Tendría una de las peores notas

El Gobierno excluye al aceite de oliva del semáforo nutricional para protegerlo

El Ministerio de Consumo asume las reclamaciones del sector olivarero, que se quejó de que con el sistema Nutriscore no se tienen en cuenta las propiedades del producto y podría perjudicar sus exportaciones.

¿Cuál es hoy el mejor aceite de oliva virgen extra?
¿Cuál es hoy el mejor aceite de oliva virgen extra?
EFE

Las políticas del Gobierno para fomentar una alimentación saludable entre la población y dejar claro a los consumidores que numerosos artículos del supermercado no tienen beneficios para su organismo empiezan a toparse con obstáculos. La próxima aprobación del sistema Nutriscore o semáforo nutricional, por el cual se asigna una letra y un color a un artículo comestible en función de sus calorías y sus componentes, ha generado problemas al Ejecutivo con algunos sectores alimentarios. El mayor conflicto tiene como protagonista al aceite de oliva, que a pesar de ser uno de los productos más consumidos y recomendados, iba a obtener una mala calificación con esta fórmula. Circunstancia que ha motivado que el Ministerio de Consumo haya decidido excluirlo del futuro etiquetado, como confirman a La Información fuentes del departamento de Alberto Garzón. Lo que les permitirá calmar a un sector olivarero que estaba alarmado.

Que el aceite de oliva haya encajado tan mal con este semáforo se explica con algunas de sus características, como que tenga un alto número de calorías y esté encuadrado en el grupo de los ácidos grasos. Estos aspectos son los que Nutriscore toma como referencia, ya que son los que puede medir su algoritmo, que analiza aspectos como las frutas, verduras y frutos secos, fibra, proteínas, calorías, azúcar, grasa y el sodio por cada 100 gramos o litros. Lo que motiva que no tenga en cuenta las propiedades saludables del que está considerado como uno de los tesoros en los países mediterráneos. Entre los que están que ayude a elevar el colesterol bueno, disminuya el malo, beneficie el control de la hipertensión o reduzca la posibilidad de que aparezcan trombos, según destacan instituciones como la Fundación Española del Corazón. Por lo que, a juicio del Gobierno, no tendría sentido permitir que el definido como 'oro líquido' fuera a obtener una C de calificación, que es la misma que obtienen artículos ultraprocesados, como los cereales de desayuno azucarados.

Para ejecutar esta decisión, el departamento de Consumo ya ha contactado con los responsables de Nutriscore para trasladarles la necesidad de hacer esta discriminación positiva del aceite. Según fuentes de la cartera controlada por Unidas Podemos, el resto de países que utilizan este sistema o se están preparando para ello "han recibido positivamente" la propuesta. El fin es que esta excepción se aplique en todos los territorios que se rijan por este marco. Un trabajo previo al impulso definitivo a esta nueva clasificación de los productos de consumo alimentario, que forma parte del acuerdo del Gobierno de coalición y que se aprobará en los próximos meses, señalan las mismas fuentes. Aunque, como recuerdan desde Consumo, esta fórmula de etiquetado no será de uso obligatorio por los fabricantes desde el principio.

Aun así, el Ejecutivo quiere llevar a cabo esta actuación para cuando cumpla su objetivo de que el semáforo nutricional sea de uso imprescindible para poder ofrecer cualquier alimento al consumidor. Lo que podrá evitar que el extracto de la oliva tenga una consideración mucho más negativa de lo que sus beneficios ofrecen cuando el Nutriscore sea norma europea. Algo que ya está preparándose para el futuro, debido a que la Comisión Europea ha empezado los trabajos previos para legislar en este sentido. La fecha prevista para que se unifique el criterio del etiquetado en suelo europeo es 2022. Por lo que el Gobierno quiere anticiparse a que el extracto de la oliva tenga una nota C dentro del algoritmo. La cual solo empeoran otros aceites como el de girasol o la mantequilla, que se utilizan mucho menos en las cocinas españolas. 

Un alivio económico

Este movimiento del ministro Garzón va a suponer un alivio para el sector del aceite de oliva, que temía que todo el aval científico que recibe el producto quedase ensombrecido por un etiquetado que consideraban fraudulento. Y es que, como denunciaron, Nutriscore podría incurrir en otorgar la misma puntuación a su producto que al aceite de colza. Algo que consideraban un "escándalo" y que suponía "inducir a error" a los consumidores, como denunciaron sus representantes. Un enfado por el que instaron al Ejecutivo a rectificar lo que estimaban un "atropello que dañará irremediablemente la imagen y reputación de uno de los productos agroalimentarios más prestigiosos del país", como recogió el medio especializado Olive Oil Times. Demandas que han sido escuchadas, ya que Consumo ha acabado asumiéndolas. 

Entre las razones de la coalición de PSOE y Unidas Podemos para dar esta categoría especial al aceite no están solo la protección de un producto con idiosincrasia española y con una denominación de origen muy valiosa. Las consecuencias económicas de permitir que el aceite de oliva fuese valorado por Nutriscore de la manera prevista podrían haber sido nefastas para ámbitos como las exportaciones. En la campaña 2019/2020, el Ministerio de Agricultura cifró en 2.792 millones de euros la cantidad lograda por la salida del aceite hacia otros países. Un ejercicio marcado por el coronavirus, pero que aun así conllevó que se exportasen más de un millón de toneladas del producto. Países como Francia importan hasta el 9% de la cosecha anual, que se traduce en 235 millones para las empresas españolas. Y en Alemania el consumo está creciendo, al haberse incrementado en el último año hasta un 24%. 

Con esta decisión, Consumo soluciona una de las posibles crisis que habría tenido que afrontar con la llegada del semáforo. Pero no es el único frente por el mismo motivo. Los profesionales de la nutrición y las empresas de distribución no están conformes con que se vaya a utilizar esta fórmula para clasificar a los alimentos. En el caso de los primeros, porque consideran que no es eficaz y puede provocar situaciones como las del aceite de oliva en otros productos, al otorgar buena calificación a ultraprocesados y mala a alimentos que ayudan a tener una mejor salud. Mientras que los segundos lamentan que se trata de una manera de señalar de una manera negativa a sus bienes. Lo que puede repercutirles en su facturación. 

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