La Píldora Económica

La demanda de petróleo sigue creciendo cuatro años después de la Covid

Plataforma de petróleo en el Caribe venezolano.
La demanda de petróleo sigue creciendo cuatro años después de la Covid.
Repsol vía L .I.

Hablar del precio del petróleo suele implicar dos cuestiones: la primera, y más importante, el balance oferta-demanda tanto actual como previsto; y la segunda, la prima de riesgo geopolítico que incorpora o debe incorporar el precio. De esta manera, si la situación geopolítica es muy complicada, o se percibe como de mucho riesgo, podemos encontrar un precio del petróleo que se puede explicar hasta en un 30% por miedo (por ejemplo, a problemas de suministro por atentados o conflictos armado).

Desde el 7 de octubre, y sobre todo con la invasión de Gaza por Israel y los posteriores ataques hutíes a barcos mercantes en el estrecho de Bab al-Mandab -que da acceso al canal de Suez-, la atención del mercado se ha centrado en esta prima de riesgo y en cuánto añade al precio de equilibrio entre oferta y demanda. Así, desde principio de año, la geopolítica ha generado un repunte de los precios del crudo que, en el caso del barril de calidad Brent, lo ha llevado hasta los 83 dólares actuales, con una prima estimada de riesgo de alrededor de 5 dólares.

Sin embargo, por detrás de este contexto geopolítico, los fundamentos de oferta y demanda son los que realmente explican los niveles de precios, aunque en estas variables se incluyen las expectativas tanto de oferta, como de demanda. Respecto a estas últimas, llevamos años viendo cómo las expectativas de una moderación de la demanda derivada de las políticas de descarbonización no acaban de materializarse. Lo que sí está ocurriendo es que el rango de las previsiones de demanda está aumentando, ante una mayor incertidumbre y una división de la opinión sobre cuál será la demanda en los próximos años.

Desde comienzos de 2023 persisten dudas sobre la demanda de petróleo, que giran principalmente en torno a los procesos de recuperación post pandémicos. Por un lado, el final de la política de Covid cero de China, a finales de 2022, generó expectativas de un repunte de la demanda del país asiático que, de alguna forma, ha ido decepcionando. Por otro lado, en el resto del mundo, el impulso a la demanda que significó la salida de la pandemia ha dado ya en 2023 signos de agotamiento, sobre todo en los países OCDE, y particularmente en Europa. Ahora las expectativas de demanda se mueven con la recuperación de China y con el inicio del ciclo de reducción de tipos de interés en Estados Unidos y la zona euro.

El problema es que para 2024 las principales agencias oficiales que realizan previsiones presentan visiones sobre el balance oferta-demanda previsto muy dispares. La visión más halagüeña, en cuanto a crecimiento de la demanda global, la tiene la OPEP, que calcula un crecimiento de 2,25 millones de barriles diarios (bl/d), apenas por debajo del registrado en 2023. Mientras, en la posición más pesimista encontramos a la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que estima que el aumento de la demanda se ralentizará este año hasta los 1,22 millones de bl/d.

Por el lado de la oferta, la incertidumbre para este año se centra en la disciplina con que los países de la OPEP y sus aliados (OPEP+) ejecuten su política de recortes de producción. Hay que tener presente que Arabia Saudí y Rusia fueron muy rigurosos en sus recortes acordados y voluntarios en 2023, lo que impulsó los precios a cotas por encima de los 97 dólares a finales de septiembre. Pero el mercado se centra en que, a finales de noviembre de 2023, la OPEP+ anunció un recorte de producción muy ambicioso para la primera parte de 2024, pero su carácter voluntario generó desconfianza, entendiendo el mercado que era insuficiente para contrarrestar el impulso de la oferta no-OPEP, principalmente proveniente de los Estados Unidos.

Hoy ya sabemos que los miembros de la OPEP+, liderados por Arabia Saudita y Rusia, acordaron el domingo día 3 de marzo extender los recortes voluntarios de producción de petróleo hasta el segundo trimestre, dando apoyo adicional al mercado en medio de las preocupaciones sobre el crecimiento económico mundial.

Pero en este artículo me quisiera centrar en la demanda para intentar analizar las señales que indiquen que estructuralmente se está consiguiendo una moderación para favorecer la descarbonización y la transición energética, tal como nos la están proponiendo.

Más allá de las diferencias entre las agencias sobre lo que pasará este año, los datos que se van conociendo apuntan a una demanda algo más sólida de lo esperado. Teniendo en cuenta las primeras estimaciones de los datos del balance de diciembre según la Iniciativa Conjunta de Datos de Organizaciones (JODI, por sus siglas en inglés), que recopila las cifras comunicadas directamente y oficialmente por los países, el aumento que habría registrado la demanda de productos petrolíferos de China en diciembre respecto a noviembre (+1,2 millones de bl/d), junto con otros países como Japón (+343 mil bl/d), India (+181 mil bl/d), Indonesia (+118 mil bl/d), Canadá (+112 mil bl/d), entre otros, habría compensado con creces los descensos en EEUU (-627 mil bl/d), Italia (-370 mil bl/d), Alemania (-208 mil bl/d) y Australia (-70 mil bl/d), principalmente.

En neto, de los países que reportan a JODI (que comprenden alrededor del 90% de la demanda de productos petrolíferos y de la producción de crudo, condensados y líquidos del gas natural a escala mundial), la demanda en diciembre habría aumentado en 541 mil bl/d en conjunto. Un aumento muy superior al de la oferta reportada por los países a JODI.

Esta fortaleza mostrada por la demanda, a pesar de los temores sobre lo contrario, podría apoyar aún más los precios del petróleo este trimestre, especialmente ante la extensión acordada de los recortes por la alianza de la OPEP+.

En definitiva, el precio del crudo a 4 de marzo está en el entorno de los 84 dólares por barril, y aunque pueda incorporar una prima de riesgo, creo que ésta se está reduciendo y que los niveles de precios de 2024 se mantendrán en estos niveles por dos cuestiones: la primera, por la gestión de la oferta OPEP+, dado que pocos mercados mundiales tienen un suelo al precio tan claro como el petróleo, a pesar del anuncio continuo de la desaparición del poder de mercado de la OPEP. La OPEP debería decir lo que Mark Twain dijo en 1897: “Las noticias de mi muerte son exageradas”. La segunda cuestión es la resiliencia de la demanda, ya que por ahora, los anuncios de una gran moderación siguen siendo exagerados, pero estaremos atentos a la evolución de del consumo en los países emergentes.

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