"Si el coronavirus fuerza a China a declarar la cuarentena y esta se prolonga... se producirá un verdadero desastre". Jaime Acosta, propietario de una farmacia en Madrid, valora así las consecuencias de una posible cuarentena del gigante asiático, en cuyos laboratorios se fabrican los principios activos que componen los medicamentos más vendidos en España. El farmacéutico relata a La Información que ya ha movido ficha: ha hecho acopio para tres meses de stock y programado una alarma que sonará dentro de dos semanas "por lo que pueda pasar". El profesional asegura que esto no es nuevo: "Paradójicamente, el Brexit fue el toque de atención que preparó el terreno". En paralelo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha anunciado este lunes las primeras acciones para blindar las farmacias de la Unión por si China 'cierra el grifo' y el desabastecimiento de las oficinas europeas empeora, pero el acelerón que ha pegado el organismo no termina de tranquilizar a algunas voces del sector que temen que, con todo, la estrategia llega tarde.
La industria farmacéutica cerró 2019 como el segundo sector más activo del mundo en transacciones: el monto total de sus operaciones sobrepasó los 532.000 millones de dólares. Los movimientos del pasado ejercicio estuvieron protagonizados por las fusiones y adquisiciones, movimientos que superaron el récord de la propia industria, que se registró en 2002, pero que, a su vez, alimentan un modelo que enfatiza la concentración del sector y hace temblar a los últimos eslabones de la cadena de suministro cuando alguno de sus gigantes entra en crisis. Ahora le ha tocado el turno a China que, golpeada por un brote que ya ha dejado más de 1.700 muertos y 71.900 casos confirmados, tiene que valorar todos los escenarios posibles, entre ellos, el de una suspensión total de sus exportaciones, incluidas las de principios activos que componen el Ibuprofeno, el Nolotil o el Paracetamol que compran los pacientes de todo el mundo.
Desde la EMA, aseguran que ya se han puesto en contacto con varias asociaciones de la industria farmacéutica europea, con el fin de que estas inicien ciertas medidas preventivas frente a "los posibles desabastecimientos que puedan derivarse de esta epidemia". Sin embargo, varios organismos del sector, entre ellos la Asociación de Farmacéuticos de Madrid (Adefarma), han asegurado a este diario que no tenían noticia de ningún acercamiento desde Europa: "Nadie nos ha informado ni comunicado nada". Hace tiempo que la preocupación por este asunto ronda al sector. Las asociaciones confirman que desde hace tres semanas están comentando la cuestión en el marco de foros sectoriales: "Lo estamos poniendo en conocimiento a nivel interno, pero me temo que se tomarán medidas tarde y mal".
Las mascarillas o la 'crisis de los tulipanes' del siglo XXI
Aunque aún no se ha registrado ninguna alerta de interrupciones de suministro -al menos no a causa de incidencias en China-, los ministros de Sanidad europeos celebraron el pasado jueves un cónclave en Bruselas, del que formó parte el titular de la cartera en España, Salvador Illa. En esta cita se abordó la estrategia que se va a poner en marcha para reforzar el sistema de alertas y vigilar el riesgo de desabastecimiento de aquellos fármacos y equipos que se importan desde el país asiático. En esta línea, la EMA ha solicitado toda la colaboración posible para que el sector consiga "prepararse para el impacto de las posibles medidas de cuarentena en China".
El farmacéutico madrileño, como la OMS, baraja todas las opciones y aunque cree que la sangre no llegará al río matiza: "Todo depende de cuánto dure". Desde Adefarma citan como ejemplo el caso de las mascarillas que ya han volado de los almacenes españoles: "Ha sido impresionante, en 20 días se ha multiplicado por 25 el precio de este producto". El propio Acosta asegura que, estas semanas, ha llegado a recibir peticiones desde China donde "hay gente buscando mascarillas por 25 euros". El caso despeja todas las dudas acerca de las consecuencias que generan en el mercado farmacéutico los cambios del gigante asiático: "Estamos estudiando esto desde hace semanas porque vemos la capacidad de demanda que tiene China", aseguran desde Adefarma. Un corte en el suministro de principios activos, sumado a un aumento de la demanda por parte del continente asiático, podría contagiar este alza de los precios también a los productos más básicos, desde analgésicos a vacunas y antibióticos.
"No es posible sorber y soplar al mismo tiempo"
Las grietas del modelo son un secreto a voces. El pasado diciembre, los miembros del Consejo de la UE ya debatieron si el traslado de los puntos de producción del sector al interior de las fronteras europeas podría paliar la escasez de fármacos en la región. Solo en España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recibió 1650 avisos el pasado ejercicio. Los estudios demuestran que, la tendencia marcada por las carencias, lejos de revertirse tiende a aumentar. Si se considera que alrededor del 55% de los principios activos que componen los medicamentos que se comercializan en España proceden de China, el coronavirus podría ser la puntilla que haga añicos un sistema ya debilitado, con una regulación demasiado estricta para soportar una transformación urgente.
Ante el riesgo que entraña el brote, la EMA señala a los farmacéuticos. Entre las medidas anunciadas este lunes por el organismo se encuentran la de reforzar el control con inventarios adicionales; y alimentar un abastecimiento dual (con más de una fuente). Todo bajo el objetivo de asegurar que las cadenas de suministro sean lo suficientemente sólidas para soportar interrupciones. Pero "no es posible sorber y soplar al mismo tiempo", asevera Acosta.
El farmacéutico asegura que, si Europa quiere asumir la producción de fármacos, debe estar preparada para subir los precios respecto a los mínimos que marca la industria china. Esta genera los principios activos que, después, ensamblan en sus propias fábricas o en las de los productores indios: en cualquier caso, el mercado europeo no puede competir con sus precios. En definitiva, si la Unión quiere (o necesita) transformar los ciclos del sector farmacéutico tiene que respaldar no solo un cambio en el modelo, sino en la conciencia de los consumidores y las instituciones que tendrán que renunciar al 'low cost' en favor del blindaje del sistema de suministro.
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