Elecciones 2020

¿Qué pasaría si Donald Trump pierde las elecciones y no acepta el resultado?

En las últimas semanas, el magnate ha sembrado la duda sobre si podría rechazar unos comicios que, según él, están bajo sospecha debido al fuerte incremento del voto anticipado y del voto por correo.

Que pasa si Donald Trump no acepta el resultado
 
 

"Si pierdes... ¿aceptarías el resultado?" Es la pregunta que le han hecho varias veces a Donald Trump durante los últimos meses, y no es porque las encuestas den una apabullante victoria al antiguo vicepresidente Joe Bien, sino porque el todavía presidente de Estados Unidos ha sembrado la duda en varias ocasiones sobre un posible fraude, debido, según él, al fuerte incremento que este año está experimentando el voto anticipado y, sobre todo, el voto por correo. 

Por hacer un breve inciso: no es la primera vez que esto ocurre. La posibilidad de que Trump no aceptase el resultado electoral ya se planteó en 2016 cuando su oponente era Hillary Clinton. "Te mantendré en suspense", decía hace cuatro años cuando le hacían la misma pregunta. Lo que aconteció después es de sobra conocido: el magnate llegó a la Casa Blanca y todas las encuestas que vaticinaban que Estados Unidos tendría la primera mujer presidenta quedaron en papel mojado. 

Pero ahora la situación es bien distinta: Donald Trump está, hoy por hoy, asentado en la Casa Blanca, a la espera de que se nombre (si es que lo hay) su sucesor, un proceso que se alargará hasta enero de 2021. Así, ¿qué ocurre si decide no irse al rechazar una hipotética derrota". 

Por muchas cábalas que se puedan hacer al respecto, los expertos electorales de estados Unidos lo tienen bien claro: un presidente no puede descartar los resultados y mantenerse en el poder. "No depende de Tump y el país no tiene que convencerlo de que ha perdido", dice Jonathan Turley, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Washington y analista legal de CBS News. "El día de la toma de posesión, el Servicio secreto está bajo la dirección del nuevo presidente. Tras el juramento del sucesor, Trump se convertiría en un invitado en la Casa Blanca [obviamente, siempre que no ganase]. Si permanece, se convierte en un invitado no deseado. Si se niega a irse, en un invitado arrestado", añade.

¿Cuestionar el resultado de las elecciones? 

Eso sí, según Turley, el presidente (y cualquiera de la campaña presidencial) tiene legitimidad para cuestionar el resultado en un determinado estado, aunque con diversas restricciones. En este sentido, las solicitudes de recuentos están permitidas en 43 estados, según la Conferencia Nacional de Legislatura estatales. 

Así es como funciona el complejo sistema electoral de Estados Unidos: los funcionarios electorales de cada estado cuentan los votos y otorgan electores al candidato presidencia que obtenga la mayor cantidad de papeletas en sus estados (a excepción de Maine y Nebraska que otorga sus electores de forma proporcional). 

Según la Comisión Federal de elecciones, los estados tienen hasta el 8 de diciembre para informar de los resultados. Los electores estatales se reúnen el 14 de diciembre para emitir sus votos. Más tarde, el 6 de enero, el nuevo Congreso se reúne para certificarlos. Este último paso, y en ausencia de órdenes judiciales, serviría como aceptación oficial de la elección. El caso es que ante la excepcionalidad de la situación, en plena pandemia del coronavirus, los funcionarios electorales ya han avisado de la dificultad del proceso, por lo que los resultados podrían tardan más en concretarse, debido, sobre todo, al voto por correo (que cuenta con más facilidades que nunca debido a la Covid-19). Algunos expertos ya hablan, no del día de elecciones, sino "de la semana de elecciones". Por poner un ejemplo: en Nueva York tardaron más de un mes para contar las papeletas de las primarias de junio. 

Y en el "peor de los casos"...

Y es, precisamente, en este punto donde Donald Trump ha sembrado la duda. Sostiene que el proceso será manipulado, aunque tal y como apuntan desde la CBS, la realidad es que hay pocas evidencias de fraude. 

En cualquier caso, si algo ha demostrado Trump durante los últimos años es su capacidad para protagonizar escenarios que se creían imposibles o poco probables. Así, los expertos no ocultan una cierta preocupación sobre un hipotético rechazo de los comicios. "El peor de los casos es que haya confusión o que se discuta el 6 de enero sobre cuál es el resultado", dice a la CBS Edward Foley, profesor de derecho constitucional en la Universidad Estatal de Ohio. 

Foley toma como ejemplo las elecciones de 1876 que no se decidieron hasta apenas 48 horas antes del Día de la Inauguración. En aquella ocasión, ninguno de los candidatos ganaron la mayoría de los votos electorales, porque tres estados presentaron resultados contradictorios. Además, la Cámara Demócrata y el Senado Republicano discreparon en la interpretación de las papeletas. Con este panorama, el Congreso se vio obligado a nombrar una comisión especial, que finalmente tuvo que decidir el vencedor. Un escenario, el ocurrido hace más de un siglo, que no habría que descartar en los próximos meses ya que, como hemos dicho, Trump podría cuestionar el resultado de algunos estados. 

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