Probablemente, ha sido el inicio de ejercicio más complicado de los últimos años para El Corte Inglés. De hecho, la crisis del coronavirus ha planteado retos hasta ahora desconocidos en materia de logística para la cadena de grandes almacenes que, sin embargo, ha sido una de las empresas del retail que mejor ha respondido a la demanda de los consumidores. Por eso, una de las decisiones que presumiblemente se tomarán este domingo en la junta anual de la compañía es el recorte de dividendo en una cuantía significativa con respecto al año pasado; una decisión que podría estar influida tambión por la necesidad de acaparar recursos de cara a la futura creación de una red de distribución propia, cuya puesta en funcionamiento podría tener luar incluso a lo largo de este año.
Porque el único pero que se le puede achacar a El Corte Inglés durante la pandemia es que la logística se ha quedado algo coja en la denominada 'última milla': la estrategia de venta online desde que comenzara el estado de alarma a mediados de marzo ha pasado por un sistema 'click&collect', basado en la compra de artículos a través de la web y su posterior recogida en el aparcamiento de los grandes almacenes. Una fórmula que ha funcionado realmente bien -para los supermercados- hasta el fin del confinamiento, pero que se antoja algo deficitaria de cara a la nueva normalidad.
Especialmente porque en estos últimos meses las compras online se han disparado por encima del 50% más que el año anterior. Un crecimiento que, al margen de suponer una aceleración de la transformación digital de las empresas, en el sector retail supone un cambio crucial en los hábitos de consumo: cada vez más, el cliente exige que el vendedor le entregue a domicilio cualquier producto. De ahí la importancia que tiene para El Corte Inglés la creación de un nuevo operador logístico propio, que le sirva para rivalizar con gigantes como Amazon o los grandes supermercados, que ahora ya no sufren retrasos debido al colapso que ocasionó durante tres meses el confinamiento.
Por eso, ha contratado desde el mes pasado dos acciones paralelas para lograrlo. Por un lado, AT Kearney -consultora que ha participado en otros proyectos similares de El Corte Inglés- es la encargada del análisis estratégico de una hipotética nueva empresa logística de la compañía. Es decir, que su labor es sopesar la viabilidad de un nuevo modelo que aprovecharía las enormes posibilidades de la red comercial del grupo, con casi un centenar de grandes almacenes en toda España más otros cientos de tiendas de Sfera, Supercor, Óptica 2000...
La segunda clave de la operación es la búsqueda de un socio para dar forma a esa nueva empresa logística, una tarea encomendada a la consultora Goldman Sachs. La idea de El Corte Inglés es formar una 'joint venture', es decir, una sociedad conjunta con algún peso pesado del sector. Y, para ello, no se descarta que en lo que resta de ejercicio -que termina en febrero de 2021- se termine formalizando esta nueva empresa logística, tal y como apuntan fuentes conocedoras de la operación a 'La Información', que aún así señalan que por el momento se encuentra en una fase inicial.
Dudas sobre el dividendo tras solicitar el crédito ICO
Otro de los factores que podría influir en el recorte de dividendo es la interpretación de la normativa referida a las solicitudes de créditos ICO, algo que hizo hace un par de semanas El Corte Inglés. En concreto, y según reza la resolución publicada en el BOE el pasado 6 de mayo, los créditos ICO se podrán utilizar "exclusivamente para atender las necesidades de liquidez de la empresa, sin emplear los fondos para otros fines como el pago de dividendos". En este sentido, El Corte Inglés ha utilizado esta línea de crédito para reestructurar parte de los 1.341 millones que solicitó a los bancos el pasado mes de abril.
Teóricamente, la norma establece que cuando una empresa recurre al ICO no puede utilizar esos fondos para repartir dividendo durante el ejercicio en el que se solicitó. Es decir, que solo afectaría al presente año fiscal de El Corte Inglés -que acabó el pasado febrero-, mientras que el texto publicado en el BOE no especifica si esos 960 millones se podrían utilizar para repartir el dividendo de ejercicios pasados, como es el caso. Por eso, fuentes relacionadas con los inversores del grupo dudan de que, en efecto, la norma pueda afectar al reparto de dividendo de 2019.
De hecho, a pesar de que las últimas cuentas presentadas por El Corte Inglés reflejan un beneficio de 310 millones de euros y del ligero incremento de ventas -hasta los 15.260 millones- en 2019, la perspectiva negativa para el año que viene -en el que podría entrar en pérdidas- también podrían resultar un condicionante a la hora de decidir si repartir o no dividendo. El año pasado, se repartieron un total de 75 millones de euros con cargo a 2018 entre los socios del grupo. La junta del domingo decidirá la cuantía del dividendo si es que finalmente la empresa decide distribuir parte de su beneficio entre los accionistas. En cualquier caso parece seguro que el recorte será muy fuerte.
Sea como fuere, la decisión se tomará en plena controversia por la disputa entre el actual consejo de administración de El Corte Inglés, controlado por las hermanas Álvarez, y el presidente del grupo entre 2014 y 2018, Dimas Gimeno. Este último permanece como accionista minoritario del gigante de la distribución a través de IASA, una sociedad instrumental en la que tienen la mayoría las herederas principales de Isidoro Álvarez. La paradoja es que, de no aprobarse el reparto de dividendos, uno de los principales perjudicados sería el propio Gimeno, que vería bloqueados unos ingresos que se supone son claves para asumir con plenas garantías los créditos bancarios consignados para mantener los títulos en El Corte Inglés.
