ANÁLISIS

La debilidad de Telecinco

Roberto Leal, poniendo sonrisa de actor en la cabecera de un serial.
Roberto Leal en Pasapalabra.
Borja Terán

Telecinco tiene una ventaja y, a la vez, un problema. La ventaja es que cuenta con un público fiel que prácticamente no cambia nunca de canal y ve lo que le pongan. ¿Cuál es el problema entonces? Sin un gran reality show, como 'Gran Hermano' que suministre nuevas tramas y renueve la galería de personajes de la cadena, Mediaset corre el peligro de quedarse atrapado en un bucle de cotilleos muy vistos. Tramas que son fáciles de derribar si la competencia se atreve con producciones de objetivo narrativo contundente.

El ejemplo más claro está en el enfrentamiento cada tarde de 'Pasapalabra' con 'Sálvame Tomate'. El concurso con Roberto Leal sale victorioso ante un magacín vespertino que atesora una audiencia altamente fidelizada. El vuelco en audiencia se produce porque el juego de Antena 3 va hacia un fin concreto, 'El Rosco', al que se llega con pruebas con contenido real que implica al espectador. Hay que adivinar canciones, sopas de letras... Hay una superación de concursante y, también, del invitado famoso.

En cambio, en Telecinco están dando rodeos durante horas. Sus programas se han convertido en un trajín sin fin que está muy bien conducido con Jorge Javier Vázquez. Sin embargo, necesitan tramas más consistentes y que el espectador interiorice que le llevan hacia algún lugar.  Aunque sea televisión de usar, evadir y olvidar.

Con este género de tele lowcost en vivo, Telecinco ha logrado un inteligente estatus de cadena que acompaña en directo al espectador. La vida pasa en Telecinco. Es fácil conectar con la cadena porque ahí siempre existirá una oferta que no crea indiferencia. Es más, es tan traviesa como el espectador.

Pero si las otras frecuencias rivales compiten con esa misma travesura empática pero desde otros géneros televisivos que acojan un arco más amplio de público, pues es más fácil debilitar en audiencias a Telecinco de lo que, a priori, da la sensación. De ahí el éxito de 'Mujer', un culebrón que va directo al público lineal, el de la tele de siempre. También la revelación que supuso el retorno de '¿Quién quiere ser millonario?', que está a punto de volver esta vez con rostros populares como concursantes, o del positivo rendimiento de la nueva etapa de 'La Voz', donde destaca Laura Pausini. De nuevo, la travesura como gran clave a la hora de generar vínculos con el público. Pausini es una gran estrella, pero no ha perdido su habilidad para transmitir su naturalidad. Incluso sin censurar su mordacidad cuando toca.

La homogeneización de contenidos de Telecinco ha sido y es una cualidad a su favor, como factor aliado para definir la identificable línea editorial de la cadena. Aunque para avanzar y no quedarse estancado e incorporar a más públicos, en televisión es fundamental seguir cuidando el fondo y la forma. Es decir, el contenido y el continente, la trama y la estética que la cobija. Porque el entretenimiento televisivo atrae a una audiencia más amplia si aporta conocimiento desde la sorpresiva experiencia de la diversión. Por eso, es tan infalible 'Pasapalabra'. No es humo, rodeos y especulación, es un juego con 'chicha'.  Mucha y trepidante chicha.

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