Ante los costes más elevados

La industria alemana huye de la crisis y eleva el 50% la inversión directa en España

La primera economía europea se contrajo un 0,3% el año pasado debido a los efectos de unos tipos de interés elevados, a los costes de la energía disparados y a la debilidad de algunos de sus principales socios, como China

Olaf Scholz, canciller de Alemania
Olaf Scholz, canciller de Alemania
Agencia EFE | EFE

En un contexto de incertidumbre global, marcado por el nivel elevado de los tipos de interés, el estancamiento de la economía de la Eurozona y los efectos aún visibles de la guerra de Ucrania y de la crisis energética, la inversión extranjera en España alcanzó los 21.232 millones de euros entre enero y septiembre del año pasado, el último periodo para el que el Registro de Inversiones Exteriores de la Secretaría de Estado de Comercio cuenta con información a través de DataInvex. Estados Unidos fue el primer emisor de flujos de inversión a España, seguido de Alemania y Francia. Entre los tres emitieron el 56,8% de la inversión registrada durante ese periodo.

Llama la atención el caso de Alemania, que elevó un 57% su inversión directa en suelo nacional en relación al mismo periodo del año previo hasta los 2.090 millones de euros, de acuerdo con la misma estadística. La primera economía europea se contrajo un 0,3% al cierre del año pasado y su banco central, el Bundesbank, ha alertado de que entrará en recesión técnica entre enero y marzo, cuando habrá encadenado dos trimestres consecutivos en negativo. 

Su industria, más vulnerable a las alzas de tipos e intensiva en consumo de energía, está librando una batalla contra unos costes energéticos que permanecen elevados por su dependencia de Rusia -sigue padeciendo los efectos de haber dejado de importar el gas barato procedente del país-. Pero además, está peleando contra la escasez de mano de obra en una economía que prácticamente registra pleno empleo y contra la debilidad de China, sumida en su propia crisis inmobiliaria y de crédito. 

El gigante asiático, uno de sus principales socios comerciales, ha reducido sus exportaciones de productos germanos y se ha convertido, además, en un serio competidor para su industria automotriz. Según Eurostat, la oficina de estadísticas europea, en 2023 China fue el mayor socio para las importaciones de bienes de la Unión Europea (al haber alcanzado 20,5% del total de las importaciones extracomunitarias) y fue el tercer socio más importante para las exportaciones de bienes entre los Veintisiete, al acumular un 8,8% del total de las exportaciones extracomunitarias.

La conjunción de todos estos factores estaría llevando a algunas empresas a desviar inversiones a países que gozan de costes de producción más bajos, como España, tal y como señala Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas, la fundación de las cajas de ahorros. Sólo el pasado mes de enero la electricidad en el mercado ibérico fue un 42% más barata que en Alemania. 

Aumentan la inversión en España y la importación de sus bienes

Las exportaciones españolas de bienes hacia el socio europeo se elevaron de enero a septiembre un 6,7%, frente al descenso del 1,1% del total de ventas de nuestras empresas en el exterior. Este indicador y, sobre todo, el aumento de la inversión directa de empresas alemanas en territorio nacional representa, según Torres, una señal de las dificultades del país para ajustarse a una perturbación estructural que le ha obligado a cambiar su modelo productivo: tanto en lo que tiene que ver con la externalización de la producción hacia China, como en lo energético, puesto que su industria ya no puede depender de la importación de energía barata desde Rusia. 

"La industria alemana ve peligrar su modelo si no invierte para recomponer la cadena de valor y modernizar su aparato productivo".

"Esa doble transición desde China y desde Rusia no es fácil para Alemania en este momento y eso se ve también en que empresas alemanas llevan inversiones que habrían realizado en su propio territorio a países como España por su posición competitiva", señala el experto. La aportación de las empresas alemanas permite a España situarse en niveles muy próximos al periodo anterior a la pandemia y la coloca muy por encima de la inversión extranjera directa que reciben los otros grandes países europeos en proporción a su PIB. 

La perspectiva de que Alemania entre en recesión puede estar llevando a las empresas a reorientar sus inversiones a otros lugares, si bien Torres advierte en este diario de que difícilmente podrán recuperar competitividad sin invertir en su propio país, ya sea para adaptar su modelo energético o para modernizar el aparato productivo. En este sentido, el sector del automóvil es crucial, dado que aporta alrededor del 10% de su PIB. Es la mitad de lo que representa la industria en su conjunto (20%, frente al 12% de España) y esta ve peligrar su modelo si no acomete las inversiones necesarias para recomponer la cadena de valor y para modernizar su aparato productivo.

Ante esta situación, que puede suponer un lastre para la economía de la Eurozona y de la Unión Europea en general, Berlín se ha beneficiado de más de la mitad (53%) de las autorizaciones totales que la Comisión Europea ha venido dando a los socios para que concedan ayudas de Estado, un mecanismo que en la práctica supone un régimen de excepción dentro del mercado único europeo, pero que tampoco resuelve por sí solo el problema. 

El potencial del mercado laboral español

Ante esta coyuntura incierta, las empresas han trasladado inversiones a España en busca de unos costes energéticos y laborales más bajos, pero también ante la disponibilidad de una fuerza laboral que todavía es abundante. En Alemania la situación demográfica y la tasa de paro (del 3,1% en enero) son coherentes con una situación de pleno empleo y "es muy difícil expandir la fuerza laboral en un país como el suyo, que necesitaría la llegada de trabajadores de otros lugares", explica Raymond Torres. 

En el caso de España, sin embargo, todavía hay un potencial de crecimiento, como evidencia el incremento de la población activa (tanto la nacional como la extranjera). Así, este podría ser, en su opinión, un  elemento adicional que puede explicar la inversión directa, pero también la resistencia de las exportaciones, que despidieron el año pasado con los segundos mejores datos de toda la serie, y el propio avance del PIB, que sorprendió con un alza del 2,5% en el conjunto del ejercicio.

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