Internacionalización de Renfe

Hacienda se tienta la ropa con la compra de Renfe sobre el operador Leo Express

El ministerio dirigido por María Jesús Montero envía a Renfe un análisis sobre una compra que la operadora estatal considera clave para su proceso de crecimiento fuera de España. 

Renfe AVE hidrógeno
Un tren de Renfe. 
Europa Press

Nuevo capítulo en una de las operaciones más importantes para Renfe en su internacionalización. Con la vista puesta en el posible impacto en las arcas públicas, el Ministerio de Hacienda ha elaborado ya su informe sobre la compra de la compañía Leo Express, presente en el negocio ferroviario de Eslovaquia, la República Checa y Polonia y en otros negocios de transporte como el autobús, por parte del operador ferroviario estatal y lo ha remitido a su dirección. El movimiento del ministerio es un requisito necesario y esperado por la compañía que preside Isaías Táboas, que anunció en marzo su intención de expandirse por Europa a través de la adquisición de la mitad de esta compañía.

Fuentes del ministerio dirigido por María Jesús Montero explican a La Información, no obstante, que en el informe se han incluido distintas “observaciones” sobre la operación. En todo caso, las mismas voces evitaron explicar si dichas enmiendas suponen un freno a la compra de parte de Leo Express, compañía que transportó 2,4 millones de viajeros en 2019 y alcanzó unos ingresos de 40 millones de euros.

El visto bueno de Hacienda es imprescindible para la operación. Renfe anunció en marzo que estaba en negociaciones avanzadas por la compra del operador checo, pero necesita el plácet del Gobierno. Meses más tarde, el presidente de la compañía actualizaba la situación y aseguraba que esperaba un sí de Hacienda para antes del verano. “Las oportunidades pasan”, advirtió Táboas en referencia a este trámite. Las declaraciones de la compañía enfriaban un anuncio que, de acuerdo a distintas fuentes, se precipitó tras la publicación por error en septiembre de 2020 de un encargo de 'due dilligence' a Pwc para explorar esta opción de crecimiento en Europa.

Renfe podría hacerse hasta con el 50% de la compañía checa

Queda por ver la decisión final de Renfe tras estudiar las observaciones de Hacienda. La intención inicial era hacerse con un paquete de acciones que alcanzarían el 50% de la compañía, aunque la propia Renfe matizó poco después en otra comunicación que la entrada en Leo Express era por “casi la mitad” del capital social, esto es, no tener la mayoría accionarial y, por tanto, no influir sobre las decisiones estratégicas. Fundada y gestionada por la familia Novotný, Leo Express es ahora mismo una compañía con un fuerte endeudamiento y con un negocio venido a menos por la pandemia del coronavirus, como advirtió el auditor TPA en las últimas cuentas de la compañía. La intención de buscar un socio estratégico es conocida de sobra en el mercado, pues otros candidatos pusieron sus ojos sobre la compañía antes que Renfe. 

Un paso más en la internacionalización

La compra de Leo Express forma parte de la estrategia de internacionalización de Renfe y está en línea con los movimientos del sector ferroviario, donde operadores incumbentes se han hecho con otros más pequeños de países extranjeros. Por ejemplo, la SNCF francesa tiene una participación del 26% en la austriaca Westbahn y Deutsche Bahn, su homólogo alemán, controla la británica Arriva desde 2010. 

Ahora, la compañía dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) quiere impulsar su estrategia de crecimiento con una operación inorgánica. La compra de la mitad del capital social de la compañía checa de los Novotný supondría un nuevo salto fuera del mercado nacional y seguiría la hoja de ruta que Táboas ha expuesto en distintas ocasiones. La previsión de Renfe es que los ingresos desde fuera de España representen, al menos, un 10% del total del negocio dentro de siete años. Lo lleva intentando hace años, con otras operaciones frustradas como la entrada en el AVE británico, donde se quedó fuera y no pudo operar la línea del alta velocidad entre Londres y Birmingham. 

Se trata, por tanto, de una apuesta a futuro, pues la compra del operador checo también permite a Renfe disponer de los recursos y licencias para optar a licitaciones de Obligaciones de Servicio Público (OSP) en otros países de Europa como Alemania. A ello se suma la actividad de Leo Express en servicios inexplorados para Renfe como el coche compartido. La firma checa creó el grupo Smilecar y más tarde, en 2018, lo fusionó con Hoppygo, del grupo Skoda.

Con todo, la plaza europea de Renfe más importante ahora mismo, con permiso de España, es la de Francia. La compañía quiere entrar en el país vecino en alta velocidad y otras modalidades de transporte ferroviario, aprovechando la liberalización que se está produciendo en Europa. De momento, la aventura no está respondiendo a lo esperado y Renfe no ha dudado en criticar las barreras de entrada para competir. Su intención es lanzar el AVE a través de dos líneas entre Lyon y las ciudades de Montpellier y Marsella.

Más allá de Europa, Renfe cuenta con los proyectos del AVE a La Meca y el Tren Maya. El primero nació de la adjudicación a un consorcio hispano-saudí en enero de 2012 por 6.736 millones de euros; el segundo se localiza en México, donde el operador español consiguió en un primer momento un contrato como operador en sombra en consorcio con Deutsche Bahn y con la ingeniería española Ineco. 

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