En medio de las turbulencias financieras

Una inflación subyacente en el 5% tras el verano forzará al BCE a enfriar más el PIB

El mayor aumento de los salarios probablemente presione al alza la subida de los precios, mientras que las perspectivas de márgenes más moderados para las empresas en un entorno de frenazo contribuirían a lastrarlos.

Lagarde abre la puerta a inyecciones de liquidez del BCE al sistema financiero
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DPA vía Europa Press

La inflación subyacente no da tregua en la Eurozona. La tasa que excluye de su cómputo la energía y los alimentos frescos, por ser más volátiles, ha marcado nuevo máximo histórico en marzo en la región en el 5,7% y todo apunta a que seguirá en niveles muy similares unos meses más, al menos durante la primavera y el verano. La persistencia de este fenómeno, que refleja tensiones más estructurales de los precios, cuando las turbulencias financieras siguen muy presentes y la economía de la región apunta a un frenazo de aquí a final de año, mantiene dividido al Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que el próximo 4 de mayo deberá pronunciarse sobre los tipos de interés en una nueva reunión. 

En el banco de inversión Goldman Sachs sitúan la inflación subyacente entre el 5,5% y el 5,6% hasta junio. Barclays la ve todavía en el 5,5% en el mes de agosto, después de haber marcado, con toda probabilidad, un nuevo máximo histórico en abril. El alza de precios en los servicios, impulsada por el aumento de los salarios, estaría detrás de estas tensiones, pero no sería la única explicación. Una perspectiva así obligaría al BCE a seguir endureciendo la política monetaria durante más tiempo, después del alza de tipos más acelerada desde la creación del euro, lo que tenderá a enfriar más la economía de la región. El vicepresidente del banco emisor, Luis de Guindos, recordaba el pasado viernes que en última instancia lo que busca la entidad es una reducción de la actividad, dado que "no existe otro modo" de controlar el alza de los precios.

Aumento de los salarios y de los márgenes empresariales

La firma estadounidense apunta a que el aumento de los beneficios unitarios representa actualmente más de la mitad del crecimiento del deflactor del PIB, mientras que el aumento de la remuneración por asalariado supone algo más de un tercio. Aunque el crecimiento de los beneficios unitarios ha sido fuerte en todos los sectores, tras reabrir la economía con el fin de la pandemia los servicios de cara al público y la energía han sido los que más han contribuido a su incremento, señala la entidad en un informe reciente al que ha tenido acceso este diario. 

Sin embargo, consideran que tras la fuerte caída de los precios del gas, los beneficios unitarios en la industria energética también deberían disminuir. A esto añaden que, de acuerdo con los indicadores que maneja, el alza de los márgenes estaría tocando techo. "Históricamente, el aumento de los salarios también ha provocado un crecimiento más lento de los márgenes, ya que parte del aumento de los costes laborales se absorbe en los beneficios de las empresas", explican. Así, estiman que el aumento de los márgenes debería enfriarse bastante rápido, sobre todo en un contexto de frenazo de la actividad en la Eurozona de aquí al final del ejercicio.

Las perspectivas de inflación, por tanto, dependen de una combinación de los dos factores: el mayor aumento de los salarios probablemente presione al alza la inflación, mientras que las perspectivas de márgenes más moderados para las empresas probablemente la lastren. Los analistas de Barclays sitúan, así, la inflación subyacente en el 4,3% de cara a septiembre y creen que se habrá moderado al entorno del 3,2% ya en diciembre. El BCE permanece atento a la evolución de la subyacente, que será clave a la hora de decidir nuevos aumentos del precio del dinero. "La inflación había iniciado un proceso de caída, ahora estamos por encima del 6%, pero la subyacente se está comportando de forma más pegajosa", advertía el que fuera ministro de Economía y Competitividad español.

En lo que respecta a la tasa general, los alimentos han tomado el relevo a la energía y son ahora el componente que más contribuye a la escalada de los precios. Por el contrario, la contribución de la energía ha pasado a ser negativa por primera vez desde febrero de 2021. Los precios de la alimentación, en concreto, han acelerado su subida interanual hasta el 14,7% en marzo, cuando venían de encarecerse ya un 13,9% de media en febrero. Pese a la presión que ejercen estos productos sobre la cesta e la compra, en Goldman Sachs prevén que la inflación general siga moderándose en la zona euro, de forma que se sitúe en el entorno del 3,3% interanual de cara al cuarto trimestre del ejercicio. Pese a ello, y debido al conocido como 'efecto base' o efectos escalón' la tasa anual repuntaría hasta el 3,8% de cara al mes de diciembre.

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