Pese a la mejora del empleo

La brecha de renta entre los mayores y los jóvenes se dispara desde la crisis de 2008

Tras el estallido de la crisis financiera y el 'pinchazo' de la burbuja inmobiliaria ​se ha ampliado también la diferencia entre la renta bruta disponible per cápita de los hogares españoles y la media de los países de la Eurozona 

Los pensionistas se movilizan en Madrid y piden una pensión mínima de 1.080 euros
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Europa Press

La fuerte recuperación de la economía española tras la pandemia, la invasión de Ucrania y los choques energético e inflacionario; el tirón del mercado de trabajo -el año pasado se registró un récord de creación de creación de empleo con 783.000 ocupados más-, el fuerte retroceso de la deuda de familias y empresas desde la crisis financiera o la acumulación de superávit por cuenta corriente no han impedido que persistan o se agraven otros de los problemas estructurales de la economía española. Entre ellos -y a pie de calle- se ha ampliado la conocida como 'brecha generacional', la diferencia de rentas entre los hogares formados por personas mayores -sobre todo a partir de 65 años- y los más jóvenes. 

En realidad, los coletazos de la 'gran crisis' se han manifestado en una doble dirección, dado que no sólo ha aumentado la desigualdad entre padres e hijos, sino que también lo ha hecho la diferencia entre la riqueza de las familias españolas y la de la media de nuestros socios de la Eurozona. En el primer caso, a nivel nacional, los hogares con cabeza de familia de más de 65 años han visto elevarse su renta de forma progresiva incluso en los peores años de recesión (en 2009, cuando el PIB retrocedió un 3,8% y entre 2011 y 2013, cuando cayó un 0,8, un 3 y un 1,4%, respectivamente). Esto fue así gracias a que los gobiernos de PP y PSOE han optado por revalorizar las pensiones para que los jubilados no perdiesen poder adquisitivo. 

Sí se produjeron, sin embargo, caídas en las rentas del resto de tramos de edad y, muy especialmente, en las de los hogares conformados por menores de 35 años, que no han llegado a recuperar los niveles de renta de principios de siglo en términos reales (ver gráfico). Así lo pone de manifiesto el artículo publicado en la última edición de los 'Cuadernos de Información Económica' de Funcas por Marina Asensio, Marina García y Daniel Manzano, economistas de AFI (Analistas Financieros Internacionales).

A pesar de que en lo que va de siglo se han duplicado los hogares con vivienda en alquiler, que han pasado de representar el 10 al 20% del total, la gran mayoría siguen optando por la vivienda en propiedad -en unos niveles muy superiores a los de otros países del entorno-. Este hecho provoca, según los autores del informe, que la riqueza financiera se concentre en mayor medida en los hogares de rentas altas. Esto es así hasta el punto de que actualmente, y tras un aumento continuado de esa concentración, el 10% de familias con mayor nivel de renta acapara prácticamente el 50% de lo que se entiende estrictamente por riqueza financiera de los hogares.

"Concentración que es todavía más acusada en el caso del ahorro previsional, tan relevante en otros países de nuestro entorno, y cuya presencia es apenas testimonial fuera de ese segmento de hogares más favorecido", apuntan en su informe. A la vez se da el hecho de que sólo el 36% de los menores de 35 años es propietario, frente al 70% de hace 20 años.

La reducción de la deuda y el comportamiento volátil del ahorro

A raíz de la crisis financiera y el 'pinchazo' de la burbuja, los hogares nacionales hicieron un esfuerzo enorme para reducir su nivel de deuda. Los pasivos financieros de las familias, que llegaron a representar el 140% de su renta bruta disponible en los peores momentos de ese choque, se han reducido hasta el 90%, cuando esa misma ratio se sitúa de media en el 107% en la Eurozona. Más adelante y como consecuencia de las subidas de tipos de interés, las familias prolongaron la tendencia iniciada en la segunda mitad de 2022 y emplearon el mayor ahorro acumulado a la amortización neta de préstamos bancarios, como explican desde CaixaBank Research.

El análisis publicado por Funcas incide en que apenas se han producido cambios en la "muy baja propensión al ahorro" de los hogares. Esa tasa de ahorro se comporta además de forma mucho más volátil que la de las familias de otras grandes economías del área del euro. En ese comportamiento pesan factores históricos y culturales como la "mayor valoración del disfrute presente" y la confianza en las redes de protección tanto familiares -que han sido claves a lo largo de las últimas crisis- como del estado de bienestar. 

Esto es más evidente por contar España con un sistema de pensiones públicas más generoso en términos comparativos. Aunque no es el único factor que afecta, puesto que también lo hacen unos niveles de renta inferiores a los de otros socios europeos, así como una mayor sensibilidad tanto del PIB como del empleo españoles a las diferentes condiciones del ciclo económico. 

Precisamente, en sus perspectivas para el presente ejercicio, la Sociedad de Tasación estima que pueda producirse una ligera recuperación del poder adquisitivo de los hogares, ya que salarios e inflación están creciendo a un ritmo similar. Sin embargo, sus previsiones para 2024 apuntan también a un consumo contenido, debido a la pérdida de renta disponible que se ha producido durante los años 2022 y 2023, y a esa desaceleración de la tasa de ahorro durante los últimos trimestres.

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