“La gente tiene mucho dinero en el bolsillo”

La nueva normalidad no viaja en metro: EEUU se sume en un atasco permanente

La petrolera Valero anticipa que la demanda de gasolina será récord en verano. Hay nuevos conductores. Son jóvenes veinteañeros que antes se negaban a tener un coche en propiedad como sus padres.

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EEUU se sume en el atasco permanente
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Karen y Ron podrían ser perfectamente pareja. No solo por la edad, su perfil profesional y su estilo de vida. Comparten sin saberlo hasta la misma acera. Es más, durante la pandemia hicieron cosas casi idénticas sin conocerse ni haber hablado nunca. Compraron una vivienda fuera de la ciudad como vía de escape y un coche de segunda mano para poder desplazarse aprovechando la flexibilidad del trabajo remoto. Ahora coinciden en un lamento: los atascos son tremendos.

Quince meses después de declararse la crisis sanitaria, la vida vuelve poco a poco a su curso normal. El metro, los autobuses y los trenes de cercanías están más llenos en Nueva York. Pero la mayoría trata de evitarlos. Es lo que le pasa a Emely. Utilizaba el transporte público para llevar a sus tres hijos al colegio. Ahora lo hace en coche. “Hay muchos más”, comenta, “especialmente por la tarde”. El aparcamiento en el supermercado, añade, está más lleno que antes de la Covid-19.

La escena en los suburbios en Westchester, a media hora desde el Bronx, se repite por otras grandes áreas metropolitanas de los Estados Unidos como Orlando. Los estadounidenses empiezan a salir más de casa y están dispuestos a gastar en restaurantes, ocio, tiendas y viajes de placer. El coche se hizo tan indispensable para los que se huyeron de la gran ciudad, que disparó los precios de los vehículos de segunda mano. También se refleja en el precio del carburante.

Las millas recorridas en las autopistas están próximas a los niveles de 2019 y también las ventas de gasolina a las puertas del inicio de la temporada estival en Memorial Day. La petrolera Valero ya anticipa que la demanda de combustible será récord este verano. Es más, considera que la tendencia se mantendrá al alza porque parte del consumo es de nuevos conductores. Son jóvenes veinteañeros que antes de la pandemia se negaban a tener un coche en propiedad como sus padres.

Los que tenían ya coche antes de la pandemia, como Jacquie, dicen que conducen el doble. “Es como estar en una burbuja”, admite esta 'soccer mom', como se conocen a las madres que llevan a sus hijos al colegio y después a las actividades deportivas. No ve el momento de poder desplazarse en metro con los niños, “cuando sienta que pueda hacerlo de manera segura”. Hace más viajes cortos los fines de semana fuera de la ciudad con su familia para pasar el día.

Se habló mucho durante el momento más duro de las crisis sanitaria sobre como el peatón iba a tomar el sitio a la coche en la calle. Duró poco. Hay una explosión literal de nuevos permisos de conducir, lo que indica que este incremento en el uso del automóvil será duradero. Y no solo en los EEUU, también en Europa, China y Japón. Se refleja en el precio del petróleo. Lleva un mes por encima de los 60 dólares el barril de West Texas, el doble que hace un año por estas fechas.

Hay una explosión de nuevos permisos de conducir: este incremento en el uso del coche será duradero. Y no solo en EEUU, también en Europa, China y Japón. Se refleja en el precio del petróleo.

Para las pequeñas localidades, la disrupción provocada por el cambio de patrón en el tráfico es un reto. Por las mañanas sigue estando por lo general por debajo de los niveles previos a la crisis porque mucha gente sigue trabajando desde casa y los niños estudian en remoto. La cosa cambia tras el almuerzo. Una cuarta parte de las grandes áreas metropolitanas de EE UU están ahora más congestionadas y las autopistas van más liberadas, pero no las carreteras interiores.

La zona de Tampa en Florida es de las más castigadas, junto a otras seis en ese estado que ocupan las diez de cabeza. Ahí los viajes en coche se duplicaron respecto a la situación previa a la pandemia. Son también las regiones que empezaron a retirar antes las restricciones para contener los contagios, todas en el sur del país. La situación es menos dramática en ciudades con más densidad de edificios, como la propia Nueva York o San Francisco. Aunque depende también del condado.

“La gente tiene mucho dinero en el bolsillo”, señalan desde la consultora Energy Aspects refiriéndose a los últimos resultados de las grandes cadenas de comercio minorista, “conforme las restricciones se relajan, eso libera a la gente para retomar actividades de ocio y viajes de placer”. Eso no se refleja solo en la gasolina. También en la demanda de otras materias primas y minerales como el cobre, el aluminio, el paladio o el platino que se usan para fabricar componentes.

El Institute for Transportation & Development Policy considera que el incremento de la congestión “es una bomba de relojería”. “Ahora, con el acceso a las vacunas ampliándose, junto a un mejor conocimiento de la enfermedad, hay un motivo para tener esperanza y mirar hacia delante”, señalan, “pero el coche se sigue viendo como una opción segura”. “Muchas ciudades van a tener que actuar para evitar una vuelta al pasado”, concluye, “la posibilidad de un carmageddon está ahí”.

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