Mina de oro

¿Invertir en e-combustibles? Así es el mercado que valdrá 85.000 millones en 2030

Según un reciente estudio, la demanda del hidrógeno verde, los biocombustibles avanzados y diversas técnicas como la electrólisis del agua, la fermentación de biomasa o la gasificación, podría multiplicarse por cinco en la próxima década.

Biocombustibles
¿Invertir en e-combustibles? Así es el mercado que valdrá 85.000 millones en 2030.
FREEPICK

Cuando se trata de inversiones en el sector de la energía, parece que los combustibles fósiles y las energías renovables copan la mayoría de las miradas. Pero hay un mercado que, a pesar de operar en un segundo plano, está experimentando un auge considerable: el de los e-combustibles. Una mina de oro a la que todavía no hemos prestado suficiente atención… Y que podría llegar a representar un mercado de hasta 90.000 millones de dólares, unos 85.000 millones de euros, de aquí a 2030.

Según un reciente estudio de McKinsey, la demanda de e-combustibles podría multiplicarse por cinco de aquí al año 2030. Esta cifra cobra relevancia cuando se compara con la proyección de la OPEP, que estima un mero incremento del 9% en la demanda de petróleo para el mismo período. Paralelamente, la Agencia Internacional de la energía atisbaba hace unas semanas el “principio del fin” de los combustibles fósiles, precisamente en 2030. El contraste en las tasas de crecimiento sugiere que los e-combustibles representan una opción de inversión cada vez más atractiva.

El ABC de los e-combustibles

Para entender el potencial de los e-combustibles, es vital comprender qué son. Estos combustibles se producen a partir de fuentes renovables y podrían contribuir de manera significativa a la reducción de las emisiones de CO2. Algunas de las fuentes son el hidrógeno verde, los biocombustibles avanzados y diversas técnicas como la electrólisis del agua, la fermentación de biomasa o la gasificación, las cuales se pueden impulsar con energías limpias como la solar o la eólica.

Pero, como en cualquier sector emergente, existen obstáculos a superar. La infraestructura actual está mayormente diseñada para los combustibles fósiles, lo que significa que se requiere una inversión considerable para adaptarse a los e-combustibles. Sin embargo, con las políticas y regulaciones ambientales que se están implementando, la transición hacia una matriz energética más limpia se está acelerando, y eso incluye el sector de los e-combustibles.

Una cuestión geopolítica

En este sentido, no se puede ignorar el papel que juega la geopolítica en este contexto. Tradicionalmente, los países con grandes reservas de crudo han ostentado una fuerte influencia geopolítica. Los e-combustibles, sin embargo, podrían cambiar el reparto del poder energético en el mundo, permitiendo que incluso las naciones sin reservas de combustibles fósiles puedan surgir como importantes productores de energía.

De acuerdo con el mismo informe de McKinsey, el valor total del mercado de e-combustibles podría llegar a los 90.000 millones de dólares de aquí 2030. Este dato es especialmente relevante para los inversores, que podrían encontrar en este mercado una combinación ideal de rentabilidad y sostenibilidad. Además, dentro del marco de la Agenda 2030 dispone de diversas ayudas o subvenciones, como los 66 millones de euros que aprobó el Gobierno el pasado agosto.

Es decir, que invertir en e-combustibles no solo es un paso adelante en el camino hacia un futuro más sostenible, sino también una estrategia inteligente en términos financieros. Porque, en un momento tan crítico en la lucha contra el cambio climático, los e-combustibles pueden desempeñar un papel fundamental. A medida que las políticas ambientales se vuelvan más estrictas, este mercado en crecimiento ofrecerá cada vez más oportunidades para inversores y para la sociedad en su conjunto.

Mostrar comentarios