La UE, en alerta roja

La segunda ola también confina Europa y desinfla el salvavidas de las navidades

Cada dos semanas, el balance de positivos se duplica en todo el continente, una tasa de crecimiento que roza las cifras de pesadilla del pasado marzo y anticipa semanas de duras restricciones.

Medidas Covid Nápoles
La segunda ola también confina Europa y desinfla el salvavidas de las navidades.
EFE

Europa ha superado el segundo viernes trece del año. El primero cayó en marzo. Entre ambos, una eternidad, pero la sensación de las calles y las estadísticas vuelve a ser la misma. Este verano, los europeos -y el virus- gozaron de cierta manga ancha. Otoño llegó como la tormenta perfecta. Por goteo, sus países volvieron a someterse a la soga de los cordones sanitarios. Basta un vistazo rápido al mapa del coronavirus para desinflar el salvavidas de las navidades, la última tirita para la maltrecha economía comunitaria. En la actualidad, cada dos semanas, el balance de positivos se duplica en todo el continente, una tasa de crecimiento que roza las cifras de pesadilla del pasado marzo.

El tsunami de enfermos Covid en los hospitales de toda Europa sirvió de termómetro para activar los cierres que desplomaron el tráfico aéreo y con él, el turismo, la hostelería... y hasta la venta de vehículos. Un continente paralizado. Y la historia se repite. Los gobiernos europeos han pulsado el botón rojo de los aislamientos antes del colapso. Totales o parciales, casi todos los países de Europa sufren cierres que cercenan la libertad de movimiento de sus ciudadanos, uno de los pilares de sus democracias y del espíritu mismo de la Unión. Ningún estado europeo quiere arriesgarse a repetir el caos sanitario de la primavera. 

Segunda ola Covid en Europa

En cuestión de semanas, el virus volvió a expandirse por el continente de forma exponencial. A finales de verano, el ritmo de contagios en Francia o Suiza abocaba a una situación insostenible en los hospitales para mediados de este mes. Ambos adelantaron los cierres y, en el caso francés, el presidente Emmanuel Macron decretó el primer toque de queda, entre las nueve y las seis de la mañana. La iniciativa gala pronto generó un efecto dominó por toda Europa. 

La segunda ola ha doblegado, incluso, a aquellos que se mostraron más reacios a imponer restricciones durante la primera ola. Reino Unido es un caso clave. El comité científico asesor detrás del equipo de Boris Johnson anticipó que, si no se actuaba drásticamente desde Downing Street, el Servicio Nacional de Salud alcanzaría el punto de no retorno en diciembre. Las cuentas son claras, el 'crack' de la red asistencial se produciría cuando el número de pacientes covid sobrepasase la "capacidad de ampliación" de los hospitales de campaña que Inglaterra desplegó en primavera. España tampoco escapa a la encrucijada.

El mes de octubre revivió los días más negros del primer envite. La semana del 17 de junio, los hospitalizados con diagnóstico Covid-19 en los siete días previos apenas superaban el centenar en toda España. El mes siguiente, el balance oficial informó de más del doble. La semana del 13 de agosto nuestro país acumuló más de un millar de hospitalizados. Suma y sigue. El balance del viernes 13 de octubre habló de 5.121 ingresados en la semana previa. Poco a poco, el virus ha perdido fuelle en territorio nacional. La velocidad de transmisión ha bajado, pero aún queda batalla. La huella del repunte se refleja en las peores cifras de mortandad de toda la segunda ola. La escena en los hospitales corrobora que el país aún camina por terreno pantanoso. 

La alarma entre los sanitarios también urge al Gobierno belga. Hace unos días, 'The Economist' publicaba que, a pesar de haber duplicado sus UCI en previsión a un segundo tsunami, las unidades de críticos estaban ya al 50% el 26 de octubre, cuando la curva española llegó al pico de contagios. Sin más restricciones, Bélgica anticipó que para diciembre ya no quedarían camas libres.

A principios de noviembre una veintena de países europeos ya habían cerrado gimnasios, restaurantes y otra batería de espacios públicos. El toque de queda y la prohibición de salir o entrar del territorio nacional salvo por motivos excepcionales, se extendieron por todo el continente. Amén de la hoja de ruta general, cada gobierno ha aplicado su receta. Italia ha echado el cerrojo a los centros educativos y Países Bajos ha vetado la pirotecnia en Fin de Año, con el objetivo de evitar accidentes que saturen aún más su sistema sanitario. El contagio, lejos de ceder, ha registrado máximos esta semana. 

Croacia, Eslovenia, Portugal, Suecia, Rusia, Alemania... la lista de países que han roto sus propios récord de contagios en los últimos días no para de crecer. Cada escalón en la curva aleja el salvavidas de las navidades, el clavo ardiendo al que aún se aferraban muchos sectores para evitar el descalabro total en el balance de cuentas de 2020. Así, las aerolíneas y la industria hotelera mantienen sobre la mesa la posibilidad de establecer una suerte de corredores turísticos intraeuropeos, que equilibren la delicada balanza de salud y economía de cara a la campaña navideña. Ni siquiera la euforia por los avances de la vacuna ha logrado rebajar el nivel de alerta. 

En el horizonte europeo, la vacunación masiva es la única luz al final del túnel... y solo alumbra a medias. No habrá dosis para todos, no de forma inminente ni el virus desaparecerá con ellas. La vacuna previene, pero no cura. Por todo el territorio continental hay más de ocho millones de casos activos* del nuevo coronavirus. Lejos de retomar el debate de si las cifras de otoño son más o menos alarmantes que las de primavera, se abre la cuestión de si Europa avanza en la dirección y al paso que exige la curva. El continente vivirá bajo la sombra de la pandemia estas navidades. El próximo viernes 13 será en agosto, si los europeos se han librado de la amenaza del virus para entonces ya habrá mucho por lo que brindar. 

* El dato de casos activos debe tomarse con precaución, pues resulta del cálculo de restar a los casos acumulados las muertes y los recuperados -sin contar los diagnosticados por test de anticuerpos- . 

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