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El margen empresarial o ese sospechoso pirómano en la carrera a La Moncloa

Palacio de la Moncloa
El margen empresarial o ese sospechoso pirómano en la carrera a La Moncloa.
La Moncloa

No parece casual que a algo menos de una semana de que arranque oficialmente la carrera al 23-J, la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, haya presentado el Observatorio de Márgenes Empresariales. La puesta de largo de este lunes, absolutamente limpia desde la perspectiva estadística, parece el prolegómeno de una campaña electoral en la que habrá espacio para atacar a las empresas por estar ‘más en forma’ que antes del Covid… si es que realmente lucían más sanas y musculosas que nunca.

La CEOE no ha querido participar en la 'foto' porque es evidente que ve en el horizonte que este organismo aumenta los riesgos de que las empresas se conviertan en un objetivo del ala más a la izquierda de la campaña y al que hace meses Garamendi ya la calificó de “intervencionista”. Porque el lunes fue el análisis de los márgenes empresariales, pero no sabemos que puede ser mañana. A simple vista parece un arma de doble filo peligrosa, capaz de convertirse en un termómetro del bien y el mal para juzgar a las empresas y cargar contra ellas de cara a las generales. Mejorar márgenes, que al fin y al cabo es incrementar la rentabilidad del negocio, es uno de los primeros objetivos obligatorios del manual de cualquier consejero delegado… al menos hasta ahora.

A días de que la campaña electoral explote, y promete ser virulenta, habrá un ‘gran hermano’ que evaluará si es ético o no desde la perspectiva política y con el aval de los datos y la venia del Banco de España, trabajar para mejorar la rentabilidad de los negocios. Parece peligroso lanzar el mensaje de que España ‘topa’ o pone recomendaciones en esta materia a las empresas, pero con la Moncloa en juego y la necesidad de la política española de que el debate público se divida entre buenos y malos, sin escalas de grises o terceras vías, todo vale.

Las medidas ‘sociales’ con las que ha entrado a competir Sumar con el PSOE y sus 20.000 euros para jóvenes de cualquier condición a abonar (en principio) con cargo a las grandes fortunas nacionales, ya parece anticipar que de contención de gasto poco... al menos en campaña. Sin añadir déficit, cuadrar la cuenta hará necesarios más impuestos. Y los datos recogidos por el Observatorio pueden dar argumentos para que los empresarios soporten una mayor carga; aunque los datos no sean 100 por 100 representativos del tejido empresarial, porque cubrirían sólo al 75%.

Con la banca fuera de la 'auditoría pública' de márgenes -las entidades financieras tendrán su propia guerra los próximos días con mensajes duros para ‘forzarles’ a retribuir mejor los depósitos- y la energía señalada y ya castigada con el impuesto extraordinario- otros sectores como el de ventas minoristas o el turístico deben estar ya preparando la armadura contra la tormenta que amenaza a 5 días vista, porque da la impresión que caminamos en un julio con pocos síntomas de ser empresarialmente ‘friendly’.

Porque si la CEOE contaba con Alberto Núñez Feijóo para cambiar el tono, ya se intuye que no del todo. El presidente del PP ha avanzado que los tributos extraordinarios a los bancos y al sector energético se quedarían, aunque transformados. Ni siquiera él se atreve a poner por delante una rebaja de impuestos para el sector corporativo, probablemente previendo un ataque en tromba desde todos los flancos excepto los de su equipo. Su estrategia es adoptar el lenguaje de la necesidad responsable: miren los 1,5 billones de deuda que nos agobia y los 40.000 millones en intereses que el Tesoro Público tendrá que abonar.

Las empresas también conocen ese problema y los datos del Observatorio de Márgenes lo podrían están subestimando. Cerrados al primer trimestre -las cifras semestrales llegarán justo después de las elecciones generales- es probable que los gastos financieros y de personal no estén actualizados y podrían haber erosionado las cifras de rentabilidad que se acaban de presentar.

Las desinversiones de las grandes compañías para reducir deuda reducirán los ingresos futuros

De hecho, la inversión empresarial está aletargada por el encarecimiento del crédito y las compañías están tratando de reducir todo lo que sea deuda para tratar de atar el coste de financiación. Las desinversiones que están anunciando las grandes empresas cotizadas -FCC, Acciona, Iberdrola, Sacyr, Telefónica, Grifols…- superan con creces a las inversiones… y no suelen ser un buen síntoma. Aunque se venda a buen precio, empequeñece los ingresos futuros recurrentes de las empresas y por tanto sus márgenes. Algo que se le escapa a la radiografía presentada en la contrarreloj hacia la campaña.

De acuerdo con los datos del Banco de España, el volumen de bonos emitidos por las compañías españolas se redujo en mayo más de un 7%, a un ritmo no visto desde los tres primeros meses de 2005 para colocar el saldo vivo en mínimos desde diciembre de 2020. El bancario también cayó, un 2,2%; en su mayor descenso desde mayo de 2021. Una huida en toda regla del endeudamiento ante el encarecimiento de los tipos de interés, que pone en entredicho que las empresas están tranquilas y se sientan a salvo del incremento del precio del dinero con sus márgenes actuales.

No hay nada malo en medir, lo peligroso es utilizar los datos para crear una realidad que evite percibir de forma real la salud de los negocios y que trate de arañar votos fomentando la impopularidad de las empresas. Sin rentabilidad no hay negocio ni iniciativa empresarial y sin ella no habrá oportunidades de empleo en el futuro… más que público. Una mala idea para construir una economía competitiva que permita cerrar el 'gap' en poder adquisitivo que separa a España de la media europea porque se cobra menos. Lo afirma incluso Yolanda Díaz.  

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