Balance de la empresa

Digi ampliará equipos pero a menor ritmo: 1.500 empleos en seis años con despliegues

Asegura que la expansión de red futura implicará estos crecimientos. Alcanza 8,5 millones de hogares con fibra en noviembre. El CEO asegura que la organización está "bastante madura" y seguirá creciendo pero "no a este ritmo".

Marius Varzaru, CEO de Digi
Marius Varzaru, consejero delegado de Digi en España.
Getty Images

Los tres últimos años de Digi han sido todo un 'rally'. No sólo en despliegue propio, sino en crecimiento en negocio y también en plantilla. Esta es la más relevante en contratación directa de entre las compañías más allá de Telefónica. A partir de ahora, tras al explosión vivida en en este tiempo, el crecimiento se mantendrá pero "no a este ritmo", asegura el consejero delegado en España, Marius Varzaru. Esperan sumar unos 1.500 empleos en los próximos "seis o siete años", lo que supone una velocidad sensiblemente inferior. El ritmo de avance de su red propia tras los 'remedios' de la fusión de Orange y Másmóvil se mantendrá, pero ya con los equipos en cierta manera estabilizados.

El caso de la compañía rumana ha sido una 'rara avis' en el sector de las telecomunicaciones, que ha tendido a la subcontratación de los despliegues o la atención al cliente en 'call centers'. Los rumanos han decidido mantener dentro de su estructura esos equipos. Esto ha llevado su plantilla directa a unos 7.500 empleados, muy por encima de las estructuras propias de Vodafone o Másmóvil. Este esfuerzo se ha producido por su fuerte crecimiento en el mercado y por la aceleración en la expansión de fibra. Lo que se vivirá a partir de ahora será un crecimiento más moderado.

Varzaru aseguraba este lunes en un encuentro informal con medios que se ha alcanzado una cierta madurez en esa estructura laboral. En 2020, el año marcado por la pandemia, la plantilla del operador contaba con apenas 2.200 trabajadores, según los datos desglosados en sus informes. En 2021 casi se duplicó hasta los 4.100. El pasado ejercicio llegaron a algo más de 6.100. A finales de este año suma unos 7.500, según el CEO. Y el objetivo es que esa rápida evolución se ralentice debido a que la estructura especialmente la referida a los despliegues se ha adecuado al ritmo de éstos, que se mantendrán en los próximos años. Por eso se espera que en "seis o siete años" la subida sea de apenas 1.500 vinculados a esa expansión de infraestructura.

Más despliegues

En Rumanía, mercado de origen de la compañía, la estructura ha sido muy similar en cuanto al crecimiento de la plantilla con una fuerte subida en la primera fase de los despliegues y, posteriormente, una estabilización para luego reducirla o reabsorberla en diferentes áreas cuando esos trabajos vayan tendiendo a la consolidación. Pese a que la aceleración para llevar la red a los hogares ha sido alta, aún queda margen durante los próximos años. 

Según sus propias cifras, se ha alcanzado una red propia de 8,5 millones de domicilios pasados. De esos, unos 7,5 millones son de altas prestaciones (10 gigabits por segundo). Hasta ahora se han centrado en los centros urbanos y en este terreno aún queda mucho por hacer. Hay que recordar que su base de clientes suma 1,2 millones. "Esa red no está a la venta, pero estamos abiertos a oportunidades y consideraremos esta cuestión o este tema en el momento apropiado", aseguraba el consejero delegado del grupo, Serghei Bulgac, durante la última conferencia con analistas hace un mes.

A la espera de Bruselas

Los rumanos siguen a la espera de que se certifique por parte de la Comisión Europea el acuerdo de 'remedios' planteado por Orange y Másmóvil para la fusión a través de una 'joint venture'. En ese pacto, ellos son los compradores del espectro radioeléctrico y el potencial cliente de un contrato mayorista opcional sobre la infraestructura de los franceses. En el mejor de los escenarios habrá acuerdo en febrero para que se cierre definitivamente la transacción en marzo, pero sigue habiendo posibilidades de más retrasos por parte de Bruselas. Eso sí, la compañía dirigida por Varzaru no dispondrá de las frecuencias hasta 2025.

En el seno de la empresa se toman con cierta tranquilidad qué hacer en el mercado y cómo jugar sus cartas. Aún deben decidir qué hacer con esos 'remedios'. Por un lado, tendrán que elegir si se mantienen como un operador móvil virtual puro sin infraestructura de red. Por otro deben medir cuándo sentarse con Telefónica para exigir una mejora del contrato mayorista con el argumento de la opción de irse a Orange a condiciones relativamente ventajosas. Por ahora, la dueña de Movistar siempre ha sido la primera opción.

En el lado comercial, la empresa sigue manteniendo su perfil agresivo respecto a los precios y su propuesta de 'ultra low cost'. Plantean que mantendrán las tarifas sin cambios al alza, como ya hicieran en 2022 -cuando la mayoría de telecos decidieron subirlas, vinculándolas al IPC o directamente trasladando los mayores costes-. Ya el mismo día la firma del acuerdo en el marco de la fusión, anunció un recorte de algunas tarifas y la mejora con más datos sin ningún tipo de impacto. Seguirán ejerciendo de 'Maverick' y presionando en la zona más baja del mercado.

En los nueve primeros meses de este año la empresa ha mantenido el pie pisado a fondo en el acelerador. En ese periodo sumó 720.000 portabilidades a sus redes en España. Pasó de 357 a 466 millones de euros de ingresos (un 30% más) y su Ebitda -resultado bruto de explotación- ajustado se situó en los 92 millones de euros. Esto supone un margen que ha mejorado de manera sensible respecto al año pasado hasta rozar el 20%, aunque sigue siendo muy bajo respecto a la media de los otros operadores ya establecidos del mercado.

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