de su primer ciclo alcista de los tipos de interés puesto que al alza del 50 puntos básicos registrada este jueves se le unirán nuevas subidas en septiembre, según lo expresado por Christine Lagarde. Pero al mismo tiempo, la autoridad monetaria pretende mantener activos los estímulos monetarios -mediante la reinversión de los rendimientos de la cartera PEPP de 1,85 billones de euros- y ha sacado de la chistera su baza secreta para evitar cualquier atisbo de crisis de deuda soberana en la zona euro. El banco central aprobó por unanimidad la activación de un mecanismo durmiente que le permitirá realizar compras ilimitadas de bonos en el mercado secundario en caso de que sea necesario.

Se llama Instrumento de Protección de Transmisión de la política monetaria (TPI, por sus siglas en inglés) y permitirá la adquisición de valores del sector público -sin descartar los privados- con vencimiento desde 1 a 10 años y sin restricciones. Se trata de un superbazuca derivado del mecanismo OMT (Operaciones Monetarias Directas) que se aprobó en 2012 bajo la presidencia de Mario Draghi pero que nunca se llegó a usar. Pese a que no ha entrado en detalles, lo que emerge detrás del nuevo vehículo es que tendrá la capacidad de rescatar a países en caso de problemas en su financiación como los que llevaron al rescate de Grecia, Portugal, Irlanda y España entre 2010 y 2012.

Pese al potencial ilimitado, los expertos plantean sus dudas al haberse omitido los detalles sobre su umbral de actuación. El BCE solo ha planteado que lo activará cuando se produzca un “deterioro severo” en las condiciones de financiación que no se ajusten a fundamentales. Pero además se escuda en que deberá pasar el filtro de la opinión de instituciones como la Comisión Europea, el propio BCE, el FMI y el Mede, el fondo de rescates de países que salvó a España de la bancarrota hace una década a través de una inyección masiva a su sistema financiero. "El tope antifragmentación es poco detallado, y sigue siendo improbable que el BCE limite los diferenciales de los países periféricos a niveles excesivamente ajustados a medida que avanza la normalización de la política monetaria", apuntaba tras la reunión Konstantin Veit, gestor de Pimco.

“El lanzamiento de la herramienta antifragmentación debería mantener abierto el mecanismo de transmisión monetaria en todas las jurisdicciones de la eurozona en fase de tipos de interés más altos. El TPI permite al BCE intervenir bajo ciertas condiciones en mercados específicos con compras de activos para abordar los diferenciales injustificados impulsados por los mercados que cuestionan la sostenibilidad de la deuda de los países altamente endeudados”, comenta David Kohl, economista de Julius Baer.

 Teóricamente, el plan parece diseñado para los socios periféricos del euro como España e Italia que han aumentado sus niveles de deuda sobre PIB en los dos últimos años y ahora afrontan un complicado ciclo al alza de subida de tipos con riesgo de recesión que puede ponerles en dificultades.

Porque pese a que el citado instrumento acaparó el interés de los inversores, la primera noticia del día desde Fráncfort fue la subida de tipos de interés más agresiva de lo esperado. El banco central anticipó el final de las tasas negativas después de seis años y medio con un alza de medio punto porcentual frente a los 0,25 puntos esperados. 

Lagarde quiso subrayar que en septiembre se producirán nuevos aumentos del precio del dinero para contener una inflación que ronda del 8,6% en la zona euro y que irá a más por la depreciación de la divisa frente al dólar. Forzado por los movimientos de sus homólogos como la Fed, el BCE confirma así que llega tarde al tren de alza de tipos porque se encuentra atrapado entre la espada del IPC y la pared de la recesión económica.

Este es el motivo principal de la creación de un mecanismo con capacidad ilimitada para rescatar países enteros. Carsten Brzeski, economista jefe en ING, profundiza algo más en el superbazuca TPI aunque plantea algunos interrogantes. “La rueda de prensa fue bastante confusa y tuvimos que esperar a que el BCE publicara un documento oficial una vez finalizada la rueda de prensa. Lagarde explicó que no había limitación ex ante en cuanto a tamaño y que el instrumento se utilizaría en caso de 'dinámica injustificada y desordenada del mercado'. El BCE no aclara qué tipo de desarrollos del mercado desencadenarían estas compras. Lo que está claro es que habrá mucha condicionalidad de la que solo se ha desvelado una parte”, señala.

En este sentido, Brzeski enumera las cuatro condicionalidades a las que se refirió el BCE en la presentación posterior a la intervención de Lagarde. “Todos ellos están relacionados con el seguimiento regular de la política fiscal y económica europea como el cumplimiento de las normas fiscales, ausencia de desequilibrios macroeconómicos excesivos, deuda pública sostenible y cumplimiento de los programas nacionales europeos de reforma para obtener dinero del Fondo Europeo de Recuperación”, apunta. 

¿Cuál es la novedad respecto a los duros e intervencionistas planes de rescate de la crisis de deuda de 2010-12? El experto de ING lo resume: “Un país no tiene que solicitar el apoyo del BCE, esto queda a discreción del banco central. Con todo, podría funcionar ya que las condiciones son más ligeras que con los programas anteriores y el tamaño es ilimitado. Puede que no sea una herramienta de ‘lo que sea necesario’ (whatever it takes), sino más bien una herramienta ‘de lo que queramos’”.

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