Garamendi desvela a sus socios en notas internas que 'vetará' otra subida del SMI

  • La patronal rechaza apoyar otro aumento del salario mínimo ante el frenazo del PIB y la evolución plana del IPC, mientras Sánchez Llibre rompe filas.
Sánchez quiere que Garamendi acepte un acuerdo laboral de mínimos con los sindicatos
Sánchez quiere que Garamendi acepte un acuerdo laboral de mínimos con los sindicatos
Moncloa

La CEOE ha definido su posicionamiento de cara a la consulta preceptiva que le hará el Gobierno antes de que acabe el año para fijar la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2020. Según consta en notas internas dirigidas a distintos socios de la Confederación a las que ha tenido acceso este diario, la patronal no apoyará un nuevo incremento de este sueldo legal de referencia –fijado ahora en 900 euros– basándose en la evolución plana del Índice de Precios de Consumo (IPC) en 2019 y en las previsiones de enfriamiento y ralentización de la economía para 2020. 

Fijar el salario mínimo para el ejercicio siguiente es potestad exclusivamente del Ejecutivo, tal y como establece la legislación. Si bien el artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores obliga a consultar previamente con las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales, lo cierto es que se trata de una consulta meramente preceptiva. Y la CEOE ya ha decidido su respuesta: dirá 'no' a Pedro Sánchez cuando en diciembre les traslade sus planes para el SMI.

El presidente en funciones ya ha anunciado su intención de subirlo progresivamente, hasta alcanzar el 60% del salario medio –unos 1.200 euros mensuales– al final de la próxima legislatura, en 2023. Y, de hecho, los empresarios ya se están preparando para encajar el primer 'golpe' a su factura de costes laborales en 2020. Dan por hecho que Sánchez aprobará un nuevo impulso al SMI para el año que viene porque lo contrario implicaría congelarlo y eso solo ha pasado dos veces en la historia: en 2012 y en 2014, en ambos casos bajo Gobiernos de Mariano Rajoy que alegaron como motivo principal la crisis económica.

Y aunque desde el Ministerio de Trabajo se han mostrado partidarios de que la decisión del Gobierno se fundamente en el acuerdo de las organizaciones empresariales y sindicales, en la patronal no olvidan que Sánchez se saltó el diálogo social para pactar directamente con Pablo Iglesias una subida del SMI del 22,3% en 2019, hasta los 900 euros mensuales, a cambio del apoyo de Unidas Podemos a los Presupuestos, que finalmente fracasaron y acabaron por tumbar la legislatura y precipitar las elecciones del 28-A.

Por eso, ahora, Antonio Garamendi se va a plantar ante Sánchez. Para el presidente de la patronal es fundamental que se respete el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que establece un salario mínimo en convenio de 1.000 euros brutos en 14 pagas en 2020. Cosa distinta es el SMI, cuya subida implica el alza de las bases mínimas de cotización a la Seguridad Social en la misma proporción. Un encarecimiento de la contratación que no parece oportuno para los empresarios en un momento en el que todas las previsiones certifican ya el frenazo en seco de la economía y del empleo.

Foment se desmarca

En todo caso, la postura de la CEOE no es unánime. Cuando las distintas facciones de la patronal no han terminado de salvar sus diferencias en torno al conflicto catalán derivado de la sentencia del 'procés', el SMI vuelve a dividir a los empresarios. Mientras Garamendi rechaza de plano nuevas subidas en la actual fase de desaceleración de la economía, su vicepresidente catalán, Josep Sánchez Llibre, se desmarca del discurso reinante en la Confederación y apuesta abiertamente por aumentar el sueldo mínimo legal en España para acabar con la precariedad que se ha cebado con el mercado laboral tras la crisis.

Sánchez Llibre ha roto filas esta misma semana. El lunes, el Instituto de Estudios Estratégicos de Foment del Treball, el 'think tank' de la patronal catalana que preside, proponía subir el salario mínimo en un documento titulado 'Por un nuevo pacto social. Ante los retos del capitalismo y la democracia', donde se señala que la desigualdad, la excesiva precariedad de muchos empleos y los bajos salarios son un factor de inestabilidad y pueden poner en riesgo el crecimiento económico. Si bien el laboratorio de ideas y sus responsables evitaron cuantificar la subida del SMI o indicar cuándo habría que alcanzarlo.

No es la primera vez, no obstante, que el también vicepresidente de la CEOE apoya la subida del salario mínimo. Ya lo hizo el año pasado,  desmarcándose de los planteamientos más alarmistas de la CEOE. Fuentes de la patronal leen la propuesta de Foment en clave política, pues conecta con una iniciativa que está en estos momentos en el Parlament, que suscriben también los sindicatos de Cataluña, y que mira de reojo a contentar a un futuro tripartito que podría surgir a principios de 2020 entre ERC, PSC y los comunes.

De cualquier manera, es el posicionamiento de la CEOE, encabezado por Garamendi, el que se trasladará a Sánchez cuando éste plantee a los empresarios su maniobra para el SMI a finales de año. Dentro de la patronal se extiende el pensamiento de que el AENC ya fijó los 1.000 euros de salario mínimo en convenio y se debería dejar a los agentes sociales llegar a esa cifra mediante pactos, y no por decreto. Ese será uno de los argumentos para rechazar una nueva subida del salario mínimo. El otro, que la economía se frena, con ella la creación de empleo, y no es el momento de elevar los costes laborales.

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