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La lección de transparencia de la banca a los políticos

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez y la líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo Yolanda Díaz
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez y la líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo Yolanda Díaz
Europa Press

Estamos en un país en el que desde la crisis financiera la banca soporta el sambenito de que haga lo que haga, diga lo que diga, le lluevan críticas por todas partes. Cuando gana dinero; es malo o poco presentable éticamente. Cuando no lo hace, tampoco convence porque se convierte en una bomba de relojería para la economía y, por tanto, para el país.

En vista de ello, temporada tras temporada de resultados, defienda unos resultados positivos o negativos, los cabezas visibles de las entidades financieras españolas se han adaptado a mostrar un tono neutral, sin alegrías ni exceso de penas... un ni fu ni fa… y que sean los demás los que juzguen. Y aquí los periodistas, trimestre a trimestre, juegan un papel fundamental con sus preguntas… muchas -por cierto- incómodas (porque al fin y al cabo eso es lo que se espera de la prensa).

'Grosso modo', el ‘mix’ de una rueda de prensa de la mayoría de bancos españoles cotizados es como una media hora de presentación de los números de la entidad y entre 45 minutos y 1 hora de preguntas. Entre 2 y 3 por cada periodista -incluso se producen disculpas cuando se olvida de dar paso a alguien que hubiera pedido turno-, y antes o después de esa cita los banqueros habrán respondido a las cuestiones de los analistas. Normalmente más técnicas y menos intencionadas que las del gremio de los reporteros.

La puesta en escena política -donde el escrutinio público también es especialmente duro, aunque quizás esté más justificado dado que son ‘representantes del pueblo’- es totalmente distinta. En sus intervenciones, lo de la neutralidad es inexistente y solamente se recurre al triunfalismo de lo propio y al negativismo sobre lo ajeno (otra cosa nos sorprendería por su honradez). Y aquí el papel del periodista es cada vez es menos relevante; incluso cuando se trata de un pacto para un futuro Gobierno o del Consejo de Ministros. 

El ‘mix’ temporal entre presentación y cuestiones de los periodistas es completamente distinto al de la banca e incluso podríamos decir que comienza a ser preocupante. Cada vez son más habituales las presentaciones “sin preguntas”, como la del acuerdo de Gobierno de PSOE-Sumar: nada menos que las líneas maestras de la propuesta del que podría ser el Ejecutivo durante la próxima legislatura. Los periodistas van, escuchan, toman notas y luego tratan de buscar respuestas en privado si es que quieren aportar valor añadido. Algo que facilita que unos tengan mejores informaciones que otros y que sean distintas. En el caso de la banca, en sus presentaciones clave responde a un periodista, pero todos lo escuchan y luego cada uno interpreta lo que quiere o le 'da una vuelta', como decimos en la profesión.

Porque eso es lo que sucede en los medios de comunicación. Existen quienes editorialmente comparten la idea de que una tasa extra sobre el sector financiero está totalmente justificada porque los beneficios del sector se están viendo favorecidos por la fuerte subida de los tipos de interés que los ciudadanos sufren en sus hipotecas. Otro grupo se alinea con el posicionamiento del sector de que tasas de este tipo son “discriminatorias y los estigmatiza”, como repitió este martes Héctor Grisi, consejero delegado del Banco Santander; y unos terceros que ni lo uno ni lo otro, ni todo lo contrario. Pero todos cuentan con la misma información de partida; hay neutralidad desde la fuente.

Luego, después de ese examen público, no veremos a diario a distintos ejecutivos de los bancos haciendo ronda de platós, matizando, complementando sus declaraciones, cambiando de opinión, modificando las líneas generales de su discurso o repitiendo hasta la saciedad sus 'key messages'. Como las preguntas a corto plazo están respondidas, se dedican a otras tareas de diario, como son gestionar su negocio, que parece que es algo que les mantiene normalmente alejados de los ‘micros’. Volverán a responder en la próxima presentación de resultados a periodistas, analistas y accionistas, pero hasta entonces deben tratar de modelar una cotización que se mueve a diario (y algunas veces con fuerza por noticias que están todo menos relacionados con cómo pilota la compañía, como sucedió en la dura sesión bursátil de este martes).

Quizás no estaría de más que el futuro Gobierno -cuando lo tengamos-, dé más oportunidades de preguntar a toda la prensa públicamente cuando se tomen decisiones políticas relevantes o se presenten propuestas relevantes. Preguntar es un signo de interés y los periodistas no son otra cosa que voceros de los ciudadanos... y que el resto del tiempo estén llevando las riendas del país. Ojalá la bomba de relojería silenciosa que parece que palpita en la economía global y española se desactive sin consecuencias, pero, si no, vamos a necesitar a un Ejecutivo muy concentrado, con respuestas claras y para todos y que se puedan mantener en el tiempo (al menos un trimestre, como las de la banca).

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