Por primera vez en sus 20 años de historia

Escrivá deja de invertir la hucha de las pensiones en deuda para evitar pérdidas

El Gobierno opta por proteger los 2.138 millones que le quedan al Fondo de Reserva en una cuenta bancaria al 0% de interés tras perder 60 millones de euros en dos años con sus inversiones en deuda española.

José Luis Escrivá
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.
Europa Press

Por primera vez desde su puesta en marcha allá por el año 2000 el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, también conocido como 'la hucha de las pensiones', no está invertido en activos financieros a la busca de maximizar su rendimiento económico, sino resguardado en una cuenta bancaria del Banco de España a salvo de las singulares condiciones que la política monetaria del BCE ha impuesto en los mercados de deuda, que hacen que una amplia mayoría de las referencias ofrezcan tipos de interés negativos. Tras cuatro años consecutivos de rentabilidades interanuales negativas de la inversiones del Fondo y después de perder cerca de 60 millones de euros entre 2018 y 2020, la comisión asesora de inversiones del Fondo de Reserva - formada por altos cargos de Seguridad Social y de la Vicepresidencia de Asuntos Económicos - tomó el pasado 27 de noviembre la decisión de paralizar sus inversiones en títulos de deuda española para frenar el lento goteo de pérdidas de los últimos años, según se refleja en el informe de gestión que Seguridad Social acaba de remitir al Parlamento.

Este criterio de "máxima prudencia", como se define en el informe de gestión enviado al Congreso, se ha mantenido hasta la fecha, según confirman fuentes de la Seguridad Social, ante la evidencia de que las condiciones apenas han variado en los mercados financieros. La guía marcada por Economía y Seguridad Social para las inversiones del Fondo de Reserva establece que sus recursos sólo se podrán invertir en activos de renta fija emitidos en euros, de elevada calidad crediticia y que se negocien en mercados regulados. La norma es aún más restrictiva porque señala que esas inversiones sólo se podrán materializar en deuda española, activos emitidos por el ICO y títulos soberanos de Alemania, Francia o Países Bajos, todos países con la mayor parte de sus referencias en rentabilidades negativas. 

La realidad es que a lo largo de 2020 la hucha de las pensiones sólo se invirtió en títulos emitidos por el Tesoro Público, en concreto en letras del tesoro y obligaciones a corto plazo, que en todos los casos se saldaron con pérdidas para el Fondo de Reserva. El Fondo adquirió letras y obligaciones por importe de 2.153 millones de euros que cuando se recuperaron en su totalidad ya sólo tenían un valor de 2.138 millones de euros, es decir, que la hucha de las pensiones se dejó 15 millones de euros por el camino. Fue ahí donde los gestores del Fondo decidieron guarecer los recursos restantes en la cuenta corriente del Banco de España a tipo del 0%...hasta hoy. El año 2020 fue el primero de la historia en que el Fondo de Reserva cerró el ejercicio sin ningún activo financiero en cartera.

Seguridad Social ha tomado esa decisión a espaldas de la Comisión de Seguimiento del Fondo de Reserva - el órgano mixto de supervisión de las inversiones del fondo en el que además de Seguridad Social y Economía están representadas las organizaciones sindicales y empresariales -, que todavía no se ha reunido desde el nombramiento de José Luis Escrivá como ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y que no ha tenido notificación oficial alguna del Ministerio en relación a este cambio histórica en la política de inversión de los recursos de la hucha de las pensiones.

La explicación técnica que los gestores de la hucha de las pensiones han trasladado al Congreso es que "el escenario del mercado de la deuda española durante 2020 presenta unas rentabilidades en mínimos históricos en la mayor parte de la curva, con tipos negativos inferiores al tipo de la Facilidad de depósito en el corto y medio plazo así como tipos muy reducidos en plazos más largos", lo que aconseja en su opinión una política de máxima prudencia a la hora de invertir el Fondo. Es probable que también haya pesado en su ánimo la recomendación del Pacto de Toledo que insta al Gobierno a establecer un remanente mínimo del Fondo de Reserva sujeto a una regla endurecida de disponibilidad, bajo el bien entendido de que éste no es el mecanismo adecuado para resolver los desequilibrios financieros de naturaleza estructural del sistema.

Desde que en 2011 alcanzara su máximo con cerca de 67.000 millones de euros en caja o en cartera, el Fondo de Reserva de las pensiones ha ido decayendo al compás marcado por el incremento de las necesidades de financiación externas del sistema público de pensiones y las disposiciones de fondos realizadas por los sucesivos gobiernos hasta alcanzar los escasos 2.138 millones de euros con que cuenta en la actualidad. En 2019 el Gobierno de Pedro Sánchez determinó que ya no se sacarían más recursos de la hucha de las pensiones, creada en su día precisamente para cubrir las necesidades coyunturales de financiación que tuviera el sistema en momentos de crisis, y posteriormente el Pacto de Toledo acordó blindar su existencia manteniéndolo con un remanente mínimo, que el Gobierno o el Parlamento deberán regular en el proceso de reforma de las pensiones.

Los problemas del Fondo de Reserva para sacar rentabilidad a la inversión de sus recursos en activos financieros (básicamente, deuda española) vienen de largo y tienen su origen en el giro de la política del BCE en el año 2014. La decisión de Frankfurt de prestar dinero a coste cero, comprar deuda de los países más tensionados y emitir euros a toda máquina rebajó, en un principio, la presión sobre los títulos de deuda de los países periféricos como España y luego hundió la rentabilidad de sus títulos de deuda hasta conducirlos al territorio de los tipos negativos. Lo que fue bueno para la salud financiera de los países fue malo para el Fondo de Reserva que venía de obtener rentabilidades históricas como comprador recalcitrante de deuda española, aún en los momentos en que sus títulos tenían peor consideración en el mercado: a más riesgo mayor ganancia.

A la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez a La Moncloa el nuevo secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, cargó contra la política de gestión del Fondo de Reserva llevada a cabo por el Gobierno del PP, que condenaba a la hucha de las pensiones a perder dinero. Granado anunció un cambio de criterio en las inversiones del Fondo de Reserva que nunca se produjo y éste siguió perdiendo dinero hasta el pasado mes de noviembre, en que Economía y Seguridad Social acordaron al fin detener la sangría y dejar el dinero restante en la maltrecha hucha de las pensiones a buen recaudo en la cuenta corriente del Banco de España.

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