Recursos limitados

Los materiales y la escasez de arena desafían el futuro de la construcción

El encarecimiento de los materiales y la escasez de otros productos como la arena complican la buena salud del sector constructor español, que es el protagonista de un 26% de las disoluciones de empresas.

El consumo de la arena pone en duda el futuro de la industria constructora
El consumo de la arena pone en duda el futuro de la industria constructora
AYUNTAMIENTO DE CARTAGENA

Durante los últimos años se ha producido un incremento del 33% de los costes materiales empleados por la construcción. En este contexto, el London Metal Exchange Index ha denunciado que el precio de los metales se ha encarecido un 53% durante el último ejercicio correspondiente al curso 2021-2022. Pero este no es el único material con precios disparado durante el último año, ya que de acuerdo con Caixabank, materiales como el cemento, el hormigón y la madera, acumulan alzas del 19,6%, 23,3% y 27,7% respectivamente. Además, todos estos materiales de construcción residencial tienen en común un componente que parece vital para su aleación: la arena.

La arena es un elemento fundamental para el sector constructor. Para construir una vivienda se necesitan aproximadamente 200 toneladas de arena, mientras que las grandes edificaciones conllevan más de 3.000 toneladas y las autopistas rondan las 30.000. Los expertos prevén que esta demanda se dispare en las próximas décadas si queremos mantener el ritmo de las nuevas edificaciones. Pero el precio de este material no para de aumentar desde 2019, año en el que una tonelada de arena costaba 55 euros frente a los 65 euros de la actualidad.

La inflación, el alza de los precios y la crisis del sector inmobiliario han acelerado la escasez de este recurso natural tal y como se recoge en el informe “Arena y sostenibilidad: 10 recomendaciones estratégicas para evitar una crisis” publicado por el equipo Grid-Ginebra del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En el cual se reconoce que con los 50.000 millones de toneladas que usamos al año se podría construir un muro de 27 metros de ancho y 27 metros de alto alrededor del planeta entero.

A través de este estudio se ha reconocido que la arena debería ser un recurso estratégico que vaya más allá de la construcción, ya que su función medioambiental es muy importante para mantener el medioambiente, además, se recalca la necesidad de mejorar y actualizar los sistemas de dragado con los que se extrae este recurso de las profundidades marítimas. En este contexto, Pascual Peduzzi, director responsable del PNUMA, recalcó en su día que "para lograr un desarrollo sostenible, tenemos que cambiar drásticamente nuestra forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios. Nuestros recursos de arena no son infinitos y tenemos que utilizarlos de forma inteligente.” Destacando que el hecho de controlar el recurso más extraído del mundo podría evitar una crisis avanzando hacia una “economía circular”. 

Los efectos sobre la construcción

Los datos de Iberinform recogidos dentro del BOE han desvelado que en el sector español se han disuelto un total de 4.175 empresas dedicadas a la construcción, a las que hay que sumar otras 1.224 que se encuentran en concursos de acreedores. Estas cifras representan el 26% de las disoluciones que se han llevado a cabo dentro del país y se vaticina que de estos cierres, al menos 1.700 empresas lo han hecho por el excesivo precio de las materias primas.

La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) ha expuesto que casi el 40% de las empresas españolas han tenido que cancelar o paralizar sus obras por el impacto de las materias primas. Concretamente, hablan de 500 obras que suman unas pérdidas conjuntas de 230 millones de euros. La única solución gubernamental que se ha propuesto ha sido el Plan de la Rehabilitación de la Vivienda y Regeneración Urbana, que se ha presupuestado con un total de 6.820 millones de euros gracias a los fondos europeos Next Generation

Por lo tanto, esta situación plantea un conflicto en el que tenemos dos problemáticas muy difíciles de abordar conjuntamente. Por un lado, las políticas medioambientales de ámbito internacional reclaman la extrema urgencia de reducir el consumo de la arena, ya que es el segundo material más explotado en todas las industrias después del agua, por el otro, el sector constructor contempla un futuro turbulento en el que la falta de recursos para continuar su actividad está provocando una caída muy severa de su actividad.

Aurora Torres, una investigadora postdoctoral de la Universidad Estatal de Michigan que ha realizado un estudio sobre la sostenibilidad global del sistema de explotación de la arena, ha reconocido que “la trazabilidad de la arena en las cadenas de suministro dentro del sector de la construcción es extremadamente débil. ¿Cómo podemos tener un consumo responsable sin rastrear y diferenciar las fuentes de arena responsables e irresponsables?” Si no se puede rastrear la arena, no se puede certificar la “arena sostenible”.

Esta afirmación justifica que el sector de la construcción aún es muy dependiente de este recurso y que implantar políticas restrictivas podría provocar un desajuste desmedido dentro de las empresas que se verían directamente afectadas por las medidas reguladoras de este material. 

El futuro de la industria

Los datos ofrecidos por el último informe de Euroconstruct muestran que, pese al crecimiento europeo del 3,0% registrado en el sector, se prevé que durante el 2023 la construcción de nuevas infraestructuras se estanque en el 0,2%, sumando a la crisis de los suministros la de la actividad.

Las perspectivas generales sobre el PIB europeo para el 2024 muestran una remontada del 1,9% respecto a las cifras actuales. No obstante, la construcción es uno de los sectores que no vivirá estos auges, ya que las estimaciones apuntan a la llegada de un bienio que paralizará las actividades de la industria.

En términos nacionales, España es uno de los países que cuentan con una de las peores expectativas, ya que Euroconstruct ha desvelado que cada vez hay menos ritmo productivo, pese a que la demanda continúe siendo tan elevada. Por eso mismo, las perspectivas de crecimiento han pasado del 4% en 2022 a apenas un 1,8% en 2025. 

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