El reto de unir a un país traumatizado

Biden necesita a los votantes de Trump

Ninguno de los ocupantes del Despacho Oval que han precedido a Joe Biden lidió con una situación tan penosa como la que hereda el presidente demócrata de 78 años.

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Joe Biden durante su discurso de investidura, en Washington DC
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La democracia es un regalo que los padres hacen a los hijos y protegerla no es fácil, aunque sea algo que se dé por asumido en un país como Estados Unidos. Joe Biden la recibe como presidente completamente magullada, en un clima de rencor que no se veía desde antes de la Guerra Civil. El demócrata empieza por eso su mandato tendiendo la mano a los republicanos que votaron por Donald Trump para buscar un lugar común de entendimiento que alivie la confrontación.

Biden firma sus primeros decretos como presidente de EEUU

Admitir que el país está partido es un punto de salida necesario para entender dónde está el problema y empezar a avanzar en su solución. Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y Jimmy Carter también se pusieron al frente de la nación en tiempos turbulentos. Y más recientemente Barack Obama, su antiguo jefe, tuvo lidiar con la Gran Recesión. Pero ninguno de los ocupantes del Despacho Oval que han precedido a Joe Biden lidió con una situación tan penosa como la que hereda el presidente demócrata de 78 años.

La unidad fue el pilar central sobre el que se sustentó la campaña de Biden. En sus discursos repitió que hay más cosas que unen a los estadounidenses que les separan. Lo dijo al presentar su candidatura, cuando fue nominado, insistió en ello al ganar las elecciones y en la ceremonia de investidura como el presidente número 46º. Es un mensaje cliché pero que resuena aún más tras la insurrección que llevó a la invasión del Capitolio cuando éste tenía que certificar su victoria.

La ceremonia de la toma de posesión se acepta como algo normal. Pero es una especie de milagro, como dijo Ronald Reagan. Es importante porque manda la señal de que la transferencia de poder es pacífica y resultado de unas elecciones libres. El primer mensaje del nuevo presidente es, además, una muestra de estabilidad. Por eso el asalto del Capitolio la hizo aún más importante como símbolo de paz en tiempos de crisis y una oportunidad para calmar los ánimos.

"La democracia ha prevalecido", proclamó Biden al arrancar su discurso de investidura para, a partir de ahí, pedir a todos los estadounidenses unidad "para combatir a los enemigos que nos acechan".  "Con unidad podemos hacer muchas cosas y arreglar muchos errores", dijo en una clara referencia al tumulto creado por cuatro años de Administración Trump. "Empecemos a escucharnos los unos a los otros. El desacuerdo no debe desembocar en desunión", concluyó.   

Biden debe convencer a sus votantes de que los 5.000 individuos que invadieron el Capitolio no representan a los 74 millones de electores republicanos

Donald Trump no solo estuvo ausente en este acto solemne. En su discurso de despedida evitó incluso citar a Joe Biden. "Rezo por su éxito", dijo refiriéndose a la nueva administración. El republicano, pese a sentirse orgulloso con su trabajo como presidente, dejó la Casa Blanca repudiado y con su legado destrozado. Hasta el senador Mitch McConnell, el republicano más poderoso en Washington, le señala como responsable de la violencia que llevó a la insurrección.

Ni él ni el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes acudieron a la ceremonia de despedida de Trump. Tampoco lo hizo Mike Pence, tratando de marcar distancias y pasar página a uno de los capítulos más tristes en la historia de EEUU. Pero como dijo también Joe Biden en el primer evento que marcó el inicio de la sobria celebración de la toma de posesión, "para poder curar debemos recordar". Porque Trump se fue pero no será olvidado.

Sanar la profunda herida que sufre la mayor democracia del mundo no será fácil, aunque la nueva retórica será de gran ayuda. Para empezar, el presidente demócrata tendrá que romper con la imagen creada por los conservadores más extremos de que es un presidente ilegítimo y, al mismo tiempo, convencer a sus votantes de que los 5.000 individuos que invadieron el Congresos no representan a los 74 millones de electores que apoyaron al republicano las presidenciales.

Necesitaba, por tanto, dirigirse directamente a ellos y no solo para desmarcarse de su predecesor. Porque como dijo el propio Trump en sus últimas palabras como presidente, los estadounidenses tendrán sus diferencias pero son una nación de gente decente y pacífica que quieren que su país sea pacífico, próspero, exitoso y que haga el bien. Y en una democracia el gobierno está para servir a todos sus ciudadanos, sean demócratas o republicanos, por el bien común.

Biden, además, se esforzó por formar un equipo de gobierno cuya experiencia contrata enormemente con la de Trump y tienen un plan específico para hacer frente a la pandemia y la perturbación económica que está causando desde hace un año. Los primeros seis meses serán claves en estos dos frentes para demostrar que sus promesas funcionan para todos por igual y así unir a un pueblo traumatizado por la enfermedad, la desesperación económica y la insurrección.

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