Turbulencias en Air Europa

Hidalgo lleva al límite a IAG pese a que su hijo es cercano a la entrada de SEPI

El creador de la aerolínea y del holding Globalia se mantiene férreo en sus posturas, mientras que su hijo, quien firmó el acuerdo de 2019 y la reedición en 2021, es más realista sobre las posibilidades de la compañía.

Juan José Hidalgo Air Europa Globalia
El fundador de Air Europa, Juan José Hidalgo.
Agencia EFE

Después de más de 1.100 días desde que se firmara el primer acuerdo, la operación por resolver el futuro de Air Europa pasa por un estado de continuos avances y retrocesos. La venta frustrada no solo ha estado marcada por los efectos de la crisis covid-19 sobre la aviación comercial, sino por el notable carácter de quienes participan de las negociaciones. Y entre todos ellos destacan dos por encima del resto: Juan José Hidalgo, fundador de la compañía y el holding Globalia, y su hijo Javier. Siguen en el día a día de la negociación y mantienen diferencias sobre cómo resolver el entuerto entre ambas compañías y la participación del Estado, acreedor y garante de la continuidad de la compañía.

Distintas fuentes consultadas apuntan a que mientras Juan José Hidalgo mantiene líneas rojas con Iberia y, sobre todo, con la posible entrada del Estado en el capital, su hijo siempre se muestra más flexible con Luis Gallego, presidente de IAG y su interlocutor principal, al entender que el papel de la SEPI es fundamental para resolver el entuerto. El holding del Ministerio de Hacienda, que cuenta con dos hombres dentro del consejo de administración en la aerolínea, debe recuperar en los próximos cuatro años los 475 millones que ha prestado. 

La propia vicepresidenta Nadia Calviño ya amagó con convertir en capital parte de esa deuda y entrar como accionista de la compañía. Fueron esas declaraciones las que llevaron al empresario salmantino a romper su silencio por primera vez y declarar oficialmente ante varios medios que la venta entraba en un punto muerto. "Estoy preparado para sacar adelante Air Europa sin nadie", afirmó tajantemente. Posteriormente, añadió que tenía un plan alternativo. Esta hoja de ruta pasaba por resistir un tiempo en solitario, habida cuenta que el tráfico aéreo se está recuperando y los primeros vencimientos de deuda no llegarán hasta 2024. 

El juego de posiciones ya se ha visibilizado en los distintos acuerdos firmados desde 2019 hasta hoy. El primer pacto, el de noviembre, supuso desprenderse de la compañía por 1.000 millones de euros, una cifra notable habida cuenta de que era la misma cantidad con la que el gigante chino HNA especuló ofrecer hace unos años no solo por la aerolínea, sino por todo el holding turístico de la familia, desde los hoteles Be Live hasta la red de agencias Halcón y Viajes Ecuador. "Supone un fortalecimiento del presente y futuro de la compañía", dijo Javier Hidalgo en el comunicado del grupo hispano-británico, en el que añadió que "será un éxito que Air Europa se incorpore a un Grupo como IAG". En la reedición del pacto, en la que el precio de la compra se reducía a la mitad, se limitó a afirmar que el nuevo acuerdo se había llevado a cabo tras "un gran esfuerzo de todos".

Juan José Hidalgo, quien siempre soñó con desbancar a Iberia en las rutas hacia Latinoamérica desde el aeropuerto de Madrid-Barajas e incluso intentó hacerse con ella en 2007, mostraría su parecer días después del primer acuerdo. Lo hizo negándose a realizar valoraciones y emplazando a los periodistas a hablar con su hijo: "El único que tiene todos esos datos y lo ha llevado (la operación) es mi hijo Javier. Llámelo a él", dijo. El pulso del creador de Globalia con la antigua aerolínea de bandera siempre estuvo presente. A ello se suma que en febrero de 2019, meses antes del acuerdo de la venta, Pepe Aviones, como así se le conoce popularmente, afirmó en plenas negociaciones por el brexit que no había de qué lamentarse si Iberia no podía "seguir en este país”.

Juan José Hidalgo se negó a hablar sobre la venta de Air Europa días después del primer acuerdo y alegó que la operación había sido pilotada por su hijo

El papel de Javier Hidalgo en Air Europa, al igual que el de sus dos hermanas, Cristina y Maria José, ha estado lleno de altibajos. Recibió en 2013 una carta de despido de su padre y posteriormente vendió el 5% de sus acciones a la familia Matutes. Años más tarde, regresaría a la que fue su casa como consejero delegado y se hizo con un nuevo paquete accionarial de aproximadamente el 10% de los títulos. Su último capítulo en la compañía lo escribió el pasado año, cuando cesó de todos sus cargos en Globalia en un momento que el holding estaba en plena reducción tras la fusión de sus agencias con las de la familia Barceló y la posible venta de sus hoteles.

El tiempo corre y la operación sigue sin despejarse. Los intereses cruzados de los interesados siguen siendo un obstáculo para avanzar. De un lado, Iberia ya no quiere tomar una posición en la compañía del 100%, sino de hasta el 50% del capital social, para poder  esquivar la consolidación y no tener que sumar la deuda de Air Europa a la del grupo IAG, cuyo pasivo ha crecido enormemente desde marzo de 2020 para reforzar la liquidez de otras aerolíneas del grupo como British Airways. Por otro, la entrada de SEPI y la dilución en el capital de la familia fundadora arruina las previsiones iniciales de los Hidalgo de cerrar la venta con grandes plusvalías, al mismo tiempo que les deja sin mando en plaza sobre el rumbo del proyecto. Y el Estado, por su parte, necesita la participación de Iberia para garantizar que la compañía sigue adelante  -podrá recuperar así el dinero- y evitar, o en todo caso camuflar, la nacionalización de Air Europa, que avivaría los fantasmas de una nueva Alitalia.

 

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