Sueldos de entre 45.000 y 100.000 euros

Navantia saca la chequera para fichar en pandemia a ejecutivos en Deloitte o PwC

Incorpora una docena de directivos y ejecutivos de alto nivel mientras la contratación en los astilleros se atasca. La empresa lo justifica por la salida del 30% del equipo gestor en el plan de prejubilaciones.

Navantia
Navantia tiene pendiente la convocatoria de unas 300 plazas de trabajo en los astilleros.
EFE

Un nuevo director para la Asesoría Jurídica, un nuevo jefe para el Departamento de Asesoría Fiscal, un responsable de Riesgos de Ciberseguridad, un Director de Administración, otro para el Departamento de Compras, un jefe de innovación....y así hasta completar una lista que supera la docena de directivos, asesores y ejecutivos de alto nivel que en los últimos meses se han incorporado a la plantilla de Navantia en un contexto más que delicado, en el que la empresa incluso se ha visto obligada a detener durante varias semanas la actividad en sus astilleros y en el que las singulares circunstancias provocadas por la pandemia han condicionado la incorporación de 300 nuevos operarios a la plantilla de base de la empresa.

"Se trata de puestos con salarios que oscilan entre los 45.000 y los 100.000 euros, que se han cubierto de manera opaca, sin proporcionar información alguna a los sindicatos, que en gran medida se podrían haber cubierto con personal de la casa y cuya designación se ha realizado de forma totalmente discrecional por parte de la empresa", denuncian fuentes sindicales. No es una denuncia nueva. En el banco sindical late una indignación antigua a propósito de la supuesta oscuridad que envuelve los nombramientos de determinados cargos de responsabilidad, que se ocupan por decisión directa de los directivos de la casa y cuyas condiciones laborales y salariales son un misterio para los responsables de defender los intereses de los trabajadores.

Desde Navantia se rechaza esa versión. Se argumenta que al menos la mitad de esos nombramientos han sido fruto de procesos de selección desarrollados bajo los parámetros fijados por el Plan de Empleo pactado con los sindicatos y que los nombramientos de directivos responden en muchos casos a la salida de miembros del equipo gestor de Navantia en el marco del plan de prejubilaciones acordado en 2018  para rejuvenecer la plantilla del astillero público - cuya edad media ronda los 59 años - y que prevé la salida de 2.200 trabajadores mayores de 61 años durante el periodo 2019-2022, de los cuales 1.400 han salido ya.

Fuentes de la empresa pública subrayan que en ese proceso ha salido una tercera parte del equipo gestor y que solo uno de cada tres puestos vacantes se ha cubierto con externos, en tanto que para el resto se ha recurrido a la promoción interna de personal que ya trabajaba en la compañía.

"Es cierto que algunos de esos nombramientos se enmarcan dentro de lo previsto en el Plan de Empleo", conceden las fuentes sindicales consultadas, en relación a lo que denominan 'plazas corporativas'. "Pero eso no significa que el proceso se desarrolle con transparencia. Al final la cobertura de esas plazas se deja en manos de firmas de selección de personal, contratadas por la propia dirección de la empresa y sin que exista una motivación adecuada de por qué esos puestos no se han cubierto con personal de la empresa". Desde Navantia se objeta que la mayoría de las plazas se ofrecen primero al personal de la compañía que quiera optar a ellas y que sólo se cubren con externos cuando se trata de perfiles muy específicos que no se pueden encontrar dentro de la compañía.

La indignación sindical viene alimentada también por el retraso en la cobertura de las plazas comprometidas en el Plan de Empleo acordado en 2018. Subrayan que mientras se cubren las vacantes de directivos y ejecutivos hay todavía 300 plazas por cubrir las convocatorias de empleo comprometidas para el año 2020. Fuentes de la empresa pública explican que ese retraso se ha debido en parte a la circunstancias de la pandemia y en otra parte a problemas específicos que han surgido en determinadas factorías como la de Ferrol, pero que están en vía de solución y que la empresa cumplirá con sus compromisos de contratación.

El problema de la 'promoción externa'

Lo cierto es que de entre los últimos directivos incorporados por la firma solo el nuevo Director Comercial y de Desarrollo de Negocio, Francisco Javier Herrador, era un hombre de la casa, como anterior director del Astillero de la Bahía de Cádiz. La cúpula de Navantia ha decidido traerse a su nuevo Director de Administración de la Compañía Española de Sistemas Aeronáuticos (CESA); al nuevo director de Asesoría Fiscal del bufete Alier Abogados; al director de Asesoría Jurídica de la Abogacía del Estado en la Audiencia Nacional; al director de Compras, de Exide Technologies (matriz de Tudor) y al responsable de Riesgos de Ciberseguridad, de Deloitte.

La empresa se ha inclinado también por el talento 'de fuera' para cubrir otros cargos intermedios que se han cubierto en los últimos meses con personal procedente de firmas ajenas al naval como PwC, Seat o Gestamp, y otras vinculadas al sector como Marflet Marine.

Uno de los nombramientos que más ampollas ha levantado a nivel interno ha sido el del director de gabinete de la nueva presidenta de Navantia, Belén Gualda: Ricardo Domínguez García-Baquero. Con una dilatada trayectoria política, el que fuera director de gabinete de Rosa Aguilar durante su etapa como ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino ha desarrollado su carrera dentro del organigrama de la Junta de Andalucía como viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y posteriormente de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Tras la llegada al poder del PP en Andalucía, pasó a ser director de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero antes de pasar a la mayor empresa industrial pública del país.

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