Persistencia en los próximos meses

El fantasma de la inflación amenaza con quedarse en 2022 y perturba al Gobierno

Los analistas elevan el tono en sus previsiones sobre la escalada de los precios y empiezan a descartar que se trate de un fenómeno transitorio. Economía monitoriza el impacto en los cimientos de la recuperación.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ofrece una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros Extraordinario.
El fantasma de la inflación amenaza con quedarse en 2022 y perturba al Gobierno
EFE

El fantasma de la inflación amenaza con quedarse deambulando por España durante todo 2022. Los analistas ya descartan que nos encontremos ante un fenómeno transitorio y empiezan a asumir que la escalada de los precios va a adquirir un carácter persistente durante los próximos meses. El Gobierno también está contemplando en sus previsiones macro un escenario de alzas del IPC continuadas y en el Ministerio de Economía hace semanas que han incorporado la inflación a su mapa de riesgos y monitorizan muy de cerca su evolución. No se le prestaba tanta atención desde la época de la peseta, pero la explosión de la demanda pospandemia, el aumento de los precios energéticos y la crisis de suministros han empujado a la inflación hasta niveles no vistos en los últimos 30 años y la han convertido en una de las principales amenazas para una recuperación económica aún incipiente.

El Gobierno se mantiene en el mood del Banco Central Europeo, que insiste en que no subirá tipos en 2022, a pesar de la significativa revisión al alza de los pronósticos de inflación que ha provocado un giro brusco hacia la ortodoxia en otros bancos centrales, como la Fed de Estados Unidos, que va a acelerar la retirada de estímulos para ganar margen de cara a subir tipos de manera más agresiva en 2022, o el Banco de Inglaterra, que ha anunciado su primera subida desde 2018. Públicamente, la vicepresidenta Nadia Calviño sostiene que el fenómeno inflacionista es transitorio y está directamente relacionado con la intensidad de la recuperación, pero en el Ministerio de Asuntos económicos crece la preocupación ante el riesgo que las tensiones de precios se consoliden e impacten sobre el crecimiento del PIB.

Todo apunta a que la inflación en España aún no ha tocado techo con el 5,5% interanual que alcanzó en noviembre -la mayor tasa desde octubre de 1992- y todavía le queda por subir otro escalón, hasta el entorno del 5,8% en este mes de diciembre. Es la previsión de los analistas de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), que han elevado considerablemente sus proyecciones para la media de inflación de 2022, hasta el 2,9% (muy similar a la de este ejercicio), advirtiendo incluso de que, en un escenario tensionado en el que el precio de la electricidad siguiese subiendo hasta la próxima primavera, la tasa media del año que viene alcanzaría el 3,5%. En el escenario central, Funcas pronostica tasas todavía superiores al 4% y al 5% durante el primer trimestre de 2022 y por encima del 3% hasta verano. Solo entonces el IPC empezará a caer, hasta cerrar el año por debajo del 1%.

El director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres, admite la complejidad del contexto inflacionista actual. "El discurso inicial de los bancos centrales era que se trataba de un fenómeno transitorio, pero la realidad es que nos encontramos ante distintos choques transitorios que se van sucediendo, otorgándole una mayor persistencia al brote de inflación", explica. "Los cuellos de botella iniciales se extendieron a los precios energéticos, en especial a la electricidad, y ahora estamos asistiendo a una tercera ola de incremento de los costes de producción que está encareciendo los precios de venta finales, impactando en el IPC", añade.

Los analistas empiezan a mostrar su preocupación por la persistencia de la inflación y así lo trasladan al ser consultados por la permanencia a medio plazo de elevadas tasas de IPC: "Ahora veremos la segunda ronda de incremento de precios en aquellos bienes y servicios donde hasta la fecha han aguantado el incremento de costes y que ahora se disponen a repercutirlo a los clientes", pronostica el economista Javier Santacruz, que augura que inicialmente "veremos un ligero descenso hasta el entorno del 4%, pero lo que veremos es la convergencia lenta de la inflación subyacente, que es lo que hará que la inflación sea persistente". 

Ante este diagnóstico, Torres dibuja una perspectiva de repunte de la inflación por esos choques transitorios a los que hacía referencia, que puede provocar efectos más persistentes y que podría complicarse por el impacto de la variante Omicron en lugares y sectores donde existan restricciones a la actividad que puedan acabar forzando la generación de nuevos cuellos de botella. Y en este complejo contexto, Santacruz advierte de que, tras las últimas decisiones, se "agranda alarmantemente la diferencia entre la Fed y el BCE" y cuestiona la "miopía" del Banco Central Europeo. "Tendríamos que estar en la estrategia contraria", sentencia.

El mercado laboral, dique de contención

Sin embargo, existe un dique de contención y es el mercado laboral, que por el momento no está repercutiendo el alza de precios en los salarios, como demandan los sindicatos. "La inflación en salarios ni está ni se la espera", asevera el economista José Carlos Díez, que recuerda que los sueldos en España han permanecido estancados durante 2021, mientras los datos de actividad están mostrando señales mixtas. "España es fue el segundo país se la UE donde más creció el empleo en el tercer trimestre, sin embargo, las horas trabajadas permanecieron estancadas, o sea, se crea mucho empleo a tiempo parcial. Esto, junto a la subida de la inflación, explica que la recuperación del consumo privado se frenase el pasado verano", concluye.

Los sindicatos defienden que es necesario aumentar los salarios y proteger su poder adquisitivo, sin que ello genere necesariamente efectos inflacionistas, dado que los beneficios empresariales están en máximos históricos y tienen margen para absorber incrementos adicionales de los salarios sin trasladarlo a precios. Pero la patronal argumenta que el alza de la inflación por el repunte de los precios energéticos está provocando que las empresas tengan que asumir importantes costes de producción, que apenas se están trasladando a los precios finales. Y aseguran que esto implica una reducción significativa de los márgenes empresariales, en un momento delicado tras meses de crisis y restricciones a la actividad.

En suma, la organización empresarial defiende que el impacto de los precios de las materias primas sobre el IPC general se va a ir reduciendo en los primeros meses de 2022, atenuando la inflación, tal y como han corroborado tanto el BCE como la Comisión Europea, por lo que piden evitar que su aumento se traslade a precios finales o salarios para no prolongar su efecto. Los empresarios rechazan, en definitiva, paliar el aumento coyuntural del IPC con subidas de sueldos para no provocar espirales inflacionistas. Un planteamiento que no comparten los sindicatos, que insisten en que las empresas tienen margen suficiente para absorber mejoras salariales sin necesidad de trasladarlas a los precios finales.

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