Métodos para invertir

Cómo sacar partido a 1.000 € ahorrados y evitar que pierdan valor en el banco

Existen opciones tanto dentro del mismo banco como fuera, pero es necesario contratar los productos adecuados para rentabilizar los ahorros. 

Billetes de euro.
Billetes de euro.
Imagen de Racool_studio en Freepik.

Una de las claves para alcanzar el éxito a la hora de ahorrar es hacerlo con un objetivo en mente. Por lo general, si se pone un objetivo concreto y nos damos un plazo determinado para conseguirlo las posibilidades de llegar a alcanzar el importe deseado son mayores, ya que los esfuerzos se enfocan en esa dirección.

Por este motivo, cuando no existe un objetivo financiero, en muchas ocasiones se tiende a dejar el ahorro en la cuenta bancaria. Y aunque muchos ahorradores consideran que el banco es un lugar seguro para sus ahorros, se olvidan de la inflación, que no es más que la subida generalizada y sostenida de los precios de los bienes y los servicios, que afecta al valor de los ahorros.

Pero, si se tiene poco ahorro, ¿realmente merece la pena intentar sacarle partido y llevárselo fuera del banco? ¿Cómo se puede hacer?

La clave no está en el dónde, sino en el qué y el cuándo

El hecho de que el dinero pierda valor con el paso de los años no significa que sea porque está exclusivamente en el banco, sino porque el producto en el que se mantiene ese dinero no está ofreciendo el rendimiento suficiente como para poder hacer frente a la inflación.

Esto es lo que ocurre en la actualidad con la mayoría de cuentas corrientes, que apenas ofrecen intereses por el ahorro y que, además, en muchos casos cobran comisiones por el propio mantenimiento. Y, aunque mantener el dinero en la cuenta corriente proporciona seguridad, si se dispone de un pequeño un ahorro extra (adicional al colchón financiero para imprevistos), puede resultar interesante tratar de rentabilizarlo fuera de la cuenta bancaria.

“El mejor momento es cuando sabes que tienes que empezar a invertir”, apunta Borja Nieto, co-fundador de Miccapital en el Consultorio de Finect y La Información. “Prueba, ten un banco que te permita comprar cualquier fondo internacional, y a partir de ahí empieza a probar porque es el mejor momento para ir viendo cuál es tu sensibilidad a la hora de invertir”, explica el también asesor de la plataforma de asesores de Finect.

Y es que empezar a invertir con pequeñas cantidades no solo permitirá rentabilizar progresivamente el ahorro, sino que también supone un aprendizaje, ya que, según Nieto, “si empiezas mañana, cuando tienes más dinero, las decisiones tienden a tomarse de manera diferente”. Por este motivo, empezar a invertir con 500 o 1.000 euros permitirá a los ahorradores conocer qué nivel de riesgo están dispuestos a asumir y hasta dónde podría llegar su tolerancia respecto a posibles pérdidas.

Lo importante, en cualquier caso, es ahorrar e invertir con constancia, tal y como asegura Adrián Viturro, asesor financiero de Inversimply. “No es tan importante tener la bola de cristal de cuándo es el mejor momento, sino hacerlo lo antes posible porque cuanto antes empecemos a preparar cualquier objetivo vital, más fácil será lograrlo”.

Fondos de inversión, la opción preferida por los asesores

Aunque muchos ahorradores cuando oyen hablar de la bolsa tienen la idea de que se trata únicamente de invertir en una o varias acciones de determinadas compañías, lo cierto es que en los mercados existe una gran variedad de opciones tanto para quienes están empezando como para los más expertos.

En estos casos, cuando se trata de empezar, una de las mejores opciones para los asesores financieros son los fondos de inversión, ya que permiten, desde cantidades muy reducidas, poder diversificar la inversión, es decir, invertir en diferentes empresas a través de un solo producto. Además, para invertir en este tipo de productos no se necesitan mínimos de inversión demasiado elevados. En algunos casos, el mínimo podrá ser de un euro, 10 euros o el precio de una participación.

Si lo que se busca es rentabilizar el ahorro y dedicarle un menor tiempo, una opción parecida son los fondos indexados, cuya filosofía se basa en la réplica de un índice de bolsa concreto, como por ejemplo, el Ibex 35. La ventaja de estos productos respecto a los fondos de inversión tradicionales es su bajo coste, ya que no necesitan una gestión constante por parte de un equipo gestor, pues el fondo indexado invierte fundamentalmente en las acciones que repliquen a su índice de referencia.

Todos estos productos, no obstante, requieren cierto conocimiento financiero, ya que se pone en juego el dinero. Sin embargo, si apenas se tienen conocimientos pero se quiere rentabilizar el ahorro otra alternativa es la de los gestores automatizados, que, tras completar un test, configuran al inversor una cartera de fondos indexados en función de su perfil de riesgo y a un bajo coste. Y es que cuando se trata de invertir pequeñas cantidades, no solo resulta importante elegir bien el producto para rentabilizar el ahorro, sino también tratar de minimizar los costes.

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