Las actas de la reunión más agresiva de la Reserva Federal (Fed) en los últimos años, lejos de alterar al mercado, trajeron calma e incluso subidas para los valores hasta ahora más castigados, los tecnológicos. Los inversores ya han descontado el fuerte endurecimiento que prepara la Fed en su política monetaria y ahora la sorpresa para el mercado (positiva) sería que levantara el pie del acelerador para evitar una recesión. La última lectura del PIB de EEUU en el primer trimestre, que señaló una caída más elevada de su economía (-1,5%), no despeja esta posibilidad y el mercado toma nota para moderar la tendencia negativa de mayo tras su peor mes desde 2008.
El resumen de la última reunión de la Fed confirmó dos subidas de 50 puntos básicos en las reuniones de junio y julio, pero no se mencionó la posibilidad de elevar los tipos de interés en 75 puntos básicos, la opción más agresiva que temían los inversores. A partir de estas conclusiones, la renta fija consolidó la tendencia de las últimas semanas con las rentabilidades a la baja -suben los precios-, después de que los próximos incrementos ya están descontados. El interés del bono estadounidense a 10 años se sitúa por debajo del 3%, nivel clave para los inversores para entrar en renta fija, y cotiza en su nivel más bajo desde el 14 de abril, próximo al 2,7%.
Por su parte, el alivio de los inversores impulsó a la renta variable en EEUU. A la espera de la sesión de este viernes, pone fin a siete caídas semanales consecutivas gracias al impulso de las últimas sesiones. Entre miércoles y el jueves, el tecnológico Nasdaq 100, el índice más castigado desde enero (-26%), subió más de un 4% y recuperó el nivel de los 12.000 puntos. Wall Street coge aire tras acumular hitos negativos en 2022: el índice Nasdaq acumula la mayor caída registrada en un año en este periodo de tiempo, mientras que el S&P 500 firma su mayor descenso en las primeras 100 sesiones del ejercicio desde el año 1970. EEUU sufre la mayor penalización después de que en los meses previos registró mayores revalorizaciones. Aún así, su tendencia también marca el ritmo en Europa.
Los planes de la Fed, a su vez, se desinflan ante una economía más débil. Los miembros de su Comité creen que es "importante pasar rápidamente a una postura de política monetaria más neutral", pero la clave está en cómo actuará una vez se alcance ese nivel, con la economía mostrando signos de contracción. En el primer trimestre del año, el Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU se contrajo un 1,5%, una caída de su economía peor de lo previsto que se confirmará en el mes de junio. La evolución de enero a marzo estuvo marcada por la variante Ómicron, pero a ello habrá que sumar los efectos de la crisis de suministros agravada por los confinamientos en China que sacude la economía en el segundo trimestre.
El banco central de EEUU debe equilibrar este escenario con la elevada inflación. Los miembros de su Comité señalaron que una postura restrictiva de su política "puede volverse apropiada", pero de confirmarse, apuntan los analistas de Renta 4, "incrementaría los riesgos sobre el crecimiento y podría traducirse más adelante en una necesidad de tener que volver a bajar los tipos de interés". El IPC (índice de precios al consumidor) en EEUU se situó en abril en el 8,3%, mostrando cierta moderación tras el récord desde diciembre de 1981 registrado en marzo, pero superó las expectativas. La cifra de mayo servirá para confirmar si se ha alcanzado el pico.
Otro de los datos clave para la economía del país es la estadística de vivienda, un mercado que la Fed busca enfriar. Los últimos datos ventas de casas nuevas en EEUU cayeron por debajo de lo estimado por el consenso, "una primera señal de cómo las tasas de interés más altas están comenzando a afectar la economía", explican los analistas de ING. Mientras, el mercado laboral continúa "extremadamente tenso", lo que mantiene la fortaleza de la economía estadounidense.
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