El golpe fiscal a los 'ricos' será incapaz de llegar a más de 300.000 grandes fortunas

  • El debate político se centra en 90.000 declarantes oficiales en España cuando otros estudios afloran casi cuatro veces más de millonarios.
Agencia Tributaria
Agencia Tributaria

¿Qué es ser rico en España? Puede que en unos meses, en la próxima Declaración de la Renta, haya una respuesta oficial en forma de un tipo máximo aplicado a las rentas más altas. Hasta entonces, la negociación que el Gobierno del PSOE ha emprendido con Podemos y otros grupos parlamentarios (igualmente necesarios para sacar adelante cualquier decisión y, sobre todo, los Presupuestos Generales del Estado de 2019) va a aflorar todo tipo de cifras. Que si 60.000 euros al año es clase media, como dijo ayer la portavoz gubernamental; que si Podemos podría estar dispuesto a aceptar rico como objeto de subida fiscal a partir de los 120.000 o que la postura de partida del Ejecutivo es considerar rentas altas solo a partir de los 150.000.

Si nos quedamos con ese último umbral, y a partir de los datos oficiales de la Agencia Tributaria de 2017, hay 82.297 españoles que declaran rendimientos netos por encima de 150.000 euros y hasta los 601.000 al año, y otros 8.481 que ganan más de esa cantidad. En total, 91.408 españoles a los que se les puede colgar la etiqueta de ricos sin que haya mucha disputa semántica. Pero hay más, muchos más ricos en España. Aunque para encontrarlos haya que saltar de los ordenadores del Fisco a los cálculos de terceros. En concreto, Credit Suisse, en su más reciente informe sobre la riqueza mundial, correspondiente al año 2017 también, calcula que hay un total de 428.000 españoles con una riqueza por encima del millón de dólares. Una cantidad que casi cuadruplica la base con la que trabaja Hacienda de personas que obtienen rendimientos a los que cobrar el tipo máximo.

Obviamente, la entidad suiza no se queda en las cifras de la Agencia Tributaria (ni en el caso español ni en ningún otro), sino que añade otras fuentes a partir de resultados empresariales, declaraciones patrimoniales, participaciones societarias.... Así lleva más de una década definiendo una fotografía de la riqueza en el mundo basada más en lo que se mueve en los mercados financieros y en propiedades de todo tipo que en lo que se admite ante las respectivas arcas públicas. Y lo hace a un nivel tan exhaustivo por nación que es capaz de distinguir entre siete clases de ricos: desde los que superan el millón y no llegan a cinco hasta los que superan los 1.000 millones… que en España llegan a sumar 17.

Con estos datos de prácticamente todas las naciones del planeta, Credit Suisse localiza de en qué países viven los miembros del selecto grupo del 1% de la población más adinerada de la Tierra. Formado en 2017 por un total de 49,539 millones de elegidos, España aportó 627.000 nombres, el décimo país más donde más creció en términos absolutos (44.000 más) respecto al año anterior. Como es de suponer, con algo más de 19 millones de miembros, Estados Unidos concentra el mayor volumen mundial.

Las estimaciones de ricos según Credit Suisse casi duplican a su vez la de otro informe internacional del sector privado que estudia a los ricos. Para Cap Gemini, el número de españoles con inversiones valoradas por encima del millón de dólares asciende a 224.000, un 11% más que al cierre del año precedente y también muy lejos de los 91.000 que pagan a Hacienda en estos momentos.

Igualmente, y por acudir a un informe más cercano, parecen vivir en otro país distinto al que recoge la Agencia Tributaria los propios españoles que contestan mes a mes la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas. Tal y como consta en el último barómetro correspondiente al mes de junio, solo un 0,1% de los entrevistados reconoció ingresar más de 6.000 euros limpios al mes y solo otro 0,7% dice cobrar entre 3.000 y 6.000. Aunque claro, uno de cada cuatro encuestados no desvela sus ingresos (una cifra muy elevada en términos estadísticos) y en ciertos grupos profesionales (el apartado C: comerciantes y pequeños empresarios sin asalariados y no agrarios, para ser exactos), el porcentaje de aquellos que evitan responder se va al 45,9%.

Una reforma integral

Con todo este panorama, y encendida la mecha de la negociación política, el presidente de los Técnicos de Hacienda (Gestha), Carlos Cruzado, considera como una misión imposible quedarse con una u otra cifra. Desde esta asociación, he hecho, siempre han calculado que la economía sumergida en España ronda entre el 25% y el 30% del Producto Interior Bruto, aunque en este cálculo se incluyen todas las clases. Lo que sí es seguro, aclara, es que hay miles y miles de españoles con una fortuna en su haber que no la declaran a las autoridades. A veces, ni una parte.

Eso sí: no todo el ocultamiento es ilegal. “Hay una línea muy fina entre elusión y aprovechamiento de los mecanismos a la mano”, apunta. Por eso, cualquier medida efectiva que se decida adoptar por parte del Gobierno español tiene que ir en una doble dirección. La primera, una apuesta decidida por la lucha contra el fraude fiscal; y la segunda, “una reforma integral que acabe con todos los mecanismos” a los que se acogen las rentas más altas para rebajar su factura tributaria, bien sea retrasando el pago con reinversiones en sociedades, bien a través de instrumentos como las sicavs, “de los que siempre se habla mucho en cualquier reforma, pero que nunca termina existiendo la voluntad política de terminar con ellos”. Una postura, la de no solo subir el tramo sino la de poner en marcha otras medidas destinadas solo a las rentas altas, que esgrime Podemos desde su lado de la mesa. 

El problema, concluye Cruzado, es que con pequeñas variaciones, el sistema tributario en España es de principios de la democracia, hace ya 40 años, y “apenas se ha ido parcheando con el paso del tiempo”. Ya es hora, por tanto, de diseñar un modelo justo pase por recuperar su equidad y su justicia entre las distintas rentas, defiende Gestha.

En esta misma línea de reacción se sitúan desde la mismísima cúpula fiscal española. El actual director de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, defendió en un artículo poco antes de ocupar su cargo actual, avanzar "hacia un sistema de planificación y selección más integrado" en el que encaje un órgano específico que se dedique a fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones fiscales de los grandes patrimonios y acerar, de una vez por todas, esa brecha entre millonarios españoles que ocupan listas internacionales de ganancias y la realidad de cada cierre de campaña del IRPF. 

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