Contrabando y precios desorbitados

El pepino de mar se convierte en la 'commodity' más deseada en EEUU

Su precio desorbitado está provocando una escalada en el contrabando en la frontera sur del país que algunos comparan incluso con el tráfico de estupefacientes por parte de los grandes carteles de la droga.

Efe
El pepino de mar se convierte en la commodity más deseada
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Es un animal marino tan extraño como fascinante. Y su precio desorbitado está provocando una escalada en el contrabando en la frontera sur de los Estados Unidos que algunos comparan incluso con el tráfico de estupefacientes por parte de los grandes carteles de la droga. Y es precisamente el comercio ilícito lo que están dando dimensión al negocio que mueve el pepino de mar, como los que se pueden encontrar buceando en los fondos arenosos en Cádiz o en Galicia.

Claudia Castillo fue arrestada el pasado verano cuando trataba de introducir por el paso entre Tijuana y California varias bolsas de dos kilos cada una con esta babosa. Iba a entregarlas en un almacén en San Ysidro desde donde iban a ser transportadas. Es la misma suerte que corrió Wei Li, justo en el mismo lugar. Aseguró a los agentes de aduana que no tenía nada que declarar. Eso fue antes de que inspeccionaran sus pertenencias y descubrieran 46 piezas.

Estos pepinos de mar llegaban desde las costas de Yucatán y el cargamento ilícito de Castillo se calcula tenía un valor de mercado de unos 95.000 dólares, de acuerdo con la imputación presentada por el fiscal estadounidense Robert Brewer. "Es un negocio enorme", señala, al tiempo que asegura que están haciendo lo posible para proteger esta especie en peligro. "Se está propagando como un virus", comenta el biólogo marino Steven Purcell al hablar de la demanda.

El pepino de mar es muy valioso, especialmente en el mercado asiático. Se calcula que existen unas 1.250 especies diferentes, de las que 70 están protegidas y siete se consideran en peligro de extinción. Los más preciados, como las que se capturan en aguas japonesas, se pagan a 3.600 dólares el kilo. Es como un gran gusano con pinchos, que inspira por su aspecto a un dragón. El Golden Sandfish, pez de tierra dorado en la traducción literal, se negocia a 850 dólares.

Los pescadores gaditanos solían utilizar estas criaturas como anzuelo. Hasta que el interés por el animal marino empezó a propagarse por Europa y los Estados Unidos, y no solamente porque se considerara un alimento rico en proteínas y exquisito para el paladar en países asiáticos como Japón, Hong Kong, China y Singapur. Las firmas farmacéuticas en Occidente usan los pepinos de mar para tratar determinados tipos de cáncer y reducir los coágulos en la sangre.

La demanda por esta especie provocó que los precios se dispararan durante los últimos años más rápido que en cualquier otra materia prima

Su atractivo está en la piel, que segrega un compuesto químico que en la cultura asiática se considera como un afrodisíaco y que se usaba tradicionalmente para tratar la artritis. La demanda por esta especie, junto con las medidas de conservación, provocó que los precios se dispararan durante los últimos años más rápido que en cualquier otra materia prima. Los más comunes se pueden encontrar en Amazon por unos 150 dólares. Aunque peor aspecto, más valioso.

El apetito de los asiáticos por este gusano marino se remonta a hace siglos. Pero su captura estaba limitada hasta hace unos años a la región del Pacífico índico. La demanda entre la creciente clase media china y otros países de la región provocó que se buscara el recurso en las aguas del Mediterráneo y el Atlántico. Se calcula que actualmente se comercia 10.000 toneladas anuales de pepinos de mar secos por todo el mundo. Eso equivale a unos 200 millones de animales vivos.

Es como si de golpe todo el mundo quisiera participar en el negocio de esta criatura tubular que puebla el lecho marino en las regiones tropicales y que reciclan sus nutrientes. A mediados de la década de los años 1990 había una treintena de países que se dedicaban a exportar pepinos de mar. Actualmente son más del doble, como consecuencia de esa espiral al alza en la demanda. EEUU, entre tanto, se convirtió en un puerto de paso en el mercado negro entre México y Asia.

La importación de pepino de mar en EEUU se multiplicó por 36 en volumen en 10 años, de acuerdo con los datos más recientes del Center for Biological Diversity. Y no solo llegan de México. Perú, Ecuador y otros países de Centro América forman también parte de la red que suministra a China. Sarah Uhlemann, una sus directoras, señala que no hay datos de exportaciones de esta especie desde EEUU. Podría ser por la demanda interna de la comunidad asiática, pero duda.

El beche-de-mer está demostrando, además, ser en una materia prima a prueba de crisis. Se esperaba que la moderación del crecimiento en China hubiera llevado a una caída en los precios. Pasó justo lo contrario, como revela un estudio del National Marine Science Center en Australia del que Purcell es autor. La acuicultura, señala este experto, podría ser una opción muy lucrativa para estas comunidades y preservar la especie, si se restringe a su vez la captura a los animales más grandes.

Es lo que se está haciendo ya en Japón a gran escala con la especie más popular. También hay granjas dedicadas al pepino de mar en China, Madagascar y Australia. Como señala Purcell, es un negocio potencialmente muy lucrativo pero que de momento es muy incipiente y por eso defiende una legislación internacional que regule su comercio. Turquía e Italia, entre tanto, están poniendo límites a las capturas para preservar los recursos y combatir la sobreexplotación.

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