Opinión

El País Vasco en su laberinto

El País Vasco en su laberinto
El País Vasco en su laberinto
Europa Press

El País Vasco, hoy Comunidad Autónoma Vasca, con sus 2.178.000 habitantes en sólo 7234 km2 es no solo una de las regiones más bonitas de España, sino una de las más prósperas. Con su PIB regional en torno a los 79.350 Millones de euros y sus 35.835 euros de renta per cápita, es la segunda del país solo por detrás de Madrid, y superior a la media de las CCAA españolas sobre los 30.000 euros.

Son solo datos económicos, pero que ponen de manifiesto el buen momento de dicha región, superado el trauma del terrorismo de ETA desde 2001 y muy fortalecida por el peso del PNV en la política nacional por su minoría en el Congreso de los diputados, que desde 2018 apoya al Gobierno de Sánchez.

Dicha inversión política le ha dado pingües beneficios habiendo obtenido muy buenos dividendos: Prisiones, AVE con financiación añadida al Concierto, Red de Cercanías del Ferrocarril, así como gestión de la Seguridad Social todavía no materializada (pero con la ministra socialista de Seguridad Social, la navarra Elma Saiz, para materializarla para cuando Sánchez ordene) y la aspiración de la transferencia en la gestión de puertos, aeropuertos y Paradores Nacionales. En voz baja ha pedido como los independentistas catalanes también el control de la emigración.

Si a ello le añadimos su privilegiado régimen económico de Ceoncierto, más la policía integral (Ertzaintza), televisión propia (EITB: dos canales en euskera y en castellano), control singular de las normas de las Haciendas Forales ante el TC como si fuesen leyes, fuertes instituciones de autogobierno con financiación sobreañadida para municipios, sólo le resta la Justicia como poder (pues su administración la ejerce desde hace muchos años), el Treaty making power (el poder de celebrar tratados internacionales, aunque puede ejecutarlos) y el ius legationis para ser un Estado con todas las de la ley.

Si don Antonio Cánovas del Castillo se levantase desde el balneario de Santa Águeda (Mondragón) donde fue asesinado por Angiolillo (1897), solo podría exclamar: ¡quién fuese vasco!

La gestión de ese amplísimo autogobierno se dilucida el próximo 21 de abril junto a quien va a ser su administrador principal (que no propietario) para los próximos cuatro años, tras la convocatoria de elecciones por el todavía lehendakari Iñigo Urkullu.

El PNV solo o en coalición con el PSN señorea la política vasca desde los años ochenta del siglo XX incluso sin ganar las elecciones, como ocurrió en 1985 cuando R. Jáuregui (PSE) cedió la presidencia a Ardanza (PNV), pese a ser el ganador de las elecciones vascas. Solo en el periodo (2009-2012) en que Patxi López ¡quien lo diría hoy! fue lehendakari con el apoyo del PP después del fiasco del Plan Ibarretxe (1998).

El gobierno vasco salido de las urnas de 2020, arrojó el resultado de 31 escaños de 75 para el PNV y 10 para el PSN, lo que le ha permitido gobernar con 41 escaños como si fuese un gobierno en solitario dado el papel de comparsa de la vicepresidente Mendia. Bildu quedó a cierta distancia del PNV al obtener 21 escaños. Las huestes de Podemos obtuvieron 6 y el PP solo 5. Vox 1 y C´s 1, se repartieron la pedrea.

El hombre fuerte del PNV (Ortúzar), que preside el Euskadi Buru Batzar descabalgó a Urkullu y forzó la candidatura del Diputado foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de Vizcaya, Imanol Pradales Gil (el hombre de los ocho apellidos castellanos) que dice sentirse sólo vasco. Es una apuesta que habrá que ver si se acerca a los 31 escaños de Urkullu, aunque las encuestas le dan 29.

El hombre de paz Otegui (según Zapatero), ha seguido el modelo del PNV y no se presenta a las elecciones y en su lugar ha colocado a un hombre de la nueva imagen de Bildu, el ingeniero Otxandiano de profesión y candidato que intenta conectar con la nueva generación que no vivió bajo los años de plomo y bombas de ETA.

El socialismo ha apartado a la amortizada Idoia Mendia y presenta a Eneko Andueza. El PP también renovado con Javier de Andrés, un candidato que fue ya diputado General de Álava (hoy las encuestas dan a Bildu como primera fuerza en dicho territorio) y las tres restantes muy perjudicados por sus partidos nacionales como son Podemos, Vox y C's.

No es de extrañar, por tanto, que las encuestas no siempre fiables dan un empate técnico a 29 entre el PNV y Bildu, que podría ser resuelto si el PSOE (versión vasca) saca 9 o 10 escaños. Pero debe tenerse presente que Bildu ha pescado en el caladero del PSOE, y Podemos un buen puñado de votos, lo que puede poner en cuestión que los socialistas obtengan diez escaños.

Si los pronósticos se cumplen y el PNV puede reeditar gobierno con el PSE miel sobre hojuelas para Sánchez y los jeltzales; también para el empresariado vasco con Iberdrola, Repsol y CAF a la cabeza y toda la miríada de PYMES asentadas en Guipúzcoa y Vizcaya, podrán seguir con sus políticas actuales desde el punto de vista institucional.

La gran duda es si Otegui echa el órdago al PSOE, si este obtiene unos resultados presentables y le ofrece la Lehendakaritza (presidencia). Es poco probable, pero no imposible; o la tercera opción tampoco descartable de que el frente independentista (PNV+Bildu),pretenda jugar a un "nuevo Estado” con consulta previa aprovechando la debilidad creciente de Sánchez.

Todo un laberinto, o un enigma en la encrucijada que diría Churchill, pero que puede poner patas arriba el tablero vasco y nacional. El propio Churchill parafraseaba que una democracia era un sistema donde si alguien llamaba a la puerta de tu casa a las cuatro o cinco de la mañana solo podría ser el lechero. Hoy por desgracia es mas fácil que llame un encapuchado cualquiera.

Muchas dirán ¡“Virgencita que me quede como estoy! Pero los riesgos están a la vuelta de la esquina.

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