Impacto negativo en 2024

Banco de España alerta del posible efecto del consumo público en el PIB y la deuda

El organismo advierte de que, si el avance del gasto no se desacelera este año, las previsiones de crecimiento del país podrían verse reducidas, aunque confía en el efecto de contención de la prórroga de los Presupuestos.

Pablo Hernández de Cos, gobernador Banco de España
Banco de España alerta del posible efecto del consumo público en el PIB y la deuda
Agencia EFE

El Banco de España ha lanzado un mensaje de alarma en torno a los niveles actuales de consumo público y su posible impacto en el crecimiento de la economía española este 2024. Según la institución pública, si no se comienza un proceso de desaceleración del gasto podría conllevar riesgos para la previsión del avance del Producto Interior Bruto (PIB) y el déficit público.

El supervisor del sistema bancario español espera que se modere la velocidad de crecimiento del consumo público en este año. En su último informe trimestral, publicado por el organismo hace unos días, el banco central recuerda la recomendación europea de contención del gasto.

El informe también apunta a la posibilidad de que la prórroga de los Presupuestos de 2023 suponga un mayor nivel de contención en este sentido. Desde el Banco de España explican que, al no estar aprobadas las cuentas públicas, habrá una serie de partidas presupuestarias que no será posible ejecutar.

En concreto, las estimaciones del organismo que dirige Pablo Hernández de Cos apuntan a que, tras crecer un 3,8% en 2023, esta partida ralentizará su impulso en 2024 al 1,2% y se situará en el 1,7% y el 1,5% en 2025 y 2026, respectivamente. Pero en el informe se advierte de que un mayor consumo público del estimado en este escenario central supondría una presión adicional sobre las cuentas públicas, que reafirmaría la necesidad de acometer un proceso riguroso de consolidación fiscal en España.

El consumo público sorprendió al alza en 2023

El avance de la Contabilidad Nacional del cuarto trimestre de 2023, junto con la revisión de los datos de trimestres anteriores, han deparado una considerable sorpresa al alza en relación con el comportamiento del consumo público. Así, en el conjunto del año, esta partida habría aumentado un 3,8% en términos reales --frente al 2,2% previsto en el ejercicio de proyecciones del Banco de España de diciembre--, una tasa muy superior a la observada en 2022 e incluso durante el período de mayor incidencia de la pandemia.

A esta aceleración, que también se aprecia en términos nominales, habrían contribuido tanto la remuneración de los asalariados como el resto de partidas del consumo público. De esta forma, en porcentaje del PIB potencial, el consumo público se habría situado en un nivel muy próximo al máximo histórico que alcanzó en 2009.

De cara a 2024, el organismo ha advertido de que, en la medida en que la evolución reciente de esta partida (sobre cuyos determinantes existe una considerable incertidumbre) podría no responder a factores transitorios, como posibles gastos relacionados con el programa NGEU u otras medidas de carácter temporal, este mayor consumo público supondría una presión adicional sobre las cuentas públicas, que reafirmaría la necesidad de acometer un proceso riguroso de consolidación fiscal en España.

El consumo privado y la inversión tirarán del crecimiento

Por su parte, las estimaciones para el consumo privado son las contrarias. De hecho, se espera que este factor, junto a la inversión, sean los principales motores de la actividad económica española los próximos años. Tras moderarse algo más de lo previsto en los últimos meses de 2023, el consumo privado habría mantenido en el arranque de 2024 un ritmo de crecimiento similar al del cuarto trimestre del año pasado.

Este avance estaría apoyado, entre otros factores, en la fortaleza que continúa mostrando el mercado laboral, en los elevados niveles de partida de la tasa de ahorro y en la recuperación gradual de la confianza de los consumidores, en particular de aquellos situados en los estratos de renta media y alta. En todo caso, la evolución reciente del crédito al consumo y de las ventas de automóviles sugiere que el impulso al consumo proporcionado por el gasto de los hogares en bienes duraderos estaría disminuyendo.

De cara a los próximos trimestres, en un contexto de progresiva moderación de las presiones inflacionistas, de relativa robustez del mercado de trabajo y de condiciones financieras algo más favorables, se espera que el gasto de las familias prolongue su tendencia expansiva, de forma que el ritmo de avance de este componente de la demanda sería, en el conjunto de este año, algo superior al observado durante 2023 (1,8%). En concreto, las estimaciones del Banco de España apuntan a que el consumo privado se impulsará un 2,3% en 2024; un 1,9% en 2025 y n 1,7% en 2026.

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