La Píldora Económica

La inflación de los alimentos: entre la reducción del IVA y las subidas del SMI

España exportó casi un 16% más de alimentos y bebidas el pasado enero
La inflación de los alimentos: entre la reducción del IVA y las subidas del SMI.
Europa Press

Es difícil escribir un artículo sobre economía que sea didáctico, interesante, no sesgado y al mismo tiempo que esté muy bien escrito. Eso quizá sea más fácil tratando temas de política, culinarios o de moda. Con el fin de mejorar mi estilo estoy leyendo a los clásicos y esto me ayuda a ser por un lado más positivo en mi análisis de cómo ha mejorado España, y más negativo en la percepción de mi futuro como potencial escritor. Si les digo que obra estoy leyendo entenderán mi reflexión: los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, en concreto, el que trata de lo acontecido en 1824, hace exactamente doscientos años, cuando tuvo lugar uno de nuestros peores momentos históricos con la brutal represión absolutista de Fernando VII, tras la derrota de los constitucionalistas. Los, por decirlo así, autos sacramentales tenían lugar en el patíbulo de la horca instalado en la plaza de la Cebada de Madrid.

Imbuido de este positivismo tras leer un pasado tan triste y lamentable, voy a elegir para mi análisis las muy buenas cifras del IPC español y a matizar donde puede haber problemas con ellas en 2024. Pido disculpas de ante mano a los lectores por las muchas cifras que voy a manejar, pero es que lo mío ya se que no es la novela, sino analizar la economía y revindicar que los análisis correctos requieren algo de complejidad en la exposición escrita de la cuestión.

El IPC español fue del 3,1% en diciembre, una tasa claramente por debajo de la esperada por gran parte de los analistas incluidos los bancos centrales y el Gobierno. 

En mi caso -pueden leer en artículos anteriores-, esperaba esta moderación por tres razones: no preveía incremento de precios energéticos, esperaba una moderación clara en los bienes industriales no energéticos y, finalmente, veía que la reducción de costes de piensos y fertilizantes, aunque con retraso, se trasmitiría al IPC de alimentos tanto sin elaborar -estos costes son el 70% del total de costes de dichos alimentos-, como elaborados, cuyo precio depende en un 30-40% de los anteriores.

Es cierto que hay factores temporales en este buen dato del 3,1%; sobre todo que la energía contribuyó con un -0,6 puntos porcentuales negativos, como consecuencia de que su variación anual fue del -6,4%, y que su peso en el IPC es de casi el 10%. Esta contribución tan importante de la energía a la reducción de la inflación desaparecerá en 2024.

Sin embargo, el dato de diciembre ya indica claramente una moderación más 'estructural' de los precios; así el IPC subyacente aumentó en tasa interanual un 3,8%, siete décimas menos que en el mes anterior. Además, los alimentos elaborados fueron los que más contribuyeron a la contención de la inflación interanual explicando una reducción de 0,4 puntos porcentuales del IPC entre el mes de noviembre y el de diciembre.

Pero no nos llamemos a error, mejora la inflación de los alimentos, pero las tasas de variación más altas de los componentes del IPC siguen siendo las de esos alimentos elaborados, un 6,2%, y la de los no elaborados un 7,8%. Esto supone que los alimentos explican 1,7 puntos porcentuales del total, es decir más la mitad de la inflación del 3,1% de diciembre lo explica la evolución de los alimentos,

Qué podemos decir de esta situación y qué podemos esperar en 2024. Primero, hay que señalar que esta contribución podría haber sido mayor sin la reducción del IVA. La reducción del IVA de alimentos empezó en enero de 2023, se rebajó el IVA del 4% al 0% en los alimentos de primera necesidad, y del 10% al 5% en los aceites y pasta. Según nuestros cálculos esto redujo la inflación en 0,4 puntos porcentuales en 2023.

Pero por otra parte, el Gobierno también ha contribuido a la subida de precios de los alimentos no elaborados con sus decisiones de los últimos años sobre el SMI. Si uno observa la estructura de los costes, en 2019, según las tablas input-output, los costes salariales suponían el 17% del total de costes. Si pensamos que al menos la mitad de los asalariados del sector agrícola está de una forma u otra ligado al salario mínimo interprofesional, que subió el 8% en 2023 y acumula una subida del 50% desde 2018, estaríamos hablando de que el coste en la inflación de los alimentos no elaborados por legislación laboral compensa ese 0,4 de mejora de la inflación por la reducción del IVA en 2023. Los trabajadores en el régimen especial agrario, que no dejan de disminuir, tienen una de las tasas más alta de empleados extranjeros con un 33% del total.

¿Qué pueda ocurrir en 2024? Con la corrección en marcha del precio del aceite de oliva, todo apunta a que seguirá la moderación de precios por la transmisión de la reducción de costes de inputs como piensos, plásticos y fertilizantes, si bien el aumento de los costes salariales puede ponerle un suelo a esta bajada. Respecto a los alimentos elaborados, también su evolución será a la baja y debería ser así porque el 40% de sus inputs son alimentos no elaborados y la reducción del precio de la energía de los últimos meses todavía no se ha repercutido a través de la cadena alimenticia.

Muchas veces, la manera de contrastar si esta evolución es similar en otros países o es particular o idiosincrática de España es realizar comparaciones, aunque estas sean odiosas, como la de que el precio del aceite no subiera tanto en Portugal como en España. Si comparamos la evolución del IPC de alimentos de la zona euro en diciembre con el español, los números corroboran mi argumentación: la tasa de variación de los alimentos no elaborados en Europa es un punto menor, del 6,8% frente al 7,8% español, casi toda explicable por incrementos mayores de costes salariales en España (SMI).

Además, si observamos los alimentos elaborados, también la inflación de la zona euro es menor, pero en este caso el diferencial es de solo 0,3 puntos porcentuales, ante una tasa del 6,2% en España y una del 5,9% en la eurozona. Esto también corrobora la argumentación: el diferencial de un punto en la inflación de los no elaborados se traduce en tres décimas de diferencia en los elaborados.

Atendiendo a los regímenes especiales, podemos observar como en el sector agrario la población extranjera ha alcanzado un fuerte protagonismo. En el caso concreto del sector agrario, más del 33% de trabajadores adscritos al sistema especial agrario son extranjeros. Esta tendencia se ha pronunciado en los últimos años, dado que la acentuación de la ya fuerte contracción del empleo de nacionales en este sector se ha visto compensada por el aumento en el colectivo extranjero.

Uf la verdad es que me ha quedado positivo el análisis, espero que no sea por el sesgo que ha introducido en mi mente la lectura de los Episodios Nacionales de Galdós.

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