El 1% de los turistas que llegaron a España en 2019 procedían de China. La cifra parece irrisoria si se compara con los 82 millones de turistas internacionales que han llegado en 2022 o los 169 millones de chinos que salieron de su país hacia otros destinos en el mundo. Pero no por ser pocos dejan de ofrecer oportunidades, convirtiéndose incluso en un nicho clave para el sector hotelero, que ve en ellos una oportunidad de desestacionalizar la ocupación.
Prueba de ello es que su presencia casi se duplicó desde 2016, cuando fueron 375.000, hasta que llegó la pandemia. La cultura y gastronomía españolas atrajeron en 2019 a casi 700.000 visitantes del gigante asiático. Tras tres años encerrados, el fin de la política Covid-cero del gobierno de Xi Jinping ha abierto las puertas del mundo a una población con ganas de volver a viajar. El Gobierno chino ha eliminado la limitación de plazas disponibles en vuelos internacionales y aumentado el número de trayectos, además de retomar la concesión de visados de entrada a China.
Según Turespaña, las preferencias del visitante chino pasan por destinos que combinen arte, cultura, compras, gastronomía y turismo urbano, al tiempo que reniegan del "sol y playa" tan característico de nuestro país. Este factor diferencial permite a las cadenas llenar sus establecimientos en ciudades que no son de costa incluso en temporada alta veraniega.
Si a eso se suma su importante capacidad económica —la clase media china continúa creciendo—, el sector hotelero español ya ha puesto el foco en estos visitantes como una forma de extender el buen comportamiento del turismo y aumentar los ingresos. La consultura McKinsey&Co ya localizó un incremento de la demanda turística por parte de la población china cuando su Gobierno levantó en 2020 las primeras restricciones derivadas del covid, aunque afectaron principalmente al turismo doméstico y el gusto por los destinos remotos y de naturaleza en grupos reducidos.
Mientras se confirma este retorno, los actores del mercado español asumen con cierta cautela su retorno. Jesús Sobrino, CEO de Palladium Hotel Group, también se mostró optimista ante la posible mejora de resultados que aportaría el retorno del turista chino a España. Su vuelta permitiría mantener el denominado "efecto champán", que se refiere a la euforia a la hora de viajar por parte de la ciudadanía como consecuencia del fin de las restricciones sanitarias en Europa, hecho que ha llevado a la compañía a recuperar y mejorar sus cifras prepandemia.
Los planes de futuro de Paradores también pasan por incorporar este tipo de turistas a su porfolio de clientes. El presidente de la compañía, Pedro Saura, desveló en Fitur el nuevo plan estratégico 2023-2028, donde el mercado asiático se antojaba crucial para conseguir los objetivos de desestacionalizar y aumentar la ocupación —del 67% actual al 80%-, así como aumentar las ventas hasta los 412 millones en cinco años. La hospedería pública ejecutará campañas de promoción y marketing estratégico para captar clientes en las economías asiáticas, con China como principal foco.
Como ya pasara en España, es de esperar que los chinos cambien sus hábitos como consecuencia del distanciamiento social en el que han vivido estos últimos tres años. Las directoras de las oficinas de turismo en Pekín y Cantón, María Llinares y Ana Lafuente, dieron a conocer algunas de las tendencias que se esperan en un encuentro organizado por Turespaña. Entre ellas apuntaron que la reapertura del turismo internacional en China será "paulatina", con un previsible incremento del turismo individual, aunque "de forma inminente" se reanudarán los viajes organizados a España.
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