EXPERIMENTO DE LA COMPAÑÍA DE MICKEY MOUSE

Mulán, el órdago de Disney a las salas de cine

La decisión provoca un antes y un después en el consumo cinematográfico y en el mercado de exhibición.

Mulán de carne y hueso.
Mulán de carne y hueso.
Borja Terán

La crisis mundial de la pandemia del coronavirus ha provocado que Disney suspenda el estreno en salas de la película 'live-action' del clásico Mulán, que estaba previsto que llegara a los cines a finales del pasado mes de marzo. Finalmente, la compañía ha decidido estrenar la cinta este 4 de septiembre con un inesperado órdago: la cinta aterrizará directamente en su plataforma streaming, Disney Plus.

Pero, para ver la película de animación, no bastará con estar suscrito, habrá que pagar una entrada extra, de 29,99 dólares en Estados Unidos y de 21,99 euros en España. Prácticamente, diez euros más que en las salas. Y sin descuento del día del espectador. Lo que ha generado cierta polémica, sobre todo en las redes sociales. Incluso se augura que será un fracaso, al menos en nuestro país, por este elevado precio.

Sin embargo, Disney tiene bien estudiado al público al que está enfocada esta producción: las familias, las mismas que han pagado una entrada por cada uno de sus miembros en cualquier otro estreno Disney en cines y que, ahora, abonarán un pase único.

Disney está aprovechando las circunstancias para atreverse a llevar a cabo un experimento gigante, que puede provocar un antes y un después en el consumo cinematográfico. Porque si este estreno online funciona, la compañía de Mickey Mouse va a abrir una veda muy compleja en la que ganan mucho muchos. Pero pierden los cines tradicionales.

Con esta decisión, las madres y padres se van a percatar de que se ahorran dinero con este sistema de estreno en casa. Cine por sólo 22 euros para todos (y lo pueden ver las veces que quieran) y encima ahorrándose el inflado coste de la bebida y las palomitas en las salas clásicas. Y, sobre todo, victoria de Disney que consigue que el usuario pague 22 euros de golpe y directo a sus arcas, sin compartir ni un céntimo con los exhibidores de cine, que suelen llevarse la mitad (o incluso más) del precio de las entradas.

Un órdago. Es obvio que los salas necesitan, y ahora más que nunca, los siempre atractivos productos Disney que llenan sus aforos, pero Disney está a punto de constatar si es capaz de crear un evento cinematográfico mundial sin que nadie salga de casa ni pase por una taquilla física. Está probando la vía de negocio más directa con su cliente, controlando  además sus propias ventanas y plazos (primero Mulán será de pago y, cuando lo vean conveniente, pasará a estar gratis en el catálogo básico de la suscripción mensual). Mientras, los cines de siempre se quedan sin la rentabilidad de un taquillazo asegurado.

Las plataformas bajo demanda nunca suplirán la experiencia grupal, y desconectada de otros impactos audiovisuales, que supone entrar en la oscuridad de una sala en la que no puedes adelantar el visionado con el cursor del ordenador o el mando a distancia. Pero las nuevas generaciones ya han nacido con el visionado de dibujos animados desde la pantalla del móvil de sus padres y totalmente bajo demanda. El visionado les acompaña en los dispositivos, entre sus manos, casi como un canguro que les mantiene entretenidos. Y la triste realidad es que un niño no echará de menos la magia de las salas de cine si no crece yendo a ellas a adentrarse en historias que marcan. Mulán pone una primera gran piedra en ese incierto camino hacia un futuro en el que una generación de niños y jóvenes recordarán que vieron la película en casa y con palomitas de microondas.

Mostrar comentarios