El paso al frente de Europa para condenar el ataque de Rusia a Ucrania supone un desafío al Gobierno de Vladimir Putin, pero también para los propios países que ya sufren los daños colaterales de sus propias sanciones. El precio de la luz este jueves marca su tercer precio más caro, supera por primera vez este año los 300 euros / MWh, y anticipa una nueva espiral inflacionista. Es el efecto directo del incremento del precio del gas natural, base de la generación eléctrica en España, que este miércoles se disparó hasta un 60% y rozó los 200 euros por megawatio / hora (MWh), un máximo histórico provocado por la retirada del mercado del suministro ruso.
Todo ello añade presión al repunte de precios que amenaza al crecimiento económico, justo cuando los bancos centrales se replantean la subida de tipos ante el conflicto. Pese a este complicado escenario, Occidente, y especialmente Europa -principal importador energético de Rusia-, está dispuesta a mantener el pulso a Putin. El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ya dejó claro este martes que la UE no va a "cambiar derechos humanos por su gas" y trabajan para reducir la dependencia a Rusia.
Las sanciones anunciadas evitan por ahora el sector energético y los gasoductos rusos continúa bombeando gas a Europa. No obstante, las dudas sobre cómo puedan reaccionar ambas partes ante el avance de la guerra y su impacto en el suministro provocaron que este miércoles el Title Transfer Facility (TTF) holandés, la referencia europea, alcanzara los 193 euros por megavatio hora (MWh), máximo histórico intradía. Además, el precio del cierre de sesión fue de 174 euros/MWh, disparándose un 43% solo respecto al día anterior. El avance es mayor, del 174%, en 2022 y desde marzo de 2021 el coste del gas natural se ha multiplicado por casi 13. Es decir, en apenas un año el MWh del gas ha pasado de costar cerca de 14 euros, a los actuales 174 euros (+1.240%).
La tendencia se extiende a otros índices europeos. El Mibgas ibérico, que mide los precios del gas que entra en España y Portugal, cotiza este jueves en los 163,73 euros/MWh, según la última subasta de precios. Respecto a hace un año el incremento alcanza el 800%. En el caso de los futuros de Reino Unido, el precio se disparó cerca del 40% este miércoles.
El precio desbocado del gas natural complica la escena energética en Europa porque este combustible energético se planteó como la piedra angular de la descarbonización de la generación eléctrica. Ya que las energías renovables no se pueden acumular y no siempre se dan las circunstancias para generarlas, el gas es fundamental para hacer funcionar los ciclos combinados. Se trata de la tecnología más cara y la que marca el precio para todas las demás en el mercado mayorista de electricidad, cuando casa precio. Esta tecnología se usa más en momentos en que la generación con renovables (hidráulica, solar, eólica y otras) es baja.
En España, el consumo de gas alcanzó en enero en máximos desde 2008, debido, precisamente, al incremento del consumo destinado a la generación eléctrica. Sin embargo, la mayor demanda no se ha visto compensada ni en España ni en el resto de países europeos con más producción y la menor oferta ha elevado en los últimos años la dependencia de países como Rusia
Europa busca alternativas
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha dado un golpe en el tablero geopolítico mundial y anticipa un cambio en el escenario energético del que EEUU se está aprovechando incrementando sus exportaciones. El país no sufre un incremento tan destacado del gas. Aunque es uno de los principales consumidores energéticos, tanto de gas natural como de petróleo, también es un gran productor, con capacidad de abastecerse a sí mismo.
La referencia del Henry Hub, la más seguida en la industria energética del país, llegó a subir un 4% este miércoles y cotiza cerca de los 4,7 MMBtu (millón de unidades termales británicas), mientras que los niveles máximos registrados esta semana en Europa equivalen a aproximadamente a 53 dólares -11 veces más-. Además, incluso el repunte de octubre, cuando se superaron los 6 dólares, siempre se mantuvo lejos de sus máximos registrados en 2008 y 2005. Actualmente cotiza cerca de un 70% por debajo de su máximo histórico.
La principal baza estadounidense es su capacidad para el gas natural licuado (GNL), del que prevé convertirse en el mayor exportador a nivel mundial este 2022. En diciembre de 2021, el suministro de gas natural procedente del país norteamericano (24,7%) rozó el de Argelia (26,9%), hasta ahora principal proveedor. No obstante, en el caso de España, Rusia también elevó sus exportaciones, incluso en un porcentaje superior al de EEUU, y fue el cuarto mayor proveedor para España en el último mes del año.
A pesar de recurrir a nuevos proveedores de gas natural, Europa busca alternativas para abastecerse así mismo. En este contexto, el canciller alemán, Olaf Scholz, anunció un cambio en su política energética y recurrirá a cualquier alternativa, incluidas los combustibles fósiles que evitaba hasta ahora, para asegurar el suministro en el país, una factor que considera "crucial para la seguridad". En concreto, ampliará las reservas de gas y carbón, ampliará sus instalaciones de gas y se plantea prolongar la vida útil de las centrales nucleares. Además, adquirirá gas natural licuado (GNL) por valor de 1.500 millones de euros aunque el Gobierno alemán no concretó cuál será su procedencia.
Aún así, las alternativas tampoco facilitan la escena energética para los próximos años, ya que las sanciones económicas contra Rusia han agravado la subida que ya registraban los precios de las materias primas. Es el caso del carbón, cuyos futuros marcaron este miércoles otro récord de 400 dólares por tonelada y ya suben más del 100% desde principios de 2022. Además, la energía hidráulica en España -habitualmente una de las energías más baratas- marcó un precio de casación medio en el mercado mayorista en febrero de 223,74 (MWh), por encima de los ciclos combinados de gas, según el informe del mercado energético en febrero del grupo de consultoría energética ASE, debido a la situación anticiclónica y de sequía que vive España.
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