La 'excepción' nacional

Cádiz 'salva' el julio del horror turístico con visitas nacionales pero menor gasto

La provincia logra superar el 60% de ocupación en el primer mes completo de verano solo con visitantes españoles y asume que en septiembre tendrán que cerrar de nuevo ante la ausencia de los extranjeros. 

La playa de Conil de la Frontera, incluso con marea alta, no tiene problemas de aglomeración
La playa de Conil de la Frontera, incluso con marea alta, no tiene problemas de aglomeración.
La Información

Hay en Cádiz estadísticas, como las que hablan de ocupaciones hoteleras en torno a los dos tercios en el mes de julio. Hay hechos constatados en que las medias se ven sesgadas al alza por el comportamiento excelente de los fines de semana aunque en los laborales caen a plomo gasto y pernoctaciones. Hay miedo hacia los rebrotes y el efecto dominó en las decisiones de países emisores de turistas internacionales. Hay aceptación de que este año ape-nas se ingresará en verano la mitad de lo que entró hace un año. 

Hay tantas formas de resumir el mes de julio más terrorífico para el turismo gaditano como todos esos miles de visitantes que ya no vendrán este 2020. Pero hay una imagen que trasciende todo lo anterior y alfombra lo que vendrá en septiembre cuando la verdadera crisis despierte al sector turístico de su pesadilla. La realidad será peor y profecía de ello es que a mediados de esta semana, los responsables de Cruz Roja en Conil de la Frontera (Cádiz) rendían visita a la presidenta de los empresarios locales, Juana Sánchez, para pedirle ayuda desde ya ante el otoño de horror que se avecina para toda la población.

"Dicen que somos la provincia que más visitantes tiene, pero si eso es cierto no sé cómo estará la última porque a nosotros no nos da ni para un bocadillo", resume la primera mitad del verano Antonio de María, presidente de Horeca, la patronal de los hosteleros. Habla de la estadística oficial del INE de ocupación hotelera, que situó a la provincia gaditana como la que más turistas recibió en el primer mes de desescalada casi completa, con unos 65.000. Solo le superó en números brutos Madrid. El gran ‘pero’ a esta cifra es que en junio de 2019 fueron más de 300.000 las personas que se alojaron en un hotel gaditano. 

"Cádiz es un destino que por playas amplias, espacios abiertos y hoteles a lo ancho en lugar de a lo largo está resultando un destino atractivo durante este año. Porque además se ve un lugar seguro gracias a la baja incidencia del coronavirus", explica Stefaan de Clerck, presidente de la Asociación Provincial de Hoteles. Recién terminado el mes de julio, calculan que la ocupación en Cádiz habrá estado entre el 60% y el 70%, pero con un escalón demasiado pronunciado entre los fines de semana y los laborales. 

Del mismo modo, la provincia ha contado con otro elemento diferenciador que puede maquillar al alza los resultados, como es la celebración durante dos fines de semana seguidos de grandes premios de motociclismo en Jerez. Pese a no atraer público, los equipos y la organización han llenado los hoteles de una ciudad de interior que, una vez evaporado el humo de los tubos de escape, ha caído de manera dramática. Otros veranos, apuntillan desde Horeca, Jerez se nutría de turistas que ya no encontraban alojamiento en la costa. Eso no ocurre este año. 

El único litoral que superó en julio una media del 80% fue el de Tarifa y todos los empresarios firman ahora mismo repetir en agosto la cifra del 60% de ocupaciones. Hasta ahora, las reservas son escasas, de un 30%, y algo que ha enseñado julio es que la amenaza de las cancelaciones a última hora pasa de amenaza a realidad demasiado a menudo. Igualmente, el turismo de costa gaditano ha aprendido la importancia de ofrecer piscinas: a día de hoy, Conil, Vejer, Tarifa... todos los pueblos del litoral gaditano todavía ofrecen numerosos apartamentos vacíos en los cascos urbanos que otros años eran una quimera. En este verano de la Covid, lo que se acabó a los pocos días fueron las casas particulares con piscina propia. 

"Todo esto no es más que para cubrir unos gastos mínimos", considera Juana Sánchez, la líder de la patronal conileña y directora de un hotel de tres estrellas que apenas pasa de la mitad de ocupación (siempre lleno en veranos anteriores y casi en primavera y otoño). Ella también se refiere a otro detalle respecto a las aparentemente altas tasas de ocupación: no han abierto todos los hoteles grandes. En la misma Conil, hay ejemplos ilustres (como el histórico Flamenco o uno de los tres grandes de la cadena Fuerte Hoteles) que han preferido no asumir el envite. El total de centros clausurados permanece todavía en recuento. 

"Echamos de menos a muchos clientes", evoca, desde el punto de vista contrario Bartolomé Alba, gerente de Francisco La Fontanilla, uno de los restaurantes más recomendados e ilustres de Conil. Él no se queja de cómo transcurre el verano, sin embargo: "Me doy con un canto en los dientes tal y como estábamos en junio porque la verdad es que el turismo nacional está respondiendo", añade recordando esos primeros días de verano en los que retrasaron la apertura al máximo "porque cada día nos daban una orden distinta los gobiernos". Apenas ha reducido personal (dos personas en una plantilla de más de 30) porque lo que ha perdido en mesas disponibles o en servicio de barra lo debe compensar con las medidas de higiene y organización de aforos. 

En este restaurante aprovechan el (buen) momento porque cada día ganado es un día que no se pierde, como aquellos de Semana Santa o de junio, cuando Conil se llenaba de alemanes años atrás. A partir de septiembre se espera algo similar, es decir: la nada. "Habrá muchos hoteles y restaurantes que cerrarán en septiembre y no abrirán otra vez hasta la próxima Semana Santa. Veremos si hay alguno que no cierra para siempre", vaticina Antonio de María desde la patronal hostelera. 

El horizonte de la próxima primavera no se ve muy lejano para ninguno de los afectados. Da igual si es Cristina, que vende golosinas y productos de playa a pie de litoral y constata que "hay mucha gente pero se gasta muy poco", o del presidente de la asociación de hoteles. Lo que no se haga hoy se habrá perdido en unos meses. Es la idea que transmite De Clerck: "Somos un país de servicios y como tal nuestra obligación es ponernos en contacto con aquellos a los que prestamos servicios para saber qué le podemos ofrecer y que buscan", señala como una solución para el futuro pero también como lo que no se hizo allá por el mes de abril. 

A los hoteleros les duele un puñado de decisiones que se han tomado en los últimos meses que se resumen en una: "Hemos estado muy solos y abandonados por el Gobierno". Como ejemplo, recuerda aquella iniciativa alemana en la que se convocaba a los países de destino y que España despreció. Igualmente, la medida de imponer cuarentenas a turistas extranjeros justo cuando se acabó el estado de alarma. En tercer lugar, lamentan que la comunicación (la oficial y la mediática) no hayan ayudado "demasiado" al sector "hablando solo de cosas negativas, que entendemos que las había y las hay pero somos los más alarmistas de toda Europa con estas noticias".

"Parece mentira que seamos la primera industria de este país", con casi una sexta parte del total del Producto Interior Bruto. En Cádiz, los cálculos oficiales apuntan a un número ligeramente superior de incidencia del sector turístico, si bien en empleo y en capacidad indirecta de generar riqueza explica casi un tercio de la riqueza en una provincia que encabeza la mayoría de indicadores negativos en economía y mercado laboral

Alarma. En continuo estado de alarma personal y profesional viven los empresarios en Cádiz. La provincia, en efecto, disfruta a su manera ser una excepción para lo bueno por una vez (o por segunda o tercera vez si contamos 1812 o cuando la Casa de Contratación con América se instaló aquí): lidera las cifras de turismo y se encuentra entre las provincias con menos incidencia en cuanto a contagios de Andalucía y, por extensión, de España (con unos 1.700 contagiados y 172 muertos desde el inicio de la pandemia en la octava provincia por población del país). "Vivimos pendientes de las noticias y de que no haya ningún rebrote", admite Juana Sánchez un día antes de que en Jerez se detecten dos focos y diez contagios en la provincia del viernes al sábado).

"Sabemos que lo malo vendrá en septiembre", añade, cuando no tengan que pensar en el presente y vean un largo otoño e invierno sin ingresos y sin garantía de que la primavera vendrá con turistas. Puesto que nadie sabe cuánto puede durar. Esta misma semana, el Colegio de Economistas de Cádiz presentó un amplio estudio sobre el impacto de la pandemia en la provincia. Su dependencia del turismo, su paro estructural casi diez puntos mayor a la media nacional, su frágil dimensión empresarial con la peor densidad del país, una industria cuestionada… todo ello empuja a la provincia a liderar el número de hogares que han recibido el Ingreso Mínimo Vital. Como mínimo, Cádiz tardará unos dos años en recuperarse. Y será de las últimas en salir. "Como para no aprovechar lo poco que vamos a tener", zanjan desde el restaurante a pie de una playa donde no suele haber problemas de aglomeración. Tampoco este año.         

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