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La campaña presidencial de Reynés no vale para Galán y Florentino

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés
El presidente de Naturgy, Francisco Reynés
Europa Press

La temporada de resultados sirve de precedente y reflexión para el que se considera el día grande de los accionistas: la celebración de la junta. Francisco Reynés, presidente y consejero delegado de Naturgy, lo debe tener en cuenta porque este miércoles durante la presentación de los números de la energética en 2022 avanzó que le gustaría continuar como presidente de la compañía. Criteria, CVC, GIP, IFM o Sonatrach ahora tienen la última palabra.

Reynés no se sometió a la reelección en junta el año pasado, que se celebró en marzo, dado que su cargo vencía en junio. Con el Proyecto Géminis en marcha, el ejecutivo contaba con la posibilidad de ser reelegido en una hipotética cita extraordinaria en la que se aprobaría la escisión de Naturgy en dos. Con la división paralizada por la guerra y la crisis energética, Reynés se mantiene como presidente y consejero delegado sin que se haya celebrado ningún encuentro y en la misma situación se hallan otra serie de consejeros nombrados en 2018, como Claudi Santiago Ponsa, Pedro Sáinz de Baranda y José Antonio Torre de Silva. Los dos primeros son independientes y el último dominical, en representación de CVC y los March.

La junta de Naturgy del año pasado fue escueta en renovación de consejeros, aprobándose los estrictamente necesarios para adecuar el consejo al nuevo 'status quo' creado por la opa de IFM y el aumento de participación de Criteria, que supuso la elección como dominicales de Jaime Siles en representatividad del primero y de Enrique Alcántara y Ramón Adell (reconvertido desde independiente), por el segundo.

Y aunque los 10 puntos del orden del día salieron adelante, no en todas las cuestiones que rodearon al presidente hubo un consenso completamente positivo. Las políticas de retribuciones y los informes de remuneraciones siempre suelen ser las más controvertidas en las juntas, pero en este caso fue el nuevo “incentivo” a largo plazo para el presidente y otros directivos el que generó dudas en parte del capital. La tasa de rechazo fue baja; de algo más de un 4% de las acciones que votaron, pero la abstención superó el 30%.

Casi un ejercicio después de aquel día, tras la paralización de Génesis, y con algunos de los accionistas de referencia en distinto momento en el capital de la energética, la reelección de Reynés va a ser la mejor manera de constatar si los accionistas, igual que el presidente, también abogan por una presidencia longeva. En 2018, fue nombrado consejero ejecutivo con el apoyo de un 95% de los accionistas, pero desde entonces los institucionales han ido mostrándose cada vez menos inclinados a respaldar la concentración de poderes en una única persona.

Reynés, a diferencia de otros dos ‘super’ presidentes históricos del Ibex que salvo sorpresa se enfrentarán a la reelección en la junta de este año -Florentino Pérez e Ignacio Sánchez Galán-, por el momento no ha repartido parte de sus responsabilidades con un segundo y tal vez no tenga necesidad de hacerlo por el escaso 'free float' del valor.

El presidente de ACS tuvo ya un toque de atención significativo en la junta de 2019, cuando su reelección fue rechazada por algo más de un 35% del capital. Pero Florentino ha tomado nota y además de renovar en los últimos años a una parte del consejo (en aquella junta hubo consejeros rechazados por más de un 40% de las acciones) en 2022 ratificó a un nuevo consejero delegado. Juan María Casas ocupa ese cargo desde el pasado 6 de mayo.

En el caso de Galán, aunque su última elección fue mucho más fácil que la de Florentino Pérez (se opuso un 12,59% del capital), también ha construido un modelo de separación de poderes, en pleno auge de ESG entre los grandes inversores, que habrá de validarse en la próxima junta. En octubre, nombró consejero delegado a Armando Martínez; aunque habrá que ver si los asesores de voto y los accionistas dan por válido el encaje.

A su favor está el cierre completo de la investigación por el Caso Villarejo, que arrojó sombras sobre la junta del año pasado. BlackRock, que es el primer inversor institucional en Iberdrola, aconsejó votar en contra del informe de gestión de Iberdrola de 2021 dentro de sus recomendaciones de 'stewardship'. El segundo, Norges, es un declarado defensor de la separación de roles en las cúpulas de sus participadas.

Reynés cuenta con menos presión desde los minoritarios profesionales, porque su continuidad depende de sus mayores accionistas, que en su conjunto controlan casi un 85% del capital Naturgy, y a los que nutre de dividendo. Sin embargo, si alguno no está contento (lo vimos en la abstención al plan de incentivos el año pasado) podría dar que hablar. No extraña que Reynés haga campaña.

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