La subida del precio de los alimentos, que sólo el pasado mes de febrero se encarecieron un 16,6% (al nivel más elevado desde que el Instituto Nacional de Estadística elabora la serie mensual del IPC) perjudica más al bolsillo de los españoles que al del resto de ciudadanos de la Eurozona. Pese a que su evolución ha sido muy similar en nuestro país y en el conjunto de la región desde 2021, este tipo de productos tiene un mayor peso en la cesta de consumo nacional, lo que ha provocado que su contribución a la tasa de inflación general haya sido superior.
Es una de las principales conclusiones que el Banco de España (BdE) incluye en el artículo de su Boletín Económico 'Evolución reciente de los precios de consumo de los alimentos en el área del euro y en España', publicado este miércoles. El organismo observa una cierta heterogeneidad en el repunte de los precios de las distintas clases de alimentos, destacando, "por su intensidad y por su importancia en la cesta de consumo", los precios de los productos alimenticios relacionados con los cereales y con la leche. El regulador explica que la evolución de estos precios habría estado ligada, fundamentalmente, a factores de oferta de naturaleza eminentemente global.
De cara al futuro, teniendo en cuenta la moderación observada recientemente en los precios de las materias primas, el BdE espera "una cierta desaceleración en los incrementos de los precios de los alimentos en el área del euro y en España". Con todo, en el organismo capitaneado por Pablo Hernández de Cos, inciden en que existe una elevada incertidumbre acerca de los efectos que pueda tener la sequía observada en Europa a lo largo del último año sobre la producción agrícola y, por tanto, sobre los precios de los alimentos de cara a este ejercicio. Además, la guerra en Ucrania "representa también un foco de elevada incertidumbre desde el punto de vista de los precios de los alimentos", dada la relevancia de Rusia y Ucrania en los mercados mundiales de cereales, apunta en su informe.
En el conjunto del área del euro, el alza interanual de los alimentos, bebidas y tabaco fue del 14,7% en España en diciembre frente al 13,8% del conjunto del área del euro. Hasta ese momento eran "registros sin precedentes" desde el inicio en las series estadísticas en 1997 -si bien han sido superados a comienzos de este año-. El encarecimiento de los alimentos ha sido especialmente acusado en los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia), y en Eslovaquia, que han tenido que hacer frente a alzas interanuales superiores al 20% en el cuarto trimestre de 2022. Esto ha sido así, en buena medida, por su exposición mayor a las importaciones de alimentos y fertilizantes provenientes de Rusia, Ucrania y de Bielorrusia.
Fuerte alza del precio de los aceites, las grasas o la leche
El informe destaca el incremento que han registrado determinados productos, como los aceites y las grasas, que se dispararon un 31,2% entre octubre y diciembre en relación al mismo periodo del ejercicio previo tanto en el área del euro como en España. Mientras, el grupo formado por la leche, el queso y los huevos registró un aumento de los precios del 23,6% en la Eurozona frente al 24,9% de España; y la subida es también 2,4 puntos porcentuales más baja en el conjunto de la región que a nivel nacional en el caso del pan y los cereales, que aumentaron un 16,9% en el área del euro.
Por detrás de estos productos, las legumbres y hortalizas, de un lado, y las carnes, de otro, fueron la cuarta y la quinta clase de alimentos más inflacionistas, entre los países que comparten el euro. Las dos rúbricas contribuyen de forma notable a la inflación general en ambas áreas geográficas (0,9 puntos porcentuales en la Eurozona y 1,1 puntos en España), por su elevado peso en la cesta de consumo de los hogares
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