Todas las miradas se dirigen hacia Fráncfort, sede del Banco Central Europeo (BCE). Más aún después de que Eurostat haya avanzado este viernes que la tasa anual de inflación en la Eurozona se moderó dos décimas en febrero hasta el 2,6%, y que ese enfriamiento se trasladó también a la subyacente. La tasa que excluye de su cálculo los alimentos frescos y la energía y que el emisor toma como referencia a la hora de tomar las decisiones de política monetaria, porque suele reflejar tensiones más estructurales, menguó también dos décimas el mes pasado al 3,1%, su nivel más bajo desde marzo de 2022.
Menos presiones de los precios en un entrono de estancamiento o leve contracción de la economía -inducida por el BCE para hacer frente a la crisis inflacionaria- y un mercado laboral que sigue mostrando fortaleza pese a la menor actividad. La oficina de estadísticas europea también ha confirmado que la tasa de paro se redujo en enero una décima hasta el 6,4%, en mínimos históricos. A finales del primer mes del año había algo más de 11 millones de personas desempleadas en el conjunto de la región, estos es, 34.000 menos que al cierre del pasado ejercicio.
Estas cifras suponen un desafío para la entidad, que mantiene los tipos en el 4,5% desde el pasado mes de septiembre a la espera de confirmar que la crisis de precios se ha disipado por completo y que no existe el riesgo de que se produzcan efectos de segunda ronda por la temida espiral salarios-precios. Los costes de financiación se han encarecido de forma notable para las economías del área y los efectos son visibles en general en el consumo y en la actividad de las empresas.
Los datos que ha dado a conocer Eurostat muestran cómo los precios de la energía cayeron prácticamente la mitad que el mes anterior en términos interanuales (un 3,7% frente al 6,1% de enero), a la vez que los alimentos frescos subieron un 2,2%, muy debajo del 6,9% al que lo hicieron en el arranque del año. El sector servicios fue algo más inflacionista, con una tasa del 3,9% -también una décima por debajo del mes anterior.
Las mayores tasas de inflación las registraron en febrero Croacia (4,8%), Estonia (4,4%) y Austria (4,2%), mientras que las menores correspondieron a Letonia (0,7%) e Italia (0,9%). El índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA), que el la referencia que la oficina toma para poder hacer las comparaciones entre países, se situó el mes pasado en España en el 2,9%.
Previamente, la inflación anual de los países de la zona euro se había moderado una décima en enero hasta el 2,8%. Esta menor presión de los precios coincide con un escenario de debilidad de la economía del área, que logró evitar 'in extremis' la recesión técnica -que supone encadenar dos trimestres consecutivos de caída del PIB- a finales del año pasado tras registrar un crecimiento cero entre octubre y diciembre, cuando venía de contraerse un 0,1% en el tercero.
Los tipos de interés y la reunión del 7 de marzo del BCE
En principio, no hay previstos anuncios en relación a los tipos el próximo jueves 7 de marzo, cuando la entidad capitaneada por Christine Lagarde celebra la próxima reunión de su consejo de gobierno. Distintos miembros de la entidad han dejado claro que no habrá precipitación alguna a la hora de bajar sus tasas de referencia, dado que los riesgos de precipitarse en este sentido serían mayores que los de retrasar la relajación de su política monetaria.
En un discurso ante el pleno de la Eurocámara, la propia Lagarde advirtió esta semana de que las presiones salariales son aún "fuertes" y de que el aumento de los salarios "se convertirá en un motor cada vez más importante de la dinámica de la inflación en los próximos trimestres". Lo hizo después de que las actas de la última reunión del banco, celebrada en enero, certificasen que amplio consenso entre los miembros del BCE de que aún era prematuro discutir recortes de tasas.
