Cuaderno de venta

El ascenso del pupilo de Escrivá y la tarea de torear la deuda sin el capote del BCE

Carlos Cuerpo, nuevo ministro de Economía, el pasado 14 de diciembre en el G20 de Brasilia.
Carlos Cuerpo, nuevo ministro de Economía, el pasado 14 de diciembre en el G20 de Brasilia.
G20 Brazil / Gov.br vía La Información

El nombramiento antes de las campanadas de Carlos Cuerpo Caballero (Badajoz, 1980) como nuevo ministro de Economía del Gobierno de Pedro Sánchez confirma que 'torear' con la deuda pública de 1,5 billones de euros de las Administraciones Públicas será prioridad 'número uno' del nuevo curso económico. Tan importante, o más, será cuadrar las cuentas como mantener la capacidad de refinanciar la deuda existente. El relevo de Nadia Calviño tras su salto al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a partir de mañana queda completado de esta manera con el reparto de atribuciones y poderes para otros dos ministros del Ejecutivo.

El ajuste de gastos e ingresos seguirá bajo la responsabilidad de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ahora recibe nuevos galones como 'número dos' con el esperado ascenso a vicepresidenta primera (antes cuarta), aunque cede la jefatura de 'recursos humanos' y gestión de la administración a José Luis Escrivá, el gran reforzado de la remodelación del pasado viernes por múltiples motivos. El ministro de Transformación Digital asume ahora Función Pública, además de la misión casi imposible de modernizar los procesos normativos y tecnológicos de una Administración en suspenso permanente a ojos de la ciudadanía.

El ascenso de Cuerpo dentro del Ministerio de Economía desde la secretaría de Estado del Tesoro Público y Financiación Internacional refuerza la huella de Escrivá en el gobierno y su área económica pese a que no se ha visto oficializada con una vicepresidencia cuarta que por el momento queda vacante o, quizá, amortizada. El nuevo ministro de los asuntos económicos fue su pupilo destacado en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) durante seis años. Junto a Escrivá, y con su referencia, pasó a formar parte del Gobierno en 2020, aunque en este caso en el equipo de Calviño. Tomó las riendas del brazo emisor de deuda pública, encargado entre otras cosas de conseguir en los mercados el dinero que le falta al Gobierno cada año y evitar que sus acreedores reclamen su capital. Por tanto, Cuerpo es la cara que han visto los inversores en estos años, y su nombramiento parece una decisión sensata de Sánchez, que cada vez escucha más a Escrivá tras la salida de Calviño.

Entre esos inversores, hay uno que sobresale por encima del resto y que ha sido extremadamente generoso durante los últimos cuatro años con España y que ha permitido, entre otras cosas, seguir emitiendo deuda, abaratar la existente en las refinanciaciones a mínimos históricos. No es otro que el Banco Central Europeo (BCE), cuya mano visible sigue presente en los mercados de bonos soberanos de la zona euro ayudando a contener las primas de riesgos en episodios tan turbulentos como la pandemia, la guerra de Ucrania, la crisis energética o el ciclo de subida de tipos más rápido de las últimas décadas. Como se ha venido contando en estas páginas, el banco central está reduciendo su balance dejando extinguir los vencimientos de su cartera de deuda, sin reinvertirlos como hasta ahora. 

A partir de verano recortará en 7.500 millones de euros mensuales el tamaño de su programa PEPP (compras pandémicas), que se unen a los 25.000 millones del APP, el instrumento creado antes de la pandemia para estimular el crecimiento, mantener a raya los diferenciales de los bonos y prevenir la deflación. Más allá de las políticas propias de un ministro de Economía, Cuerpo debe encontrar recambios al BCE en su lista de inversores habituales para las grandes emisiones de deuda. No serán pocas atendiendo al ritmo frenético al que se producen. España sale al mercado en buscar del orden de 250.000 a 275.000 millones de euros anuales, parte de ellos deuda nueva que se añade a la hipoteca global. Solo en los últimos cuatro años se ha incrementado en 340.000 millones sin contar el dinero europeo a fondo perdido que se ha recibido por una cuantía cercana a otros 40.000 millones.

Una cifra similar será el pago de intereses (coste del servicio de la deuda) que deberá sufragar el Estado anualmente para alimentar esa criatura cada vez más grande y con vida propia que es la deuda pública. Con un coste medio de apenas un 2,1%, el Tesoro verá como en 2024 seguirá creciendo esa tasa aunque los tipos de interés se mantengan estables. El motivo es que Cuerpo ha liderado la política de financiación en un escenario de liquidez a raudales a nivel global, las tasas más bajas de la historia y con el banco central de su mano ahuyentando cualquier conato de crisis. La cuestión ahora es que todo apunta a que en 2024 se producirá un proceso de drenaje de liquidez, las tasas seguirán altas -sobre todo si se compara con el nivel cero- y el BCE comenzará a estar neutral o en contra, como advirtió Lagarde el pasado 14 de diciembre cuando instó a los gobiernos del euro a reducir deuda.

Una de las novedades de la legislatura serán los procesos de condonación de la deuda autonómica que asumirá el Tesoro. ¿Cómo se explicará a los inversores internacionales que la Administración Central, como acreedor, perdona decenas de miles de millones de euros a otras Administraciones que en el pasado han sido emisores independientes y lo pueden volver a ser? El nuevo ministro será el responsable de transformar en jerga financiera el relato político de la investidura sobre la existencia de 'lawfare' (judicialización y persecución judicial de política) en España o de justo lo contrario. La pregunta que se hace todo inversor: ¿hay garantías de un marco normativo y jurídico estable? La credibilidad en los mercados financieros lo es todo. Se analiza con lupa tanto las palabras como los hechos. 

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