Sin problemas con la financiación

La gran banca ahuyenta el rescate y a los 'hombres de negro': lo fía todo al Tesoro

  • Al contrario de lo que ocurrió en 2012, las entidades financieras cuentan con suficiente liquidez para afrontar las consecuencias de la pandemia. 
Fotografía Nadia Calviño / EFE
Fotografía Nadia Calviño / EFE

La sombra del rescate vuelve a estar sobre España. La situación económica derivada de la pandemia del coronavirus, con un parón de casi todos los sectores que se alarga ya durante dos meses, ha propiciado que en el Congreso de los Diputados -y también en la calle- vuelva a hablarse de la palabra rescate. Pero la situación dista mucho de la que se vivió en 2012 y la principal diferencia está en uno de los sectores clave de la economía, la banca, que por ahora descarta la necesidad de que España necesite el dinero de la Unión Europea y se apoya en la relativa facilidad de financiación. 

En el aire está la posible petición de la cuota del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate constituido tras la crisis de 2008, al que se han referido tanto el presidente italiano, Giuseppe Conte, como una de las agencias de calificación crediticias más importantes, Moody's, en los últimos unos días. Mientra tanto, la vicepresidenta de Asuntos Económicos ha sido preguntada en varias ocasiones durante su última comparecencia en el Congreso por este tema, pero esquivó la respuesta, algo que ha hecho crecer las dudas. 

La gran banca parece tenerlo claro, para ellos la situación no se parece en nada a la de la última crisis. El primero en manifestarse en este sentido fue José Sevilla, consejero delegado de Bankia y segundo espada de José Ignacio Goirigolzarri. El actual directivo del banco que sí que necesitó esta ayuda de Europa tras la anterior crisis fue tajante con sus palabras al afirmar que no considera necesaria la actuación del MEDE en estos momentos apoyándose en lo bien que se está financiando España a través de los bonos del Tesoro. "Tendría sentido si España tuviera dificultades para financiarse, pero en las últimas subastas del Tesoro hemos visto un éxito con una gran demanda de inversores institucionales", señalaba.

En este sentido, Sevilla restaba importancia a esta posibilidad y redundaba en la idea de que "el volumen al que se está financiando el Estado español es bueno. No hay urgencia. La financiación del MEDE se enmarca más con las conversaciones que hay en Europa", respondía. Lo cierto es que en las últimas operciones de este tipo, España ha tenido la  sobredemanda "más alta recibida por cualquier emisor público o privado para una sola referencia", en palabras de la propia Calviño, por lo que ambas opiniones van en la misma línea. Pero son precisamente las conversaciones que se están llevando a cabo en Bruselas las que han ido eliminando varias de las opciones que el Ejecutivo de Pedro Sánchez a través de la propia viceperesidenta económica se había ido planteando. 

Primero fueron los coronabonos, que se quedaron aparcados ante la falta de un acuerdo europeo, y después el fondo de 1,5 billones financiado con deuda perpetua, una propuesta que está siendo la principal arma política, pero de momento sin ningún resultado. Es por ello que desde la banca se piden gestos a Bruselas, pero no en el sentido del rescate. Así, José Antonio Álvarez, CEO de Banco Santander, también señalaba hace unos días que es necesario un gesto de la Unión Europea, mostrándose seguro de que las autoridades podrán en marcha medidas para mitigar las diferencias entre países, ya que los daños llegan también al nivel más micro de la economía. 

Otro de los grandes banqueros del Ibex, Carlos Torres, presidente de BBVA, ponía sobre la mesa las dificultades del sector púbico con las cuentas públicas, si bien apuntaba en una dirección muy similar. "Es muy importante ir en las ayudas más allá de la capacidad de cada Estado, que se tomen a nivel europeo para que no se produzcan asimetrías en función del espacio fiscal de cada país. Tiene sentido usar recursos públicos en esta coyuntura, pero no que cada Estado adopte medidas en función de lo que puede hacer, sino paneuropeos", señalaba. Es este sentido, precisamente, el que hace dejar atrás la idea del rescate, ya que mientras la crisis sea simétrica y todos los países caminen al mismo tiempo, el fantasma se mantendrá alejado.

Esta situación que ahora se vive, y de la que en privado se habla más abiertamente, tiene que ver con el nivel de liquidez y de capital con el que cuentan los bancos en este momento, gracias a los colchones y a las subastas de TLTRO del BCE, más allá de la relativa facilidad con la que empresas y sector público están logrando financiación. La postura de la banca, que no ve necesario el rescate, dista mucho de la que se vivía en España en pleno 2012 cuando la sombra de los hombres de negro era cada vez más alargada. 

En aquel entonces, las grandes cotizadas del Ibex estaban encontrando cada vez más dificultades para financiarse y veían la opción de un rescate como una posibilidad para que la prima de riesgo bajase y pudiesen acceder a la liquidez de forma más barata. Por ello, los más destacados ejecutivos del Ibex desfilaban por los despachos de Mariano Rajoy y su equipo económico para tratar de lograr una salvación que les permitiese dejar de sentirse estrangulados en el mercado. Los enfrentamientos con el Gobieno de Rajoy se sucedían, y la tensión llegó a un punto que algunos de los más ilustres directivos de las cotizadas fueron expulsados de Moncloa al pedir el rescate de Europa.

Lo cierto es que ahora, y pese a la coincidencia de posturas públicas con el Gobierno, la relación de la banca y el Ejecutivo de Pedro Sánchez no es tan fluida como lo fue en el citado momento, según confirman fuentes conocedoras. Tanto es así que el secretario general del Partido Popular, Pablo Casado, ató el apoyo de gran parte del Ibex antes de decidir definitivamente romper con el PSOE y Unidas Podemos a la hora de votar sobre la última ampliación del estado de alarma. La gran banca, tal y como se ha visto con sus posturas, mira a las medidas ya puestas en marcha, como las ayudas del BEI y la nueva línea para gasto sanitario del MEDE, mientras el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Finanzas, Paolo Gentiloni, señalaban en una carta que un hipotético rescate no conllevaría el desembarco de los temidos 'hombres de negro'. Campo abonado.

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